Fernando Alonso y Carlos Sainz trabajan para recuperar el bache de resultados que pasan
En Ferrari necesitan solventar un grave problema conceptual que va a lastrar sus resultados durante las carreras que quedan
El antiguo aeródromo militar de Silverstone, devenido en la sede del Gran Premio de Fórmula 1 de Inglaterra, fue testigo el pasado fin de semana de varias escenas ‘españolas’. La menos celebrada y muy poco visible fue coprotagonizada por el actor Javier Bardem. El marido de Penélope Cruz no estaba de espectador, como Shakira, sino que fue trabajando. Impecablemente trajeado, estuvo paseándose por la parrilla minutos antes de que la carrera tuviera lugar, y lo hizo en calidad de propietario de una escudería.
Este equipo, igual que su papel, sus pilotos y los monoplazas a los que daba vueltas con rostro de preocupación, pertenecen a la ficción más hollywoodiense. La plataforma audiovisual de Apple puso el dinero, Mercedes la transformación visual de un monoplaza de Fórmula 2 en otro de F1, y Brad Pitt el estrellato de una historia coproducida por Lewis Hamilton. La película se estrenará en la gran pantalla y será distribuida por Apple TV cuando esté terminada. Aquí acaba la parte más lúdica, festiva y celebrable en cuanto a la actuación de españoles en la Fórmula 1 el pasado fin de semana. La otra es algo peor.
Resultados mejorables
Los frutos recaudados en carrera por Carlos Sainz y Fernando Alonso no fueron malos, pero ambos esperaban otra cosa, y por distintos motivos. La escudería Aston Martin dejó boquiabiertos a propios y extraños con un estruendoso inicio de campaña. Nadie esperaba un rendimiento semejante, hasta el punto de ser los únicos capaces de acercarse a los implacables Red Bull. Se dieron dos circunstancias favorecedoras a los de verde: una pretemporada muy corta, y un enorme acierto en la concepción y fisonomía del AMR23. Si lo segundo es mérito único de la formación y producto del trabajo de sus ingenieros, lo primero fue una circunstancia que ha ido perdiendo su incidencia. Lo difícil no era llegar —que fácil no era— sino mantenerse. El Red Bull se muestra intratable en manos del próximo Campeón del Mundo de 2023, Max Verstappen, y lo atestigua que el calendario esté a punto de llegar a su ecuador, y los coches azules llevan ganados las once carreras disputadas.
Sin embargo, Aston Martin no es que haya perdido pie, sino que el resto de equipos ha mejorado mucho, o al menos de forma puntual son capaces de dejarles atrás en pistas favorecedoras. El monoplaza de Alonso sufre en curva rápida y esto ya se pudo observar en el Gran Premio de España. En Inglaterra le ha pasado algo similar, con una notable falta de velocidad durante todo el fin de semana. El asturiano se dolía de esta circunstancia al acabar la prueba, y se animaba ante pistas más favorecedoras a las características de su coche. En trazados cortos, cargados de curvas cerradas y donde las manos salen a relucir ante las capacidades de su bólido, es donde es previsible ver otro color.
Las cuatro próximas pruebas se celebrarán justo en pistas de orden extremo: Hungría es muy del gusto de su coche, con un asfalto lento y ratonero, y la neerlandesa de Zandvoort, en cuyas sinuosas curvas se le debería dar mejor que en Inglaterra. En las velocísimas Spa y Monza no necesitará el apoyo aerodinámico del que parece carecer en pistas con curvas de alta velocidad, al menos en el segundo caso. En la nueva factoría de su equipo trabajan en actualizaciones, y el plan no es otro que mantener lo ganado. Fernando Alonso sigue colocado en tercera posición del mundial de pilotos, igual que su escudería, que ya fue adelantada por Mercedes, y tras la que se encuentra Ferrari, muy cerca.
Carlos Sainz y Ferrari
El madrileño es un tipo educadísimo, siempre ajeno a polémicas y habladurías. Trabajador incansable, pone toda la carne en el asador, pero el grado de frustración que le debe estar carcomiendo por dentro debe ser grande. Salir quinto en parrilla para acabar décimo por errores estratégicos, paradas pobres o malas elecciones en sus neumáticos, es una pauta frecuente este año en Ferrari. Su coche dio señales de mejora interesantes en alguna pista, como cuando lograron el cuarto y quinto puestos en Canadá, pero siguen siendo inconstantes. El SF-75 tiende a devorar los neumáticos, y mientras otros como Mercedes o Red Bull pueden hacer hasta media carrera con goma blanda, el Ferrari la derrite en la mitad de esos giros. Se ven obligados a huir de la que más velocidad les aporta, y ello incide en la estrategia. La tendencia de ir a una sola parada se hace casi imposible para los de rojo, con la obvia pérdida de tiempo que conlleva detenerse en dos ocasiones, si te enfrentas a alguien que solo para una vez.
El Ferrari tiende a ir relativamente bien en la tanda clasificatoria del sábado, donde el desgaste del neumático es una asignatura secundaria. Prueba de ello es que Charles Leclerc ha sido el único capaz de recabar una pole position este año sin ir subido en un coche azul. En Maranello saben que títulos o victorias están fuera de su escenario, a menos que ocurran cosas exóticas de manera puntual. Su misión no va a ser otra que recaudar puntos, y decidir cuando abandonarán el desarrollo del actual monoplaza y se pongan manos a la obra con el de la temporada próxima. En Aston Martin ya están en ello. Los tiempos de Alonso el viernes británico dejaron descolocados a todos, con tandas exóticas y registros muy alejados de los de su compañero Stroll, al que siempre deja atrás. El misterio fue aclarado por el ovetense con un ‘es que estamos probando cosas del año que viene’.
Las dos formaciones en las que militan pilotos españoles tienen baches en su camino, y cada una tendrá que aportar una solución distinta. Si Aston Martin necesita recuperarse, y avanzar en la misma medida que los que le rodean como Mercedes o McLaren, en Ferrari necesitan solventar un grave problema conceptual que va a lastrar sus resultados durante las carreras que quedan. Igual, si le preguntan a Javier Bardem, puede darles algún consejo. En la ficción hace del propietario del peor equipo de la parrilla. Si crecer es siempre producto de lo que has hecho con anterioridad, mejorar y salir de zonas menos favorecedoras es una tarea más compleja, y que necesita de un buen guion. Bardem sabe de eso, al menos ante las cámaras.