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Fórmula 1

Alonso, Sainz y Verstappen alborotan un mercado de fichajes de la F1 lleno de rumores

Entre los tres suman noventa y una victorias, los tres son pilotos deseables, y tienen un porvenir deportivo

Alonso, Sainz y Verstappen alborotan un mercado de fichajes de la F1 lleno de rumores

El piloto de F1 Carlos Sainz.

Es la llamada Silly Season, la temporada tonta. Pero son los listos los que mejor se mueven en ella, y la que dibuja la fisonomía del futuro en la Fórmula. Entre la lluvia de rumores, desmentidos, cábalas y hasta apuestas, siempre hay quien toma decisiones. El posible cambio de equipo por parte de Fernando Alonso, Carlos Sainz y Max Verstappen sobrevuela los boxes tras la tercera carrera de la temporada.

Están en subasta. Se venden al mejor postor los servicios del tricampeón neerlandés, el bicampeón asturiano y el más reciente ganador de grandes premios madrileño, y cada uno por motivos distintos. Entre los tres suman noventa y una victorias, los tres son pilotos deseables, y tienen un porvenir deportivo que no está nada claro.

De Madrid al cielo

Nadie se lo podía creer. A Carlos Sainz le rajaron la barriga para extirparle el apéndice un viernes por la tarde en Arabia Saudí, y el domingo estaba en el circuito. No fue para correr, hubiera sido una absoluta temeridad, pero lo normal es que se hubiera quedado bien quieto en el hospital durante dos o tres días, no irse a una carrera de coches, ni siquiera como espectador. Era un mensaje: que nadie piense que esto es un problema para mi. A los quince días atravesaba la meta del Gran Premio de Melbourne para ganarlo. Cumplió como un campeón.

Según el criterio de los galenos, un cuerpo está en condiciones de funcionar correctamente, aunque sin hacer esfuerzos importantes, entre dos y tres semanas después de una cirugía así. Carlos tenía prisa. Llegó a Australia en vuelo regular, acompañado de sus cuidadores y fisioterapeutas, tras ejercitarse con la menor afección posible a sus heridas. Se subió a su Ferrari y lo clasificó segundo el sábado. El domingo ganó la carrera, tercera victoria en su historial, y segunda vez que es el único que supera a los Red Bull en esta era del efecto suelo. Nadie más lo ha logrado.

De acuerdo con el aserto de «vales lo que vale tu última carrera», las acciones de Sainz suben como el valor del Bitcoin, y, sin embargo, no tiene asiento para 2025. Ferrari anunció el fichaje de Lewis Hamilton, y con Charles Leclerc renovado por varias temporadas, el defenestrado será Carlos. Su contrato se estaba negociando justo cuando llegó la sorpresa, y su situación quedará varada a partir de la próxima Nochevieja, fecha en que quedará libre de ir vestido de rojo, a menos que encuentre trabajo.

Los hijos de piloto cargan con el sambenito de ser hijos de sus padres. Si ciertamente muchos llegan gracias al empuje de su apellido, la mayoría descabalgan ante la falta de talento, oportunidades solventes, o la falta de la brillantez de los verdaderamente grandes. Sainz se ha labrado una sólida reputación gracias a su trabajo, capacidad de sacrificio, de hacer equipo, y cumplir como el mejor.

Su futuro se ha asociado al equipo Sauber, equipo suizo adquirido por Audi, y que cambiará a esa denominación en 2026. No es un secreto que los germanos suspiren por él, pero se antoja un plan a demasiado largo plazo para que llegue a buen término. Las posibilidades que se le abren a Carlos, el futuro desempleado más rutilante de la categoría, son amplias y variadas. El problema es que casi todas dependen de otros.

En Mercedes necesitan a un campeón, o en su defecto un ganador de grandes premios, para llenar el enorme hueco que dejará Hamilton. Carlos encajaría a la perfección en una estructura así. En Red Bull liquida contrato el mexicano Checo Pérez, y hay pocas señales que inviten a pensar que repetirá en el puesto, aunque podrían darle continuidad si le necesitasen.

