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El esperpento del fútbol femenino

Desde el título de Sidney, vivimos en un terremoto permanente con la polémica en torno al fútbol femenino en el centro

El esperpento del fútbol femenino

La seleccionadora femenina, Montse Tomé (c), a su llegada al hotel de concentración en Oliva (Valencia), este martes. | EFE

Treinta días se cumplían este martes desde uno de los momentos más importantes en la historia del fútbol español. En este caso del fútbol femenino. El pasado 20 de agosto la selección española femenina levantaba en el Estadio de Sidney el trofeo que le acredita como la mejor selección del mundo, tras una gran final ante Inglaterra. Sólo España y Alemania pueden presumir de tener el Mundial masculino y femenino. 

Pero desde entonces el fútbol español vive en un estado de histeria permanente y bajo un terremoto constante que aún no ha cesado. Y todo como consecuencia de dos instantes claves en esa celebración y con el mismo protagonista en ambas: el presidente Luis Rubiales. Primero su gesto en el palco al llevarse las manos a los genitales y posteriormente, y ya en la entrega de trofeos, con el beso no consentido en la boca a Jennifer Hermoso.

Desde entonces no han dejado de pasar cosas en la Federación Española de Fútbol. Lo primero fue un vídeo obligado del propio Luis Rubiales de vuelta a España, donde pedía perdón por lo sucedido. Viaje durante el cual se denunció posteriormente que habrían habido presiones a la jugadora para que saliera a reconocer que el beso era consentido.

Nada más aterrizar en España, las internacionales acudieron a Moncloa en una recepción con el presidente en funciones Pedro Sánchez donde ya quedó patente el distanciamiento entre el gobierno y el ya expresidente Luis Rubiales. 

El viernes 25 de agosto la RFEF convocó una Asamblea donde, para sorpresa de todos, Luis Rubiales no anunció su dimisión. Hizo justo lo contrario. Decidió atacar al falso feminismo además de aseverar en cinco ocasiones que no iba a dimitir. Decisión aplaudida por los presentes en la sala Luis Aragonés de la Ciudad del Fútbol de las Rozas y que ha dejado marcado a varios. Especialmente al hasta entonces seleccionador nacional femenino y reciente campeón del mundo, Jorge Vilda.

Luis Rubiales, durante su intervención en la Asamblea General de la RFEF en la que anunció que no dimitía de su cargo. | EFE

Su comunicado un día después, condenando la actitud del entonces presidente, no evitó que, diez días más tarde, la RFEF anunciara su despido como seleccionador y director deportivo del fútbol femenino. Su cargo en el banquillo lo asumió su mano derecha hasta entonces, Montse Tomé. Otro de los señalados por esos aplausos fue el seleccionador masculino Luis de la Fuente quien, además de mandar un comunicado también al día siguiente de la comentada Asamblea, tuvo que pedir disculpas en su primera comparecencia pública ante los medios celebrada el pasado 1 de septiembre.

Fin a la etapa Rubiales

Resonando todavía los ecos del alegato de  defensa de Luis Rubiales en la Ciudad Fútbol, llegó la decisión que lo cambió todo. El sábado 26 de agosto la FIFA anunciaba la apertura de expediente disciplinario al todavía entonces presidente de la RFEF, además de una inhabilitación para cualquier actuación en todo el mundo como presidente durante los siguientes 90 días. Exigía también que nadie desde la RFEF se pusiera en contacto con Jennifer Hermoso y su entorno. 

Ese día se acabó el periplo de Luis Rubiales como presidente de la RFEF desde su llegada un 17 de mayo del 2018. La entrada de FIFA activó a un CSD que hasta entonces parecía aletargado y que denunció al entonces suspendido presidente tres días después (29 de agosto) ante el TAD (Tribunal Administrativo del Deporte) por faltas muy graves y pidiendo también una inhabilitación durante la tramitación del expediente. Mientras, en la Ciudad del Fútbol era Pedro Rocha, presidente de la federación extremeña y persona de total confianza de Luis Rubiales, quien asumía la presidencia interina. 

El 1 de septiembre el TAD le daba un revés al gobierno y al CSD. Anunciaba la apertura de expediente a Luis Rubiales pero denegaba su «suspensión» por entender que sus posibles delitos eran sólo graves. Esa misma tarde, el CSD volvía a instar al TAD a la suspensión del presidente. Algo que nunca se ha llegado a resolver porque el 10 de septiembre tuvo lugar el acto que tantos días llevaban pidiendo la sociedad española y el fútbol: Luis Rubiales presentaba su dimisión. 

Denuncia de Jenni Hermoso y polvorín en el fútbol femenino

En cualquier caso, la dimisión no era más que una derivada del callejón sin salida en el que se ha encontrado. Primero por la actuación de FIFA y segundo, y más importante, porque la otra gran protagonista (Jennifer Hermoso) decidió tomar cartas en el asunto. El 6 de septiembre conocíamos que la campeona del mundo había acudido a declarar ante la Fiscalía sobre este posible delito de agresión sexual.

Dos días más tarde la propia Fiscalía anunciaba la querella contra el expresidente de la RFEF. No sólo por la supuesta agresión sino también por coacciones. El pasado viernes ya tuvo que comparecer ante el juez que ha fijado una orden de alejamiento. Veremos las consecuencias penales; si bien Luis Rubiales sigue defendiendo que el beso fue consentido por la otra parte.

Y luego está la especial situación de la Federación Española de Fútbol. Por un lado, está su gestión, que desde el viernes pasado ha quedado en manos de una gestora que preside el propio Pedro Rocha y donde, lejos de convocar elecciones como exigen los Estatutos, quieren demorar el proceso electoral al primer semestre del año 2024. Una postura que no comparten los 19 presidentes de territoriales. Hay cuatro (Madrid, Valencia, Canarias y Castilla La Mancha) que quieren elecciones inmediatas. Otros cinco prefirieron abstenerse. En el trasfondo la sensación de inmovilismo y de no hacer determinados cambios que esperaban desde los sectores del mundo del deporte. Empezando por el CSD.

Cambios que parece que se van a producir como consecuencia del último «tsunami» federativo. La negativa de 39 jugadoras, entre ellas 21 de las 23 campeones del mundo, a acudir a la selección mientras no se produzcan. Así lo anunciaron el pasado viernes, horas antes de que la nueva seleccionadora diera a conocer su primera lista. La condición que ponían para poder acudir es la realizar importantes cambios en la estructura federativa.

La nueva seleccionadora, Montse Tomé.

Todo esto nos lleva al pasado lunes, cuando la RFEF anuncia la hora donde Montse Tomé iba a comunicar su primera lista de 23 jugadoras. Dentro de la cual, y sin haber consensuado previamente con ellas, incluyó a 15 de las campeonas del mundo, además de dos de las que no acudieron al Mundial porque estaban dentro de las 15 jugadoras que en septiembre del 2022 pidieron cambios drásticos en la selección femenino: Mapi León y Patri Guijarro. 

Este órdago federativo, y bajo la amenaza de duras sanciones sino acudían a esta cita, ha derivado en otro «terremoto» en las últimas 48 horas cuyas consecuencias todavía desconocemos en su totalidad. Todas las convocadas salvo dos han decidido quedarse bajo la promesa firmada de cambios inminentes en la RFEF. Precisamente Mapi León y Patri Guijarro son las que abandonan la concentración sin miedo a  sanciones deportivas. Y ahora falta esperar que desde la Federación se ejecuten los cambios que se han comprometido y que afectan a los cargos más próximos a Luis Rubiales. Empezando por su Secretario General, Andreu Camps. Y todo esto en apenas 30 días.

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