Juanma Castaño: «A mí no me gusta jugar al fútbol, me parece un deporte muy lesivo»
El popular periodista deportivo visita ‘El purgatorio’ para confesarse sobre el éxito, la vida sin Twitter o su relación con Florentino Pérez
Juanma Castaño (Gijón, 1977) luce morenazo. Impropio para la fecha del año. Me atropella la vergüenza y no le pregunto si se da rayos uva o algo por el estilo. Hay errores que un periodista nunca se termina de perdonar. El de Gijón luce un color de piel envidiable, dientes níveos, barba cuidada, una estilosa camisa azul, un ‘peluco’ en su muñeca derecha. Da la mano con seguridad al llegar, y hace lo propio al despedirse. Antes, durante y después de la entrevista, veo a un hombre con charme. Ingenioso, rápido. El éxito, queridos, en esto de la comunicación, no es casualidad. Trabajo y talento. Y suerte, claro.
Castaño, o sea, «el paleto», como le apodan algunos de sus compañeros de micro, lleva fajándose su hueco en la prensa deportiva desde que era un chavea gijonés. Ahora, vividos los goles, gritados los años, es una de las voces de referencia en la prensa futbolera patria. Asegura llevarse bien con el ego: «Lo que tengo de gilipollas, ya lo traía de serie». Es el asturiano un tipo que aspira a una vida tranquila. Se siente buen padre, aunque reconoce ser «cuñao» en lo de no saber del todo el curso al que van sus hijos. «Hay una España silenciosa que ahora, cada vez que no se acuerda del curso de su hijo, se siente identificada conmig0».
No le falta esperar a un juicio sobre el caso Negreira: «Para mí el daño ya está hecho». Le preocupa la política, aunque apenas ha votado en su vida: «Me tienen que tocar mucho los huevos con algún tema en concreto». Se siente libre de pasiones mayoritarias: «Lo que les jode a algunos es que no me pueden situar ni en el Madrid ni en el Barça». Quizá por eso, tiene la sensación de que Florentino Pérez y Joan Laporta no le pueden ni ver. Le gustaría hablar con Luis Enrique para aclarar algún que otro lío mediático durante el Mundial. Se marcha de la entrevista, directo a la radio. Allí hablará, pero una vez que ha sido purgado.
PREGUNTA.- Están los que le quieren y le llaman «paleto».
RESPUESTA.- Bueno, en realidad me llama paleto alguna gente en la radio, pero con cariño. Porque vine del pueblo, de Gijón. Y me faltaba traer una caja de galletas con gallinas y las madreñas puestas en los pies.
P.- ¿Hay periodistas deportivos con más ego que muchos futbolistas de Primera División?
R.- Eso es difícil. Los futbolistas tienen mucho ego, pero hay seguramente más razones para tener ego siendo futbolista que siendo periodista, porque al final, siendo futbolista eres un ídolo de masas y siendo periodista eres un tipo vilipendiado.
P.- Bueno, pero hay gente que quiere mucho a algunos periodistas.
R.- Sí, todavía queda gente que admira a periodistas, es cierto.
P.- Cada vez menos, es verdad.
R.- Hay pocos, se habla de que hay algunos, ahí recogidos en una reserva natural en Soria.
P.- Como si fueran un lince ibérico. ¿Cómo se lleva con el ego?
R.- Pues claro, yo diría que bien, pero habrá gente que me conoce que dirá que me he vuelto gilipollas, y yo lo que les diría es que lo que tengo de gilipollas, ya lo traía de serie. O sea que era así cuando tenía 20 años y no estaba donde estoy ahora, dirigiendo un programa por la noche. Creo que bastante bien. Creo que soy bastante normal dentro de este ámbito, que a veces es difícil de gestionar.
P.- ¿Pero hubo alguna vez en que familiares y amigos le dijeron «baja un poco»?
R.- Pues igual sí, pero yo creo que lo hacían sabiendo que me herían más que conscientes de que era verdad lo que decían, porque no me lo han vuelto a decir y, de verdad, que no tengo esa sensación. Todo lo contrario. Creo que, es más, en el cuerpo a cuerpo humano gano bastante. Es decir, cuando estoy con alguien, una expresión muy habitual es que me digan: «Coño, en persona me caes bien». Con lo cual es una cosa que se agradece.
P.- ¿Hay mucho periodista que es un deportista frustrado?
R.- Pues seguramente. Pero en mi caso yo, por ejemplo, desde pequeño quería ser el que contaba los partidos, no el que jugaba los partidos.
P.- ¿Nunca tuvo intención de jugar al fútbol?
