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¿Por qué no está ganando carreras Fernando Alonso?

El llamado a plantar cara a los imparables Red Bull ha sido dejado atrás por Mercedes, Ferrari, y muy pronto, McLaren

¿Por qué no está ganando carreras Fernando Alonso?

Fernando Alonso durante el Gran Premio de Japón. | Europa Press

A falta de seis pruebas, el Mundial de Fórmula 1 enfila hacia su recta final, y la victoria número 33 de Fernando Alonso no acaba de llegar. Lo peor no es eso, sino que disputadas dieciséis carreras, esa posibilidad parece estar más lejos que nunca este año. El bicampeón no se muestra optimista y sus más fieles seguidores se preguntan cómo ha ocurrido esa pérdida de pegada sobre el asfalto. 

Fue un inicio de ensueño para el asturiano. Primeras seis carreras y cinco podios, y en uno de ellos, segundo puesto. Esa circunstancia se ha presentado dos veces más, en Canadá y la magnífica carrera del Gran Premio de Países Bajos, probablemente su mejor actuación del año. Sin duda Alonso está en forma, conduce bien, no comete errores, siempre avanza en carrera. Pero desde la cita holandesa su mejor puesto ha sido un octavo, le cuesta trabajo clasificar su Aston Martin entre los diez primeros, y pelea por la zona baja de los puntos. ¿Qué ha pasado? 

El llamado a plantar cara a los imparables Red Bull ha sido dejado atrás por Mercedes, Ferrari, y en McLaren ya cuentan con dar caza a los coches verdes antes de acabar el año. La energía con que empezó la temporada se ha ido disipando poco a poco, y ha pasado de candidato a pelear el título a ver de lejos el podio en una trayectoria descendente. Su monoplaza parece correr cada vez menos, mientras que los Ferrari, Mercedes, McLaren o hasta Williams, corren cada vez más. El de Oviedo ha pasado de adorar su bólido a decir por radio que era un coche inconducible, algo que se veía simple vista, protagonizando continuas correcciones, volantazos, y pérdidas de control. 

De mucho a mucho menos

Lawrence Stroll lleva fichando materia gris para la escudería de su propiedad desde poco antes del verano de 2022. Muchos de esos técnicos, trabajadores y responsables han llegado sobre todo de equipos ganadores, como Red Bull y Mercedes. Todos han traído experiencia, mucho conocimiento, y unas mejoras que sí que han sido visibles, al menos hasta mitad de temporada. El Aston Martin de 2022 estuvo colocado noveno en la tabla hasta a falta de cinco carreras del final, mientras que el de 2023, de momento, se sujeta cuarto. Las mejoras sí que están ahí, son bien visibles, y el personal debería estar más que contento, aunque las actuaciones en esta segunda parte de la temporada están dejando un sabor agridulce. 

https://twitter.com/AstonMartinF1/status/1706982560331391081

Si el equipo se ha descolgado de la segunda a la cuarta posición en la tabla de constructores —y es un puesto que peligra—, el propio Alonso ha caído en la misma medida y tiene al quinto clasificado, Carlos Sainz, pisándole los talones. Es más, todos esperaban que fuera el asturiano el que acabara siendo el que ganase a los Red Bull. Sin embargo, ha sido el madrileño el único participante sin uno de los coches azules en subir a lo más alto del cajón. Con siete podios y tres terceros puestos del primero, era más lógico que lo acabara consiguiendo Fernando que Carlos, que tardó catorce carreras en conocer el sabor del champán.

Déficit de velocidad 

La explicación sencilla es que su coche ha ido a menos, mientras que las de los monoplazas que le rodean han ido a más. El AMR23, como todos los monoplazas en parrilla, reciben cambios, mejoras y aditamentos que ayudan a desarrollar más velocidad durante la temporada en curso. En el caso del coche verde, esos cambios, o lo han dejado estancado, o le han sentado mal. 

