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La moción de censura contra Rubiales divide a los líderes territoriales de la RFEF

La federación cerró las puertas a ese procedimiento, pero los dirigentes regionales creen que la ley es interpretativa

La moción de censura contra Rubiales divide a los líderes territoriales de la RFEF

Luis Rubiales interviene en la asamblea en la RFEF. | Eidan Rubio (EFE)

La Real Federación Española de Fútbol (RFEF) ha descartado una moción de censura contra Luis Rubiales. El órgano rector del balompié nacional filtró la semana pasada que era imposible iniciar el procedimiento porque lo impide la orden ministerial que regula los procesos electorales en las federaciones deportivas. Sin embargo, hay líderes territoriales que no cierran la puerta. Consideran que la ley es interpretable y que iniciar esa vía supondría un gesto inequívoco de que las cosas van a cambiar. Así lo van a plantear en la próxima reunión.

El artículo 19 de la orden establece que la moción de censura «no podrá presentarse durante los seis primeros meses de mandato, ni cuando resten entre seis meses y un año hasta la fecha a partir de la cual pueda realizarse la convocatoria de elecciones, circunstancia a determinar por las normas federativas». Es en esta última parte donde radica el debate en torno a Rubiales.

La orden ministerial establece que los procesos electorales en las federaciones deportivas deben celebrarse en año olímpico, y el próximo lo es. El proceso se activa una vez que finaliza la competición. Rubiales fue reelegido para el cargo el 21 de septiembre de 2020 para un periodo de cuatro años. No obstante, la norma no señala que las elecciones deban celebrarse en el momento justo de cumplir el mandato.

La sombra de Rubiales

El artículo 2 señala que el proceso electoral debe iniciarse en el primer cuatrimestre del año olímpico. Con una salvedad: cuando la federación deportiva en cuestión vaya a participar en los Juegos Olímpicos de verano, como es el caso, iniciará el proceso dentro de los dos meses siguientes a su finalización. Esto supone que, de iniciarse la moción de censura, podría tratarse en una asamblea en octubre y existiría margen para los comicios.

De salir adelante la moción, se activaría un proceso electoral que dura alrededor de tres meses, ya que incluye la elección de los miembros de la asamblea que votan al presidente. Las elecciones podrían celebrarse a finales de diciembre del año que viene. Algunos dirigentes territoriales creen, por tanto, que no se puede cerrar la puerta de forma tajante. La intención es poner sobre la mesa esa vía en la reunión de presidentes regionales prevista para esta misma semana.

Algunos de los responsables territoriales discrepan del anunció que realizó la RFEF el pasado jueves, cuando descartó la moción de censura contra Rubiales, suspendido por la FIFA durante 90 días. Días antes, durante la Comisión de Presidentes Autonómicos, varios de ellos plantearon esa opción, aunque la propuesta no gozó de unanimidad.

La intención es que Rubiales dimita «de manera inmediata» y ahorrar así un mayor desprestigio a la institución. Sería la manera más ágil de acabar con el problema. No obstante, creen que esa fórmula tiene pocas posibilidades de prosperar, razón por la que algunos dirigentes territoriales plantearon la moción de censura. Sería la vía más rápida, ya que las resoluciones de la FIFA y de la justicia deportiva pueden ser recurridas, como ya ha sucedido, y demorar los plazos.

La destitución de Vilda

La postura de la RFEF contra la moción de censura ha alimentado las sospechas de que el presidente interino, Pedro Rocha, sigue las directrices de Rubiales. El dirigente extremeño fue tajante cuando le preguntaron sobre este asunto la semana pasada en Mónaco: «Yo soy de la Real Federación Española de Fútbol. De nadie más». Luego descartó cualquier contacto con su predecesor.

Está previsto que Rocha se reúna este martes con el presidente del Consejo Superior de Deportes (CSD), Víctor Francos. Le solicitará que se desmarque de su predecesor, la persona que le confió las riendas de la federación. En previsión de una suspensión, Rubiales cesó a todos sus vicepresidentes menos al extremeño para pilotar esa transición. Rocha es uno de los principales opositores a la moción, aunque no dudó en firmar una contra Ángel María Villar en 2017, aunque finalmente no salió adelante.

La sombra de Rubiales es alargada. Sus hombres siguen en puestos claves de la RFEF. Desde su secretario general, el todopoderoso Andreu Camps, al presidente del Departamento de Integridad, Miguel García Caba, pasando por asesores externos como el jurista Tomás González Cueto. Los dirigentes territoriales han pedido que salgan. Rocha, de momento, solo promete «trabajo». El que está sentenciado es el seleccionador femenino, Jorge Vilda, cuya destitución es inminente.

El Tribunal Administrativo del Deporte (TAD) podría tratar este jueves la suspensión cautelar de Rubiales, como ha solicitado el Gobierno después de que sus miembros solo apreciaran una infracción grave en las actuaciones del presidente de la RFEF en Australia. Esa calificación impide al Ejecutivo actuar, ya que solo puede apartarle del cargo por una falta muy grave, como se recoge en la nueva Ley del Deporte, que carece de reglamento de sanciones.

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