R.- Nunca. De hecho, a mí no me gusta jugar al fútbol. Me parece un deporte muy lesivo. Discuten mucho, chocan, se pegan. Entonces yo prefiero deportes más solitarios, salgo en bici, no discuto con nadie. Me gustan el tenis, el atletismo… O sea, no me gusta el conflicto a la hora de divertirme. El fútbol no deja de ser un deporte de encontronazos y de choques.
P.- ¿Verlo si le gusta?
R.- Me encanta.
P.- ¿Hay periodistas deportivos que hablan de fútbol y a quienes no les gusta el fútbol?
R.- Seguramente sí.
P.- ¿Ha conocido alguno?
R.- Sí, hombre, claro. Pero de la misma manera que hay futbolistas a los que no les gusta el fútbol. Hay muchos futbolistas que no ven partidos de fútbol. Dios les ha dado ese don. Lo juegan y ya está.
P.- ¿Sabe historias de deportistas, que no se pueden contar por X motivos, que, si salieran a la luz, echarían abajo la imagen idílica que tenemos de ellos?
R.- Por supuesto, sí. Pero no de deportistas, de cualquier persona pública. He conocido tantos en estos años que hay una frase que llevo a gala: «No quieras conocer a tu ídolo». Y hay muchas veces en las que yo mismo admiro a un cantante, a un actor, y no quiero saludarle, ¿sabes? Prefiero tener la imagen de él que tengo sin conocerle. Y en el caso de algunos deportistas, pues es evidente que son mucho mejores sus personajes que ellos como persona.
P.- Es que ahora que tengo amigos que están empezando en la industria del periodismo, y me cuentan historias de deportistas de primera talla y me voy a casa con otra idea de ciertas personas.
R.- Bueno, también hay mucho mito.
P.- Sí, también hay mucha habladuría.
R.- Hay mucha habladuría, mucho mito. Y yo creo que tampoco se puede construir ahora que todos son ogros. Lo que pasa es que, evidentemente, hay alguno que parece la Madre Teresa de Calcuta y es un cabrón. Entonces, claro, no te puedes quedar con la anécdota como algo general.
P.- Además, hay personajes que tienen mucha exposición pública, y siempre puede haber una tarde mala o un día malo.
R.- Tienes mucha razón, porque yo puedo tener un mal día. Estar en una cafetería de Madrid tomándome algo y se me acerca uno y por lo que sea no le sonrío y dirá: «Jo, este tío, qué sieso. Parece que le ha molesta que viniera yo aquí». Y eso me puede pasar a mí, a ti o a cualquiera. Pero en el caso de una persona más relevante se hace la bola de lo que no es.
P.- ¿Cuál es su relación con la fe, con la espiritualidad, con Dios?
R.- Te diría que tengo muy poca relación en general con la fe, con la espiritualidad y con Dios. Con la fe, porque soy muy pesimista. Entonces supongo que la gente de fe cree que las cosas van a ir bien. Tienen fe en que todo va a funcionar y que se van a sanar, se van a curar y que hay una vida muy feliz más allá. Con la espiritualidad, poca relación, porque soy una persona más bien pragmática. Y con Dios, no voy a misa, con lo cual…
P.- ¿Hizo la comunión?
R.- Sí, y esto es que yo sé lo que pasa: que estudié 13 años con los jesuitas y ya interpreté que había hecho toda mi labor con la Iglesia, asistiendo a misas semanales en el colegio. Con lo cual, yo creo que ya he ido a todas las que tenía que ir.
P.- ¿Cuál es el peor pecado que puede cometer un ser humano?
R.- Uff… A ver, yo sé que es una cosa muy mundana, y no sé si es un pecado, pero no soporto a los tacaños, a los miserables. Eso es algo con lo que no.
P.- [Interrumpiendo] A los que van a un bar y no…
R.- Eso. Yo sé que la gente dirá: «Coño, hay pecados peores». Por supuesto: matar, robar, todo esto… Evidentemente, los pecados capitales, pero un tacaño creo que esconde algo muy oscuro en él. Ya sabes lo que te digo, estos que se escaquean de pagar rondas o de que cuando le toca pagar la ronda a ellos, hace que tú pidas un café y cuando la tengo que pagar yo, se piden el cóctel más caro de la carta.
P.- De quien dicen que es muy tacaño -hay un mito- es de Iker Casillas.
R.- Bueno, no es que lo digan, está totalmente confirmado. Eso está publicado hasta en el BOE.
P.- Juanma Castaño, por aclararlo, no es nieto de Pepe Domingo Castaño.
R.- No, nieto no, se decía que era hijo. Si te escucha decir que soy su nieto, te mata. No soy nieto, ni hijo, ni hermano, ni nada. Por desgracia, no voy a pillar nada de la herencia de Pepe.
P.- Que es cuantiosa.