Su salida podría ocurrir, o no. Tanto como que su primer espada, Max Verstappen, abandone la disciplina azul para engrosar las filas de Mercedes. El gallinero que hay liado en el seno de Red Bull invitan a pensar que quizá busque un cambio de aires. No saldrá de ahí por cuestiones deportivas o técnicas, sino por los sinsabores de las relaciones de su padre, Jos Verstappen, y el director de la formación, Christian Horner. En caso de que saliese no uno, sino dos, la opción de Carlos sería bastante lógica.

Trayectoria marcada

Hay quien piensa que los pasos de Sainz siempre han clonado la trayectoria de Alonso. Pasó por justo los mismos equipos cuyo suelo hoyó el de Oviedo, y queda en el aire la posible retirada del bicampeón. De momento, Fernando dice que se tomará su decisión con calma, y podría acabar haciendo el petate y disfrutar de su pensión, o irse a un equipo donde pudiera divertirse el tiempo que le quede en la categoría.

El castillo de naipes de los fichajes empezó a caer con el movimiento de Hamilton, y poco tardó el asturiano en ponerse en el mercado. Acaba contrato con Aston Martin a finales de este año, y es libre para elegir, al tiempo que alberga títulos bajo el brazo, un poderoso argumento de ventas. Alonso trae cosas buenas y malas, no porque él sea nocivo, sino porque haría bascular el equilibrio de la formación hacia él, como cuando tiras una bola de plomo sobre una cama recién hecha. Los grandes pilotos lo quieren todo para sí, y esto conduciría a condicionantes a nivel interno, que fue lo que ocurrió en la tormentosa temporada 2007.

Viejo, no obsoleto

El año pasado Alonso dio todo un recital, y dejó sentados a los que le llaman viejales. Sí, es viejo, más que ningún otro, sin embargo no ha perdido su magia y es siempre capaz de avanzar en carrera, superar —cuando no humillar— a sus compañeros de equipo, sus nociones técnicas son apreciadas entre los ingenieros como las de pocos, comete muy pocos errores y su zorrería en carrera raya en lo legendario. Pero los equipos grandes tienden a realizar planes a medio plazo y no tiene edad para que se piensen él en estos términos. Su futuro depende de él, y de la necesidad de otros.

Pocos creen que se iría feliz equipo con un reciente campeón como Verstappen en Red Bull, o que tenga que asumir tareas de segundón. Alonso no es el corredor del corte que guste en este equipo, que tiende a apostar por gente muy joven, a los que dan coches excelentes y a los que someten a un stress deportivo extra para que rindan según sus cualidades.

Un piloto del corte de Alonso encaja en equipos donde pueda ser necesario durante un tiempo limitado. Con la normativa de 2026 en un futuro cercano, su ayuda técnica siempre sería bienvenida… para que la aprovechase otro. Tendría más sentido, mirando al medio plazo, fichar a un joven valor de la zona media alta y hacer rotar la escudería a su alrededor para crear un conjunto de futuro.

Futuro limitado

Alonso calló muchas bocas en 2023, y si le das un coche correcto, lo llevará a donde casi nadie, pero no es el piloto perfecto para todas las escuderías. De momento, afirma que su prioridad es permanecer vestido de verde, donde le aprecian, le pagan bien y parece feliz. El mejor Alonso, el que más rinde y más aporta, es el que vive en equipos medios con aspiraciones y Aston Martin se ajusta a ese status.

En Red Bull es posible que no necesiten a nadie, a un piloto o dos; en Mercedes al menos uno; y en Aston Martin puede que también requieran fichar a alguien si Fernando decide hacer la maleta. De momento lo único que podemos hacer es elucubrar, imaginar y proyectar deseos, porque ni pilotos, ni jefes de equipo sueltan prenda. Si la sueltan es porque hay tejemaneje político o negociación con mucho dinero encima de la mesa. Hay mucho en juego, y como decía Frank Williams, «esto es un deporte los domingos, pero el resto de la semana es un negocio». A mayor índice de necesidad, con mayor aceleración pondrán contratos encima de la mesa. Y dinero, claro.

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