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Fórmula 1

Quinto puesto para Alonso y segunda victoria consecutiva para Verstappen en Arabia Saudí

La carrera que se ha visto en la pista dejará pocos recuerdos entre la mayoría

Quinto puesto para Alonso y segunda victoria consecutiva para Verstappen en Arabia Saudí

Mundial Arabia Saudí. | Qian Jun (Europa Press)

Dos de dos para Max Verstappen en la segunda prueba del año. El marasmo que vive su escudería no parece haber afectado a su velocidad, ni tampoco al segundo clasificado, Checo Pérez. Todos los demás, lo único que pueden hacer es perseguirles.

No hubo mucha historia en la segunda prueba del mundial. Arabia Saudí es una pista espectacular, pero la carrera que se ha visto en ella dejará pocos recuerdos entre la mayoría. La prueba nocturna arrancó, y antes de la salida ya hubo dos incidentes. Yuki Tsunoda casi la lía al provocar una situación de peligro y casi un accidente al salir de boxes para ir a la parrilla. Por otro lado, Pierre Gasly rompió su caja de cambios en la vuelta de formación. Si lo primero no causó, por fortuna, daño alguno, sino más bien un pequeño susto, el galo quedó fuera de carrera sin haberla empezado.

Red Bull, implacables

A partir de ese momento, Max Verstappen arreó desde la pole position lograda el viernes tarde, para llegar primero al final de la prueba. Podría haber logrado el segundo Grand Chelem que ya se embolsilló en Baréin, de no ser por uno de los pocos incidentes de carrera. En la vuelta seis, Lance Stroll rozó con su rueda delantera izquierda uno de los muros, rompió la dirección, y acabó empotrando su coche contra las protecciones del lado derecho. Su abandono fue automático y su bólido necesitará reparaciones de orden mayor.

Esta circunstancia hizo desplegar al coche de seguridad, y casi todos los monoplazas entraron a sustituir sus gomas, con un evidente cambio de estrategias. Lando Norris y Lewis Hamilton decidieron permanecer en pista, y este fue el único momento en que los Red Bull no lideraron la carrera. La circunstancia duró poco, y antes de la vuelta veinte los dos Red Bull ya copaban las dos primeras plazas, de las que no se apearon hasta la caída de la bandera.

La Armada Española, tocada

Los españoles sufrieron, pero por dos circunstancias distintas, y con resultados muy dispares. Fernando Alonso se mostró rapidísimo en los entrenamientos libres. A pesar de ello, durante todo el fin de semana estuvo mandando mensajes acerca de que a su AMR24 le faltaba contundencia en tanda larga. Ser rápido a una vuelta es relativamente fácil con una parrilla tan apretada, pero en carrera, con veinte o treinta vueltas entre paradas —según estrategias— es otra cosa.

El monoplaza que conduce el asturiano este 2024 es mejor que el del año pasado, pero le falta mucho para poder dar caza a los coches de delante. Calienta bien sus gomas, no obstante las desgasta más de lo deseado, y, por lo tanto, peor que el año pasado donde esta asignatura se le daba bien. Alonso partió cuarto en parrilla, y acabó la prueba en quinta posición.

A nivel interno es casi un triunfo, porque las simulaciones indicaban que séptimo sería un puesto aceptable. El asturiano fue capaz de mantener a raya al siempre correoso George Russell, que con un Mercedes no pudo darle caza, en parte por falta de velocidad, y en parte por la capacidad defensiva del bicampeón. Buena carrera por su parte, pero sin el premio que quizá hubiera merecido.

Peor, mucho peor, le fue a Carlos Sainz. Con fiebre y malestar general se presentó el madrileño en la pista de Jeddah, y disculpó su ausencia en la jornada previa a pisar el asfalto. Los jueves —miércoles en Arabia Saudí debido al Ramadán— Carlos no asomó por mostrarse indispuesto. Lo que parecía una gripe o una indigestión, resultó ser una apendicitis. Sainz fue operado de urgencia en un hospital cercano.

Para sorpresa de todos, Carlos Sainz apareció el sábado en el circuito, apenas unas horas después de la cirugía. El piloto de Ferrari asomó para estar con su equipo, con su gente, en un ejemplo de pundonor y compañerismo. Se espera que esté en plena forma, o al menos en condiciones de correr, en la siguiente carrera, Australia, dentro de dos semanas.

Ausencia con sorpresa

Las escuderías tienen la obligación legal de llevar a los circuitos un tercer piloto, para completar la parrilla en casos como este. Ferrari echó mano de Oliver “Ollie” Bearman, joven de 18 años que está disputando la Fórmula 2. Hizo la pole en esta otra categoría en la que iba a participar, pero vio el cielo abierto y se olvidó de ella cuando le dijeron que iba a debutar en la Fórmula 1.

El espigado británico tenía que pasar por el trago de clasificarse el sábado —quedó decimoprimero—, y tomar parte en la carrera. Y lo hizo mejor que bien. Acabó séptimo, dentro de la zona de puntos, sin provocar incidentes, entendió bien las estrategias, y las paradas en boxes. Al contrario de lo que muchos pensaron antes de la salida, no provocó ningún incidente. Bearman rodó en tiempos equiparables a los de Charles Leclerc, y llevó el Ferrari de Carlos Sainz hasta meta en un debut que puede tildarse de excelente. El primero que fue a felicitarle nada más bajarse de su coche fue Lewis Hamilton, que le estaba esperando.

Otro de los (pocos) elementos de diversión de una prueba bastante anodina fue la gestión en carrera de Kevin Magnussen. Sancionado dos veces con sendos castigos de diez segundos, se dedicó a ralentizar a la zona trasera del pelotón, para dar espacio a su compañero Nico Hulkenberg. Buen trabajo en equipo que hizo la puñeta a media parrilla, pero claro, así son las carreras y allá se las apañen todos.

Max líder aún

Max Verstappen se afianza en el liderato tras dos carreras, con Ferrari como único equipo capaz de responder con cierta firmeza. Charles Leclerc se llevó la Vuelta Rápida y el punto que les corresponde por ello. Los Mercedes se mostraron muy rápidos en recta, pero no mucho más en general, con el mismo motor, que los Aston Martin. Bonita pelea entre Hamilton y Norris, que estuvieron batallando durante más de media carrera con la misma motorización.

Y algo más. Christian Horner, director de Red Bull, fue exonerado en un extraño caso de relación personal con una secretaria. Los abogados que tomaron el caso en una investigación interna, decidieron que el asunto no era grave y fue descargado de culpas. La trabajadora en cuestión ha sido indemnizada, probablemente en un caso de despido improcedente, pero queda fuera de la compañía. La conclusión es sencilla, le duela a quien le duela, sin ella pueden vivir, pero sin él no.

Mucho ruido azul

Esto ha destapado algo más serio detrás. Existe una lucha de poderes entre la propiedad austriaca, la tailandesa —los dos grandes socios de la bebida energética— y hay una serie de posicionamientos a favor y en contra de la actual dirección. Van a ocurrir cosas, con ventas, escisiones y despidos, pero de momento, no se refleja en las pistas donde Red Bull se muestran intratables. A pesar de todo, esperamos acontecimientos.

Próxima cita: Gran Premio de Australia, donde siempre suelen ocurrir cosas. Y ya hay chistes. Se dice que sin el apéndice, Carlos Sainz llevará un monoplaza más ligero en Melbourne, así que igual nos da la sorpresa. Ojalá.

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