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Rubiales destituye a todos sus vicepresidentes menos uno para dejar atado su relevo

El presidente de la RFEF cree que la mejor forma de mantener el control de la organización es colocar un testaferro

Rubiales destituye a todos sus vicepresidentes menos uno para dejar atado su relevo

El presidente de la RFEF, Luis Rubiales. | Zuma Press

Luis Rubiales destituyó la noche previa a su Asamblea Extraordinaria a todos sus vicepresidentes salvo al presidente de la Federación Extremeña, Pedro Rocha, que es su elegido para que se quede al frente de la Española en el supuesto, cada vez más probable, de que Rubiales sea suspendido por el Consejo Superior de Deportes (CSD).

Rubiales y su equipo jurídico, conocedores de que la dimisión les abocaba a una convocatoria inminente de elecciones, decidieron que la forma de mantener el control de la Federación era dejar a un testaferro hasta que el Tribunal Administrativo del Deporte (TAD) haga una resolución firme, que si fuera favorable le permitiera soñar con volver. El elegido por el mandatario motrileño fue el citado Rocha, mientras al resto de barones se lo explicaba diciendo: «Así no os pelearéis como grillos».  

La filtración interesada de su dimisión

El presidente de la RFEF utilizó a terceros con conexiones en los medios para lanzar el falso mensaje de que iba a dimitir. Paralelamente hacía ingeniería jurídica con sus letrados de cabecera, el otrora prestigioso abogado del Estado Tomás González Cueto y su secretario general Andreu Camps Povil, verdaderos conocedores del TAD, ya que fueron miembros de este antes de entrar en el equipo de Luis Rubiales. 

Si el presidente acorralado dimitía, la Orden Ministerial que rige los procesos electorales de las federaciones deportivas en España le guiaba sin remisión a unas elecciones en las que perdía el control federativo.  En ese punto, Rubiales aceptó interpretar un papel digno de un Goya en el salón Luis Aragonés de la RFEF.

El presidente relató una secuencia que nadie vio en su beso a Jenni Hermoso, diciendo, poco menos, que fue ella la que le incitó y añadiendo que fue «consentido», algo que la futbolista se encargó de negar más tarde en un contundente comunicado.

Órdago al CSD

Rubiales ya sabía que su ‘no dimisión’ era un órdago a un CSD que le había advertido de que intervendría si la RFEF no era contundente, pero también era conocedor de que con la suspensión que le puede imponer el organismo que gobierna el deporte español podría seguir dominando en la sombra la Federación a través de su testaferro Rocha. 

Ahora queda esperar a que el lunes el Tribunal Administrativo del Deporte abra el procedimiento disciplinario solicitado por Víctor Francos, el hasta ahora ‘protector’ de Rubiales, quien a continuación convocará a su Comisión Directiva para, a mediados de semana, hacer efectiva la suspensión cautelar del presidente de la RFEF. 

En Las Rozas, el tridente Rubiales, Cueto y Camps analizará con atención la argumentación jurídica de la sanción y no dudarán en demandar a Víctor Francos si ven cualquier resquicio que lo permita. En este juego de tronos lleno de amenazas y traiciones, la gran incógnita será saber si Pedro Rocha acepta ser un hombre de paja o se cambia de barco y abandona al náufrago.  

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