La explicación detallada es algo más compleja. Aston Martin es la única formación de la parrilla que no dispone de un túnel de viento propio, herramienta en sobremanera sensible en la época del Efecto Suelo, un tipo de arquitectura muy exigente en lo tocante a lo aerodinámico. Son clientes de Mercedes y aprovechan los fines de semana para usar el que tienen los de la estrella plateada en su sede de Brackley. Esta carencia no debería ser uno de los causantes del descalabro, pero extraña que sus principales carencias provengan, de forma aparente, de su debilidad aerodinámica. 

Los Fórmula 1 atacan tres circunstancias en según qué circuitos: recta, donde el músculo del motor y su caballería salen a relucir; curva rápida, donde es la aerodinámica y la carga generada por el aire lo que los ayuda a agarrarse; y la curva lenta, donde adquieren tracción gracias a un buen chasis y suspensiones. El AMR23 responde bien solo en la última circunstancia, lo que le otorga cierta ventaja en pistas recoletas como Mónaco —Alonso acabó segundo—, o Hungría y Singapur, donde no dieron con los ajustes adecuados, o el coche no respondió como se esperaba de él. A día de hoy hay cuatro equipos motorizados por propulsores Mercedes, y solo Williams se muestra más lento en términos generales. Esto ha cambiado mucho con respecto a principios de año. 

La solución fue la culpable

El trajín de ingenieros entre escuderías es habitual cada temporada. Decenas de ellos cambian el color de su uniforme, y cada vez que salen por la puerta, lo hacen con muchas ideas dentro de sus cabezas. Al igual que en 2020, cuando se llamasen Racing Point, los coches verdes —entonces pintados de color rosa— corrían que se las pelaban en los compases iniciales del calendario para ir perdiendo ritmo según caían sus hojas. Este 2023 la pauta parece repetirse: llegan ideas nuevas, desarrolladas en otras formaciones, que mejoran de golpe un coche que poco a poco languidece. 

Se suponía que con la llegada de Dan Fallows procedente de Red Bull, todo lo relacionado con la aerodinámica mejoraría y, sin embargo, es donde parecen fallar más. Responsables de Aston Martin confiesan haber errado en la dirección de su desarrollo, y todo apunta que no es solo una cuestión de técnica, sino de concepto del crecimiento. Para mejorar, necesitas fácil acceso a un túnel de viento, sistemas de análisis muy precisos y pulidos, procesos de mejora muy rápidos y fiables, y ciertas garantías de que todo lo que se piensa y diseña acabe teniendo un reflejo eficiente sobre el asfalto. Parece como si las ideas que llegaron solucionaron muchos problemas, pero se quedaron ahí… si es que no han ido incluso para atrás. 

Promesa de futuro, trabajo del presente

Todos esperan mucho de Aston Martin, pero el paso de una escudería de Fórmula 1 de la zona media a una ganadora es un proceso lento. Por norma general suelen ser ciclos de cinco años, unas cien carreras, el plazo más habitual y no siempre hay seguridad de que una cosa lleve de forma directa a la otra. Se necesita presupuesto de equipo campeón —los tres grandes gastan entre 400 y 450 millones de euros—, una gestión acertada, un gran equipo humano, y al menos un piloto ganador y otro que le acompañe. Cinco años tardó la Ferrari de Schumacher en ser campeón, otros cinco la Red Bull de Vettel, o cinco la Mercedes de Hamilton y con cambios regulatorios de por medio. Esto de las cinco temporadas no es una regla, pero sí una pauta reconocible, y todo empieza a contar cuando las piezas se configuran de la forma adecuada.

Ambición, proyecto, tecnologías, equipo humano, pilotos y sobre todo, presupuesto han de alinearse, y en Aston Martin parecen darse estos mimbres. Pero que haya llegado gente de fuera, con grandes ideas y soluciones, no es más que importar apaños ajenos que tienen una vida corta. A los que lideran, se les persigue, tanto en la pista como en sus factorías; los que se inspiran en los que ganan, lo que hacen es perseguir, y el que persigue no es el llamado a ganar. En la sede de Silverstone parecen tener lo necesario, pero de momento, necesitan afianzarse en el cuarto puesto que McLaren quiere quitarles. Que haya suerte.

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