'The Last Dance' de Rafa Nadal en Madrid
Se despidió el mejor tenista español del torneo capitalino casi a la misma hora que su Real Madrid empataba en Munich
Rafa Nadal. | Europa Press
El guion no ha podido ser más «retorcido» e incluso más propio del gran Alfred Hitchcock para la despedida del mejor deportista español de todos los tiempos, y uno de los mejores tenistas de la historia, del torneo de Madrid. Ya lo anunció él mismo un día antes de que arrancara su participación y el pasado martes se consumó su adiós.
Estamos hablando de Rafa Nadal que hace cerca de 48 horas protagonizó su último Last Dance ante el público madrileño. En el principio del fin de su carrera como profesional de tenis y de la cual debe disfrutar todo el público español.
El destino quiso que su «sufrida» victoria un día antes frente a Cachín obligara a retrasar su horario de encuentro a cerca de las diez de la noche. A una hora que nada le gusta al tenista manacorí. De hecho sólo había hasta ahora un precedente en su periplo en el torneo madrileño. Fue en el 2019 y acabó cediendo ante el griego Stefanos Tsitsipas. A esa hora el tenis del Superman español pierde fuerza por la criptonita de la noche. Pero su descanso necesario tras la paliza del día antes obligaba a tener que demorar estas seis horas del horario habitual de las cuatro de la tarde que fue ocupado por la gran promesa del tenis nacional, Carlos Alcaraz.
Este destino caprichoso quiso que a esa misma hora «su» Real Madrid, al que tanto admira, estuviera jugando en Munich la primera de las tres finales que le quedan para poder levantar la decimoquinta Copa de Europa.
Otro capítulo más de este guion retorcido escrito sin querer para su adiós de Madrid. Porque quien le iba a decir al Nadal que jugaría sus últimos minutos en el torneo de la capital de España, a la que profesa una total admiración, coincidiendo con «su» Real Madrid. Seguro que fueron muchos los que el pasado martes les costó decidir a quién ver en directo. Si al equipo de fútbol o al tenista madrileño.
Lo cierto es que Rafa Nadal ya se ha ido y no volverá jamás a disputar este torneo. Lo ha hecho con 37 años de edad y después de más de 21 años participando ante el público capitalino. La primera vez que pisó una pista en Madrid fue en el año 2003. Aquel día perdió con Alex Corretja. Está vez lo ha hecho ante Jiri Lehecka, número 33 del mundo en el circuito de la ATP.
El sueño de Roland Garros y los Juegos de París
Una derrota que era impensable hace apenas unos años pero que es el fiel reflejo que estamos asistiendo poco a poco al final del libro del mejor tenista de la historia en tierra batida. Porque además esta derrota con Leheka por 7-5 y 6-4 se ha consumado en la superficie fetiche de Rafa Nadal. Allí donde siempre se ha sentido como Superman: intocable, por encima del resto, prácticamente imposible poder ser derrotado. Nadal se ha despedido de Madrid con un balance de cinco títulos con 59 victorias y apenas 13 derrotas. El primero de ellos en el año 2005 en el rocódromo madrileño.
La pregunta que surge ahora es: ¿y ahora qué?. Ahora tiene que descansar, reponer fuerzas, recuperarse de cara a los dos próximos grandes retos que tiene en su carrera: Roland Garrós y, justo después, los Juegos Olímpicos en París.
Porque no cabe duda que puede ser en la capital parisina, en la ciudad del amor, allí donde Rafa ha sido prácticamente ingobernable; donde podamos asistir a sus últimos raquetazos.
Primero en la pista de Philipe Chatrier donde tantas tardes de gloria ha dado al tenis español y mundial. Hasta en catorce ocasiones, las mismas Copas de Europa que tiene el Real Madrid hasta el momento, ha levantado el trofeo de los Mosqueteros al cielo de París. Ahora mismo, y si su cuerpo se lo permite, quiere buscar la decimoquinta (como el equipo blanco en las Copas de Europa).
Un total de 112 victorias y sólo tres derrotas en París
El año pasado no pudo jugar por su estado físico y después de caer en la segunda ronda en la edición del 2023. Su último título se remonta al 2022. Los datos son escalofriantes en la tierra batida parisina. Ha ganado 112 encuentros y ha sumado apenas tres derrotas, lo que supone un porcentaje de un 97%. Sería el colofón a su carrera, poder volver a coronarse en París y donde es el auténtico amo. Levantando así su Grand Slam número 23 que tanto tiempo se le está resistiendo.
Pero el destino también ha querido, en esta ocasión en un guion más propio de una historia de amor, que sea también en estas pistas de Roland Garros, bañadas por el río Sena, donde se dispute el torneo de tenis en la cita olímpica de este próximo verano. Y donde, si su cuerpo se lo permite, también quiere llegar a jugar Rafael Nadal. En dobles seguro que lo hará junto a su alumno más aventajado en el tenis patrio, Carlos Alcaraz. La única duda está en saber si podrá participar o no en el torneo individual. Pase lo que pase, jamás el tenis español podrá olvidar aquellos inolvidables Juegos de Pekín del 2008, donde se colgó la medalla de oro convirtiéndose además horas después en el número uno del tenis mundial. Lo hizo metido en un avión camino del abierto de Estados Unidos.
¿Llegará al Abierto de Estados Unidos y la Laver Cup?
Todo lo que pase a partir de entonces, y como viene sucediendo últimamente en la carrera de Rafa Nadal, es una incógnita. En el horizonte lejano, y ahora mismo parece una quimera, está su participación precisamente en el US Open que está previsto que empiece el 26 de agosto de este mismo año. Apenas unos días después de la conclusión de los Juegos.
Como suena a quimera también poder aventurar que participe, como es su intención inicial, en la Laver Cup entre Europa y Estados Unidos. Estamos pues ante el Last Dance (el último baile) del gran Michael Jordan de la tierra batida del tenis.
Ya nadie le puede quitar su extraordinario palmarés. Junto a sus 14 torneos de Roland Garros, dos Abiertos de Australia, dos Wimblendon y sus cuatro US Open. Los 22 títulos de Grand Slam. Un total de 307 torneos de ATP disputados con 92 victorias en 130 finales. Debemos disfrutar los españoles de cada sorbo de su tenis, cuando su cuerpo se lo permita, porque estamos asistiendo al último baile de Rafa Nadal. La mejor muestra la acabamos de ver en Madrid.
