Max Verstappen encadena su cuarto título seguido en la Fórmula 1, con Sainz en el podio
George Russell ganó la carrera para en un doblete de Mercedes y el madrileño fue tercero
Lo ha vuelto a hacer. El neerlandés Max Emilian Verstappen se ha proclamado Campeón del Mundo de Fórmula 1 por cuarta vez consecutiva y a falta de dos carreras para el final de la temporada. Al menos esta vez, lo que ocurre en Las Vegas, es de dominio público a nivel planetario.
El piloto franquicia de Red Bull demuestra que es el mejor de la parrilla a día de hoy. Su consistencia, seriedad, velocidad y ritmo lo suficientemente bueno como para ganar carreras sin el mejor coche le han llevado a encadenar su cuarta corona. La historia le iguala a Sebastian Vettel y Alain Prost, y supera a su suegro, Nelson Piquet, que tiene solo tres.
Cuando Sylvester Stallone bajó la bandera en la Ciudad del Pecado, el primer piloto que cruzó la meta fue George Russell, que logró su tercera victoria. El británico de Mercedes dejó atrás a su compañero Lewis Hamilton, que acabó segundo, y al que le quedan dos telediarios —Catar y Abu Dabi— para abandonar el equipo que le dio seis títulos y engrosar las filas de Ferrari.
El tercero en el cajón fue Carlos Sainz, que desalojará su asiento rojo para dejar hueco al heptacampeón. El madrileño podrá subirse en diciembre al Williams que le daría cobijo el año próximo. Ferrari le ha liberado de las habituales limitaciones a la hora de mantener tratos con escuderías de la competencia antes de acabar el año. Sainz probará el Williams de la actual temporada en los test que organiza FIA para novatos tras la prueba final en Abu Dabi.
Con un graderío repleto hasta arriba, la carrera no fue en especial divertida, y estuvo marcada por la consistencia de los neumáticos. La salida fue sin incidencias, con un Russell que salía como líder, Sainz que perdió pie en beneficio de su compañero Charles Leclerc, y un Alonso que avanzó dos puestos.
El bicampeón fue el único participante en arriesgar y poner goma blanda en la salida. Fernando partía de la decimosexta posición en parrilla y tenía que hacer algo distinto. En Aston Martin bajaron los brazos con el coche actual, se nota desde hace muchas carreras que están con el del año venidero, y no es que cada vez corra menos, sino que los demás sí que parecen avanzar.
Las ruedas blandas le duraron cinco vueltas al asturiano, y entró a poner medios. Décimo a cinco vueltas del final de la prueba, sucumbió por gomas ante Checo Pérez, que llevaba ruedas con menos uso. Un Alonso que hace lo que puede con enormes limitaciones en su monoplaza, quedó fuera de los puntos.
Mejor le fue a Sainz, que acabó tercero, y tuvo al victoria a la mano. Profesional de principio a fin, se dolía por la radio de la metedura de pata de su formación, Ferrari, que protagonizó una mala parada. Su carrera fue excelente, pero con problemas de neumáticos.
Sus gomas duras lastraban su ritmo, y se encontró con la sorpresa de que en boxes no estaban preparados cuando él tenía prevista su parada. «Despertad, chicos», solmenó con rabia a sus compañeros. Perdió una plaza contra Lewis Hamilton, que se aprovechó del desatino. Carlos Sainz está protagonizando una magnífica temporada de despedida en su periodo encarnado.
Mercedes logró un doblete, el primero en mucho tiempo, no sin un gran trabajo de sus dos corredores. Russell rodó con cierta tranquilidad como líder, pero no sin sobresaltos. En algún momento, Leclerc se le acercó ante un inesperado problema: un plástico se le enganchó en la zona baja de su coche.
Los actuales monoplazas adquieren la mayor parte de su agarre aerodinámico desde la panza debido al llamado «efecto suelo». Si el flujo de aire no es perfecto, sufren. A pesar de ello, Russell acabó ganando. El otro de Mercedes, Hamilton, realizó otra excelente carrera tras salir décimo, con aciertos en pista, en estrategia, y sabiendo aprovechar los errores ajenos.
Muy desaparecidos los McLaren que han martirizado a todos durante más de la mitad del calendario. Los de Woking dieron con la tecla desde el inicio de la temporada y con las limitaciones presupuestarias al resto les ha costado mucho darles caza. Sin embargo, en Las Vegas apenas brillaron.
Tan es así que, a falta de dos carreras, es probable que Ferrari y el ritmo ascendente que llevan, se hagan con el mundial de constructores. Si los ingleses acumulan 608 puntos, los 584 de los italianos hacen pensar que esto es posible.
En Red Bull no tienen un mal coche, pero a tenor de lo visto durante el año, no tienen el mejor con un Adrian Newey en proceso de abandono del barco. Es una de las razones que otorga mayor mérito a Max Verstappen, que ha logrado su cuarta corona con el que en teoría es el tercer coche de la parrilla; así queda reflejado, puntos en mano, en la tabla clasificatoria.
El ahora tetracampeón parece haber dejado atrás épocas más espectaculares y expresivas, para ir a lo eficiente, a tangible; ha madurado. Sin el mejor monoplaza, el hijo de Jos Verstappen, y pareja de Kelly Piquet, logró su cuarto título. Ya solo le quedan por delante Fangio, Schumacher y Hamilton.
Próxima parada: 1 de diciembre, en Catar, penúltima del calendario y en la que McLaren y Ferrari se las verán por el título que queda pendiente.