R.- Por eso te digo. Me gustaría hacerme una prueba de ADN a ver si me toca algo. Pero no tiene pinta de que tenga nada.
P.- Si trabaja en la misma cadena, en la Cope.
R.- Bueno, trabaja… Él va por ahí.
P.- Se lo ha ganado el hombre.
R.- Sí, claro, desde luego.
P.- Juanma Castaño, puede que los lectores lo recuerden, participó y ganó MasterChef, empatado con Miki Nadal. Esto es como si el Alcoyano sube a Primera y gana la Liga.
R.- Es mucho más difícil. Eso es mucho más, porque yo en MasterChef quería irme. Estaba sufriendo cada vez que cocinaba y tuve la fortuna de ir avanzando semanas y semanas. Y contra todo pronóstico, acabamos ganando.
P.- Le va bien, es un hecho. Escuché a José Ramón de la Morena en su despedida de Onda Cero, el día que anunció que no renovaba, que dijo algo así como «el éxito cuesta más de lo que vale». ¿El éxito cuesta más de lo que vale?
R.- Yo entiendo a José Ramón porque además es un amigo. Es que Joserra, para llegar a donde llegó, ha sacrificado muchas horas de su vida y ha llegado a su casa a las 02:30 de la madrugada muchísimos días de su vida, sin ver acostarse a sus hijos, ni cenar con sus hijos y sus hijas, sin compartir la vida familiar. La gente dirá que le pagaban una pasta, es evidente, pero te pierdes una parte de la vida que es muy importante.
«Lo que tengo de gilipollas, ya lo traía de serie»
P.- ¿A usted le compensa?
R.- Pues a mí ahora no sé si me compensa o no, pero desde luego yo estoy en ese momento donde creo que tengo que trabajar para tratar de vivir un poco mejor dentro de unos años.
P.- ¿La prensa deportiva en España entiende de derechas o de izquierdas?
R.- Sí, claro. La prensa deportiva tiene tendencias, exactamente igual que la prensa política. Hay una prensa más cercana a Tebas y otra prensa más cercana a Rubiales. Otra prensa más cercana a Florentino. Una prensa que es más del Barcelona, otra prensa que es más aséptica. Hay muchas ideologías dentro de la prensa deportiva.
P.- ¿Usted en qué ideología está?
R.- Yo soy sorprendentemente libre, te lo digo de verdad. Como tengo la sensación de que no me pueden ni ver ni Laporta ni Florentino, y como tampoco Tebas y Rubiales me tienen mucha estima, pues me han convertido en una persona que soy capaz de decir lo que pienso pensando lo que digo.
P.- ¿Es difícil eso?
R.- Pues mira, antes era más difícil y yo creo que ahora es más sencillo, porque ahora los clubes, por ejemplo, no conceden entrevistas, no se relacionan con los periodistas y no establecen relaciones humanas con nosotros. Se ha generado ahí una especie de distancia entre unos y otros, que yo creo que al periodismo le está dando independencia.
P.- Y de que no les importa lo que digan.
R.- No, creo que al periodista no le importa que se enfade este jugador, este entrenador o este presidente, porque, total, es que ni lo ve. Antes, cuando los periodistas viajaban con los jugadores, claro, tú rajabas de un jugador y luego te subías al avión y tenías que cruzarte con el jugador o con el padre del jugador o la novia del jugador. Y eso era jodido. Ahora eres un hombre que sale en la radio, pero no te permiten ni cruzarte con él. En eso, mucho más libres.
P.- ¿Es más difícil ganar MasterChef que entrevistar a un jugador top o entrevistar a un jugador top que ganar MasterChef?
R.- No lo sé. Para mí es casi una X. Ganar MasterChef es complicadísimo. Muy poca gente en España ha ganado MasterChef [Ríe]. Me encanta decir esta frase.
P.- ¿Cuántas personas han ganado MasterChef? Quizá 7 u 8 personas de las 47 millones que viven en España.
R.- Claro, el porcentaje es… Estamos los físicos nucleares y los que ganaron MasterChef.
P.- ¿Echa de menos el periodismo deportivo más salvaje, más libre?
R.- Ya te digo que ahora veo que, a veces se pasa de salvaje y libre. A ver. Lo que pasa es que, como muchos periodistas tienen clara su idea, parece que están dirigidos por alguien de atrás. Pero en mi caso, creo que en el programa que dirijo somos bastante independientes y libres.
P.- ¿Y el mundo del deporte es más cabrón que el de la política? ¿Hay más envidias, egos, trepas?
R.- No, yo creo que es más difícil el de la política. No tengo experiencia, pero alguna vez que me metía en un charco, cuando yo tenía Twitter, en algún comentario político, buff, veía casi más hostilidad ahí que en el mundo del deporte. Sí, en el mundo de la política hay muchos intereses en juego. También hay cosas muy turbias por ahí.
