Lando Norris gana el Gran Premio de Miami de F1 en una carrera divertida con final inesperado
La Sprint del sábado presagiaba un Gran Premio aburridísimo y resultó ser la carrera más entretenida de la temporada
Tiene gracia. El himno del país que sonó antes del Gran Premio de Miami fue interpretado por Marc Anthony. Es el mismo vocalista que dio voz a una canción titulada La gozadera, en la que sonaba una estrofa diciendo «Miami me lo confirmo». Y lo que confirmó Miami fue la gozadera que vivieron Lando Norris y el equipo McLaren al ganar su primera carrera tras tomar la salida en 110 Grandes Premios.
Tras pasar por meta y bajarse de su coche, fue abrazado por medio circuito, se tiró encima de sus compañeros de equipo, y abrió su botella al estilo tradicional. Los pilotos que suben al podio las reciben ya descorchadas, pero Norris lo hace al estilo de James Bond: batida, no agitada. La golpea contra el suelo, el gas del espumante Ferrari Trento se expande de forma instantánea, y sale de forma explosiva por la boca de vidrio como si fuera una manguera. Pero esto fue al final, y antes ocurrieron cosas.
Carrera entretenida
El Gran Premio de Miami prometía aburrimiento, tedio y una procesión parsimoniosa; sin embargo, resultó ser una de las carreras más divertidas de la temporada. No una de las que hacen afición, pero se pudo disfrutar de ella, con incidentes, salidas de pista, cambios de líder, coches de seguridad, y estrategias interesantes. La guinda final fue que no ganó el que todos esperaban, Max Verstappen.
La cita en Florida, primera en el continente americano, venía precedida por el escandaloso precio de muchos de los productos y servicios en las instalaciones: bocadillos y hamburguesas a cambio de 200 dólares, o refrescos a 50 el vaso. Los precios de Miami no son los acostumbrados en España, pero es a todos luces un abuso excesivo que escoció en buena lógica a los presentes. El promotor de la carrera de Miami es la empresa tenedora de los derechos, Liberty Media, y debería limitar este tipo de dislates.
El segundo punto interesante fue que en Miami se disputó una Sprint, carrera de sábado, en un fin de semana difícil de entender para los aficionados. Cuenta con muy poco entrenamiento, una clasificatoria para la prueba corta, y luego una clasificatoria para la carrera, con una segunda carrera que si tiene ganador… todo muy confuso. Para rematar la faena, la Sprint del sábado fue muy aburrida, lo que presagiaba un Gran Premio del tedio. La sorpresa fue que ocurrió justo lo contrario.
Con Verstappen y Leclerc en primera fila, y Sainz y Checo Pérez en la segunda, todo apuntaba a un duelo entre rojos y azules. Una salida mejorable de Leclerc lanzó a un Oscar Piastri que salía sexto hasta la tercera posición en las primeras vueltas. El australiano acosó a Leclerc, que iba segundo, y en la quinta vuelta dio buena cuenta de él tras un exceso con sus frenos. Los McLaren empezaban a dejar aroma a coche candidato a ganador; tenían más ritmo que los llamados a pelearle la victoria a los Red Bull, e incluso que estos mismos.
Durante los primeros giros hubo escaramuzas y cambios de posición en la zona media, que se fueron alternando con las primeras paradas en boxes. Fue en la vuelta 23 en la que Max Verstappen, líder y poleman, comenzó a perder la carrera. Entró a cambiar sus gomas y Piastri heredó el liderato. Cuatro vueltas más tarde, un incidente lo cambió todo desde el plano de las estrategias.
Una colisión entre el fogoso Kevin Magnussen y la diana que encontró su Haas, Logan Sargeant, hicieron neutralizar la prueba. Norris, acosado hasta ese momento, entro a cambiar neumáticos y pudo volver a pista en la plaza de líder. Tuvo la suerte de cara, y ya no abandonó la cabeza de carrera desde la vuelta 33 y hasta el final. Primera victoria del piloto de McLaren tras 110 pruebas disputadas y dieciséis pódiums.
Demuestra una poco discutible calidad del corredor, pero es reseñable el enorme salto de calidad que ha dado su mecánica en las últimas semanas. Se refleja no solo en su victoria, sino en el ritmo que otorgó a Piastri el inicio de la prueba. El de Melbourne padeció el impacto del Ferrari de Sainz en un adelantamiento en la vuelta 40. El madrileño intentó un interior, derrapó de atrás, y se llevó puesto al de McLaren, que rompió su alerón delantero. Esto fue lo que le costó acabar decimotercero, aunque logró la vuelta rápida en carrera. Al acabar fuera de los diez primeros, no se embolsó el punto correspondiente.
Los españoles
Algo mejor le fue a Sainz, que acabó cuarto, aunque perdió ese puesto; pasó a ser quinto por sanción. Los comisarios decidieron añadir cinco segundos a su resultado final por provocar el accidente con el australiano. Carlos se dolió al final de la carrera de su mala suerte y antes de recibir el castigo. A su criterio, tenía la oportunidad de victoria de haber ocurrido en otro momento. Alonso, sin embargo, se mostró pesimista todo el fin de semana, expresó su disgusto el viernes acerca de las evoluciones de su Aston Martin, y se notaron en la clasificación final. El ovetense hizo lo que pudo, eficiente pero sin protagonizar momentos espectaculares, para recaudar los dos puntos de su novena plaza. Partió decimoquinto en parrilla; una más que correcta remontada hasta donde dio de si su AMR24.
Tras los 27 giros, Lando Norris fue el mejor, Verstappen segundo, y no abandona el liderato del mundial, y justo detrás acabaron los dos Ferrari de Charles Leclerc y Sainz. En el aire queda un detalle del que Sainz ya dio cuenta en Australia: los Red Bull de este año muestran alguna que otra debilidad. Los coches imbatibles son batibles este año. Al final ganarán, pero no va a ser tan fácil como las dos últimas temporadas. El resto de equipos están empezando a encontrar soluciones a sus problemas en la era del efecto suelo. Habrá gozadera azul, con Marc Anthony o sin él, pero está mejor repartida que en años previos. Miami lo confirmó.