P.- ¿Le preocupa la política?
R.- Me preocupa vivir en un país que tenga unos ideales moderados. Por ejemplo, yo me sitúo mucho en eso, en que vivamos todos bien, tratar de tener unos dirigentes que gobiernen para todas las clases sociales, no sólo para los poderosos, ni sólo para los humildes. Cuando dicen: «Voy a gobernar para los humildes»… No, hay que gobernar para todos, porque los poderosos generan riqueza y porque los poderosos necesitan de los humildes para seguir generándola. Entonces yo creo que me sitúo en un punto muy moderado. Yo creo que hay demasiados extremos.
P.- ¿No me dirá que es usted de centro?
R.- No, pero te diré que me tiré sin votar… Creo que voté después del 11-M y luego volví a votar en las últimas elecciones que hubo en Madrid.
P.- En las de 2021.
R.-2021. Desde el 11-M estuve 15 años sin votar, ni europeas, ni locales ni nada. Y la gente me daba caña. Me decían: «Pues si no votas no tienes derecho a quejarte». ¿Cómo que no tengo derecho a quejarme por no votar? Si yo pago impuestos, pago una pila de impuestos, ¿por qué no me voy a quejar por no votar? No estoy obligado a votar. Votar es un derecho no una obligación.
P.- ¿Va a votar este año?
R.- No creo.
P.- ¿En nada? Ni en municipales, ni en autonómicas, ni en generales.
R.- Tiene que pasar algo muy gordo para que yo vaya a votar, es decir, que realmente me toquen mucho los huevos con algún tema en concreto. No sé si me explico.
P.- ¿Qué fue lo último en lo que le han molestado?
R.- La pandemia. Ahí fue donde reaccioné.
P.- Digamos que había un modelo que no le gustaba y otro que sí.
R.- Más o menos. Y hasta ahí puedo leer.
P.- Hablando de libertades. Hace unos días escuchaba a Mario Vaquerizo, que también estuvo MasterChef en su momento, y vino a decir en el prime time de Telecinco: «Mi familia ha vivido de una dictadura y yo ahora me siento identificado. No puedes decir lo que piensas. Se supone que habíamos avanzado mucho». Vaquerizo tiene 48 años y Juanma Castaño 45. ¿Tiene esa sensación?
R.- No.
P.- ¿Te parece una absoluta…?
R.- No, yo respeto la opinión de Mario Vaquerizo. Me acabo de enterar justo antes de venir a esta entrevista. Lo leí porque Jorge Javier le ha metido un palo tremendo en una carta a él y Alaska. Es que ahora como no tengo Twitter, me encanta.
P.- ¿Cómo se vive sin Twitter? Estará mucho más relajado.
R.- Yo estoy en la gloria. Ahora me extraña cuando alguien me insulta. Pero evidentemente no puedo decir si esto es parecido a una dictadura, pero yo creo que no. Para empezar, no lo es desde el momento en el que puedes hacer esas declaraciones. No vivimos, felizmente, en una dictadura y espero que nunca volvamos ahí.
P.- Se ha convertido en cliché esto de «no se puede decir ya nada».
R.- Sí, bueno, pues me los llevaba yo a Rusia, a ver qué puedes decir en Rusia.
«El Barça es un actor clave del independentismo»
P.- Caso Negreira. ¿Es el escándalo más grande que recuerdas haber contado como periodista?
R.- Es probable. Aparte, esto que se dice de «no, vamos a esperar que la justicia». Yo no tengo que esperar. Para mí que el Barça haya pagado al vicepresidente de los árbitros, en concepto de lo que sea, ya es un escándalo, porque es una persona que está ostentando un cargo en algo tan relevante como los árbitros, recibiendo dinero de un club que está compitiendo. Eso está admitido, está probado y está reconocido. Evidentemente, el escándalo sería mucho mayor si ahora sale un árbitro diciendo que el dinero de Negreira se lo daba también a él para que pitar a favor del Barça. Yo no creo que eso ocurra. Pero es que para mí el daño ya está hecho. Y es que el Barça le pagaba al vicepresidente de los árbitros.
P.- ¿Esta mancha ya no se borra?
R.- Se borrará con el tiempo o tratarán de hacernos ver, si es que hay una sentencia, de que aquí no ha pasado nada: «¿Veis como somos inocentes». Solo el hecho de pagar esa cantidad de dinero por unos informes arbitrales que no miraban los entrenadores, ni los jugadores ni nadie, ya significa que tú estabas utilizando fondos del club para una causa que era de todo menos noble.
P.- ¿No te importa la sentencia o lo que digan los jueces?
R.- Sí, sí me importa. Me importa porque eso tiene que probar si realmente eso tuvo repercusión en los resultados deportivos. Pero lo que yo digo es que ya el hecho en sí está mal. Es decir, es como si yo contrato, el ejemplo es un poco bestia, pero imagínate que yo contrato a alguien para que te mate a ti.
P.- Sí, sería poco agradable.
R.- Y no te mata. El delito ya es que yo le contrate. Otra cosa es que luego lo consiga o no, o me haya engañado a mí y me diga «oye, voy a matarle», y yo me lo crea. Y él coge el dinero y se pira. Al final yo he cometido un delito. Entonces creo que el hecho de pagarle al vicepresidente de los árbitros esa cantidad ya supone una irregularidad salvaje.
P.- ¿Cree que el Barcelona va a utilizar la táctica del «me han engañado»?
R.- Claro, ya la están utilizando. «Me han engañado. Madrid está contra nosotros. Qué casualidad que somos líderes en la Liga». Es un poco el papel de víctima, pero en realidad no convence más que a los más acérrimos.
P.- Eso le iba a preguntar, por el victimismo de Laporta. Esto de la ofensiva de Madrid contra Cataluña, del «vienen a por nosotros» ¿esto le sirve para su gente? ¿La gente de Cataluña cree ese discurso?
R.- Yo estoy convencido de que un porcentaje muy elevado de gente en Cataluña le compra ese discurso. Y le funciona. Pero él está obligado a dar otro tipo de explicaciones. No vale con decir «vienen a por nosotros». Tienes que decir por qué le cuadruplicaste el sueldo a Negreira.
P.- Entonces también tiene parte de culpa la afición culé que se cree eso.
R.- La afición culé está protegiendo a su institución. La culpa la tiene el que paga, no el que luego trata de que el escándalo no vaya a más, porque la afición culé lo que no quiere es que el equipo tenga sanciones deportivas, que la institución se vea sancionada de una forma grave.
P.- Justamente, proteger la institución, entiendo yo, consiste en que si se ha cometido una falta, habrá que sacar a quien la ha cometido.
R.- Sí, pero si tú admites esa falta y esa falta te supone que estás dos años fuera de Europa o tres fuera de Europa, pues evidentemente si podemos pasar página, mejor. Yo creo que en eso entiendo la afición.
P.- Si un chaval quiere estudiar periodismo deportivo y ve que el día siguiente de que salga el caso Negreira, los dos principales periódicos de Cataluña, el Sport y el Mundo Deportivo, sacan portadas en las que no hay ni una sola mención al caso Negreira… ¿Qué aprende ese chaval?
R.- No, porque no tiene que no tiene que mirar esos periódicos. Porque evidentemente eso es de todo menos ejercicio de periodismo. O sea, hay que ser un poco consecuente y ellos mismos, los directores de Sport y de Mundo Deportivo, admitirían que ese día no cumplieron con el deber de informar de lo realmente relevante.
P.- ¿Es propaganda?
R.- No digo que sea propaganda porque yo no estoy para dar lecciones a nadie. Pero ese día no hicieron una buena práctica de su oficio.
P.- ¿Hay periodistas que le tienen demasiado cariño al Barça en Cataluña?
R.- No, yo lo entiendo. Hay la corriente de que el Barça necesita su prensa y que el Madrid tiene la suya. Entonces se encierran en torno al Barça. Lo entiendo absolutamente. Hacen una información muy pro Barça, pero eso no debe chocar con el objetivo primordial, que es el de ser leal a la verdad y a la noticia. Hay cosas muy graves como estas que tienen que superar tu amor al Barça.
P.- ¿El Fútbol Club Barcelona es un actor más dentro del independentismo catalán?
R.- No, no es un actor más, es un actor clave. El Barça supongo que será la marca más reconocida de Cataluña. Entonces, cualquier tipo de reivindicación que se pueda hacer dentro del estadio o que tenga por el medio del Barça tiene una relevancia internacional importantísima.
P.- Es más que un club.
R.- Por supuesto, es que lo es. Es un símbolo y una estructura muy potente en el mundo entero.
P.- ¿Usted cree que a los catalanes y sobre todo a los independentistas, les molestó que Messi se fuera del Barcelona sin decir ni una sola palabra en catalán, al menos en público?
R.- No lo sé, porque yo tengo que entender que a Messi se le perdona todo. O sea, que puede hablar en el idioma que quiera. Messi es Messi. Y no, no tengo la sensación de que le censuraran el hecho de no hablar catalán. Yo conozco muchos catalanes muy independentistas y jamás me han rajado de Messi. Es libre para hacer lo que le dé la gana, incluso para no hablar catalán.
P.- Desde Cataluña se habla mucho de la ‘caverna mediática’. ¿Qué significa esto?
R.- La ‘caverna’ es un término que yo creo que se inventó Laporta. La ‘caverna’ es el término con el que allí se denomina a los periodistas que son muy madridistas y que van muy a saco contra el Barça.
P.- ¿Conoce a gente de la ‘caverna’?
R.- ¿Que si los conozco? Te doy los números si quieres. Claro. La ‘caverna’ existe.
P.- ¿Tiene a gente de la ‘caverna’ en El Partidazo?
R.- Por supuesto.
P.- ¿Y eso es bueno?
R.- Hombre, está claro. También tengo gente de la ‘caverna’ de Barcelona. Es que hay que tenerlos controlados. Siempre. Hay que tener a un topo infiltrado en la ‘caverna’ blaugrana y en la blanca.
P.- ¿Eso no es malo? Gente muy madridista o gente muy culé.
R.- No, te pueden aportar el punto de vista del aficionado que te está escuchando y que es cercano a esa postura. Al final, nosotros hacemos un programa de entretenimiento que trata de eso, de divertir y de muchas veces cabrear también al oyente con lo que está escuchando.
P.- Siempre que se habla de la ‘caverna’ sale el nombre de Florentino Pérez, el presidente de ACS y del Real Madrid. Siempre que se habla de la ‘caverna’ y del poder en España. ¿Es Florentino Pérez tan poderoso como parece?
R.- Es muy poderoso. Muy poderoso.
P.- O sea, que es más de lo que parece.
R.- No lo sé, porque no tengo una vara de medir el poder en este país, pero es una persona que ha movido los hilos en España durante muchos años y que es un empresario con un poder y una influencia tremenda.
«Criticamos a Florentino porque trata mal a los periodistas y a la gente se la suda eso»
P.- ¿Sigue moviendo los hilos?
R.- No lo sé.
P.- O sea que Florentino ha pedido su cabeza.
R.- No, no lo sé si la ha pedido, pero…
P.- Pero tiene intuiciones.
R.- Yo estoy convencido de que no le gusto. Pero no puedo saber más.
P.- ¿Ha cenado o comido alguna vez con él?
R.- No, me tomé un café una vez.
P.- ¿Le intentó hacer madridista?
R.- No, qué va. Yo creo que sabe que es imposible. Los barcelonistas también saben que es imposible que me haga del Barça. Eso es lo bueno y yo creo que es lo que les jode a algunos. No me pueden situar ni en el Madrid y en el Barça. Ni en el Atleti. Las opiniones que yo tengo son opiniones que están totalmente alejadas de la pasión por estos equipos, porque no siento pasión por ninguno de ellos.
P.- ¿Y Florentino Pérez es tan buen gestor como muchos dicen?
R.- Eso es indudable, porque las cuentas del Real Madrid ahí están, y es un club que ha salido de la pandemia con una salud económica muy importante y luego su legado es brutal. O sea, aparte de los títulos, Florentino se irá del Madrid habiendo construido una ciudad deportiva impresionante y dejando un estadio que puede ser el estadio urbano más impresionante del mundo. El legado es absolutamente indiscutible. Muchas veces digo que nosotros criticamos a Florentino porque trata mal a los periodistas, pero a la gente se la suda eso. La gente lo que quiere son las Copas de Europa, un estadio muy bueno y un equipo con estrellas. Y eso lo tienen.
P.- Y después de Florentino, ¿qué?
R.- Pues no lo sé. Lo he pensado muchas veces.
P.- Rafa Nadal, dicen algunos. Yo no lo veo.
R.- No, bueno, no puede, no creo que tenga antigüedad de socio.
P.- Dinero sí, antigüedad no.
R.- Y dinero, ojo, hay que avalar mucho. Yo creo que es un reducido grupo el de los que pueden presidir el Real Madrid. Menos de los que ganaron MasterChef. Florentino lo ha blindado. Su blindaje tiene cierta lógica. Es un blindaje «antijeques». Que no pueda venir un jeque a hacerse socio del Madrid y a los dos días ser presidente y prácticamente dueño del club. Pero claro, ha limitado mucho también el número de madridistas que pueden acceder a la presidencia.
P.- Es difícil llegar a ser presidente del Madrid y yo creo que nadie quiere ser presidente del Barça.
R.- Ahora mismo ser el presidente del Barça para mí es un marrón, por más que digan que no, que es un honor y tal. Y todo esto, ojo, que el equipo necesita una reestructuración porque está pasado el límite salarial. Se van del Camp Nou porque hay una obra de dos años, el caso Negreira, las palancas. Ostia, es que a mí me dan el Barça y me da un ataque de estrés, que me muero el primer día. Con lo tranquilo que me gusta vivir a mí. Y en el Madrid, pues es un poco al revés. Eres el presidente del Madrid y es que es otra cosa.
P.- Dice que no siente pasión por ninguno de los dos equipos, pero, por ejemplo, viendo las remontadas del Madrid en Champions...
R.- Disfruté mucho, claro. No sentir pasión no quiere decir que no me alegre de algunas cosas que les pasan.
P.- Ya le van a llamar madridista.
R.- Sí, pero también me gustó cuando el Barça remontó contra el Paris Saint-Germain. Es que no me van a pillar en esas, no me van a pillar. Pero las remontadas del Madrid me dieron noches de radio absolutamente inolvidables, y yo al final necesito que el oyente por la noche ponga la radio para escuchar algo que sea interesante.
R.- ¿Y ve comparable el hecho de que los periódicos deportivos catalanes no informaran al día siguiente del caso Negreira con que hubiera programas que no informaran de los audios de Florentino Pérez que publicó El Confidencial?
R.- Mira, en este tema yo tengo muchas dudas. No estoy muy seguro de si hay que emitir o no hay que emitir eso porque son unas grabaciones sin consentimiento en un ámbito privado. Es decir, no tiene nada que ver. Lo otro es una actuación con dinero del club, contratando al vicepresidente de los árbitros, probado con unas facturas. Esto son comidas en un restaurante con un micro debajo de la mesa.
P.- Me está diciendo que tiene dudas, a posteriori, de si debió informar sobre ello.
R.- Sí, tengo todas las dudas del mundo, pero es que tener dudas no es malo. Es decir, yo no soporto a la gente que está segura de todo. Es que, a día de hoy, si pasara hoy, si hoy me mandan otras grabaciones de alguien, de una persona del fútbol que le han hecho de extranjis y que pone a parir a jugadores, digo: «Debo omitir esto que está grabado sin consentimiento, que está grabado a mala fe, donde no hay nada más que unas opiniones personales sobre unos jugadores». Otra cosa es que en esas grabaciones digas: «Mira, he pagado en negro los contratos de este jugador, de este y de este durante estos años». Ahí está reconociendo un delito, con lo cual ya digamos que ya traspasa un poco el ámbito meramente ético. Es que ya es un ámbito legal. Pero de lo otro tengo muchas dudas.
P.- Humanizó al presidente. Hubo gente que incluso dijo: «Ah, pues tiene razón en lo que dice de Casillas, de Guti…».
R.- Solo te puedo decir que hubo mucha gente que no se sorprendió.
P.-Sí, escuché a Paco González decir que era habitual verle en comidas, en un ambiente distendido en el que rajaba.
R.- Es rajón.
P.- Supongo que ya menos.
R.- Por las noticias que tengo, no ha bajado el pistón. Él se siente libre en las comidas para opinar de lo que tenga que opinar.
P.- ¿Es Juanma Castaño un hombre pasional?
R.- ¿En qué?
P.- En la radio, en la vida. Me da esa sensación.
R.- En la radio, sí. Y en la vida también. Trabajando, no. Es decir, a mí ir a trabajar no me genera pasión. ¿Sabes lo que te digo? No soy un loco del trabajo. A mí me encanta descansar, pero para las cosas a las que hay que ponerle pasión, no tengas ninguna duda que se la pongo.
P.- No he encontrado todavía a nadie que hable mal de Paco González.
R.- Te puedo dar teléfonos de gente que hable mal de Paco González. Paco tiene sus cosas también. Parece el tío más sensato y más prudente del planeta, y nada más lejos de la realidad. O sea, Paco lo esconde muy bien.
P.- ¿El qué esconde muy bien?
R.- Coño, que tiene las mismas pedradas que la mayoría. Por ejemplo, una persona que come durante ocho días en el mismo restaurante en la misma mesa, a mí me genera dudas. Su virtud es que es el mejor haciendo radio deportiva de largo y que, evidentemente, yo le debo muchísimo.
P.- Y si le digo Luis Enrique.
R.- Me apetece decirle alguna cosa. Hubo cosas del Mundial que quedaron un poco mal explicadas. Y a lo mejor las entiende si se deja que se lo expliquen. Es una persona muy peculiar. Yo creo que es un tío muy amigo de sus amigos, muy leal. Creo que es un muy buen entrenador y que está muy bien preparado. Pero que tiene un carácter con nosotros, con los medios de comunicación, absolutamente equivocado.
P.- Odia a…
R.- Sí, por eso. No se puede estar en este ámbito con esa actitud permanente hacia todos. Vamos, creo yo. Él considera que no tiene que hacer absolutamente nada con nadie, ni hablar con nadie. Y yo creo que no es necesario y seguramente en algún momento, algún medio de comunicación habrá hecho algo bueno con Luis Enrique.
«Me tienen que tocar mucho los huevos con algún tema para que vote»
P.- Una sobre el Atlético de Madrid. ¿Es el Atleti el único equipo de los grandes que aún no ha resuelto el problema de los ultras?
R.- Pues mira, justo hoy he tratado este tema y creo que es verdad que el Atleti tiene que resolver ese problema. Y yo creo que están buscando las vías de cómo resolverlo de manera definitiva. Y no lo van a tener fácil. Pero quiero pensar que la intención la tienen y que no quieren ningún tipo de colaboración con esta gente.
P.- Si empezamos hablando de pecados, termino preguntando: ¿dónde, cuándo y cómo ha sido más feliz?
R.- Fui muy feliz cuando empecé, porque para mí hablar en la radio era la leche. Yo hablaba solo con un radiocasete en mi casa, y de repente, empecé a colaborar en un programa de deporte juvenil los fines de semana, en una emisora como la SER de Gijón y tal, y yo flipaba que me dejaran hablar. En esa etapa fui profundamente feliz. Pero he de decir que ahora soy feliz.
P.- ¿Y cuál ha sido el milagro de su vida?
R.- Es que debería decir «mis hijos y tal», pero eso no es milagroso, es biológico. Hacer hijos es muy fácil y muy placentero. Lo jodido es criarlos. Hay gente que se atribuye un mérito con lo de los hijos. Si casi todo el mundo tiene hijos…
P.- También le cayeron críticas por lo de los hijos cuando fue a La Resistencia.
R.- Sí, porque no supe el curso en el que estaban y tal. Es que todo el mundo es muy listo, todo el mundo sabe todo. Todavía recibo mensajes de padres que no saben en qué curso están sus hijos y se sienten muy identificados conmigo. ¡Me cago en la leche! Justo ayer me mandaron este audio. [Juanma pone el sonido del audio que le mandaron] «Joder, que mal rollo. Me acabo de acercar al colegio de mis hijos a dejar una mochila para mi hijo mayor, que se la ha dejado, de la adrenalina, porque es alérgico y tal, para luego, cuando vaya a fútbol. Y me pregunta el curso, y no he tenido ni zorra idea de decir el curso del niño. He dicho primero de la ESO, ja, ja, pero me lo he inventado, porque parece que me he inventado la letra. Me siento muy identificado con Juanma Castaño. Ni puta idea del curso que hace mi hijo».
P.- Me acabo de quedar planchado.
R.- Esta es la prueba de que hay una España silenciosa que ahora, cada vez que no se acuerda del curso de su hijo, se siente identificada conmigo.
P.- Hay una España silenciada que no sabe a qué curso van sus hijos.
R.- Saldremos a la calle algún día. Pero vamos a ver una cosa, si es que yo ya lo he explicado mil veces. O sea, evidentemente debería saberlo. Soy un poco cuñado en esto. Como yo hice la EGB y BUP, siempre que trato con mis hijos trato de equiparar dónde están ellos a donde estaba yo, para saber si estudian lo que yo estudiaba. Entonces me lío con los cursos, pero ahora ya lo tengo claro, primero y cuarto de la ESO.
P.- Después pasa lo contrario, que hay padres muy pendientes de sus hijos.
R.- Demasiado. Y los grupos del colegio de WhatsApp… Yo no he sido un padre de parque, ni de grupos de WhatsApp ni nada de eso. Y soy un buen padre. Estos padres que van y echan cinco horas en el parque y el niño se tira 200 millones de veces por el tobogán. No, eso es absolutamente abusivo. Tirarse durante cinco horas por un tobogán. Yo he ido al parque un poco y luego he ido a otro sitio y a otro sitio. Es que yo creo que son cosas normales.
P.- Si sus hijos le dicen que se quieren dedicar al periodismo deportivo, ¿les dice que no?
R.- No, yo les digo que se dediquen a algo. Hablando en serio, yo les digo hay que ir pensando en hacer algo. Tiene que ser algo que hagan por vocación de verdad, que les guste y que piensen que les va a hacer felices, no que les va a hacer ricos. Eso es lo que yo quiero que persigan. Algo que les haga felices en el trabajo y en la vida. El mayor dice que quiere ser empresario.
R.- Cuidado, que ahora están muy mal vistos en España.
P.- Sí, claro, pero yo le digo: «Hombre, si eres Juan Roig o Amancio Ortega, genial. ¿Pero a qué te refieres con empresario?» Y me dice: «A tener empresas». Y el pequeño, fisioterapeuta.
P.- Está bien. Sí, que se alejen del periodismo.
R.- Entonces ya hemos pensado que el mayor monte una empresa de fisioterapia para que trabaje el pequeño.
P.- Así los niños que se caigan de los toboganes en los parques acudirán a la empresa de fisioterapia.
R.- Efectivamente.