El multitudinario Mundial de fútbol que la FIFA pretendió, sin éxito, borrar de la historia
Dinamarca se proclamó campeona del mundo de fútbol femenino en la final ante México en un abarrotado Estadio Azteca
Septiembre de 1971. Más de 100.000 espectadores abarrotan el Estadio Azteca. Es la final de la Copa del Mundo, y en ella están dos grandes potencias. Dinamarca, por un lado, y la anfitriona, México, por el otro. Se está celebrando la segunda edición de un Mundial de fútbol femenino no oficial –por «no oficial», entendamos que no estaba organizado por la FIFA– y la acogida no puede ser más multitudinaria. Está en juego mucho más que un trofeo, está en juego que el fútbol deje de ser algo solamente de hombres.
Esta historia de pioneras, de la que se cumplirán este año 54 años, merece ser contada. Merece ser recordada, aunque la propia FIFA haya querido borrarla de los anales. Lo que entonces se intentó silenciar, y prácticamente se ha olvidado, lo cuenta el documental Copa 71. Una película producida por las hermanas Venus y Serena Williams junto a la futbolista estadounidense Alex Morgan, dos veces campeona del mundo.
Un Mundial desconocido hasta por las leyendas
El documental, que recupera imágenes de archivo y sigue a los seis equipos que participaron en aquel torneo organizado por la Federación Internacional y Europea de Fútbol Femenino, tiene un interesante punto de partida: ni las grandes leyendas de este deporte tienen conocimiento de un evento que rompió todo tipo de récords. El ejemplo es la icónica Brandi Chastain, dos veces campeona del mundo con Estados Unidos. Una jugadora que, en la final del Mundial organizado por su país contra China, marcó un hito con su celebración sin camiseta. Una imagen que dio la vuelta al mundo y que sigue bien fijada en la retina de tantos.
Sin embargo, Brandi nunca había oído hablar del Mundial de 1971. De hecho, durante mucho tiempo pensó que era aquella final contra China en el Rose Bowl de Pasadena, California, la que ostentaba el récord de asistencia a un partido de fútbol femenino. En aquella ocasión, fueron 90.185 los asistentes. Sin embargo, en la de México 1971, fueron más de 110.000. Y si un referente como Brandi Chastain no había oído hablar del Mundial de 1971 –y por tanto, el común de los mortales tampoco–, es porque alguien había intentado silenciarlo, borrarlo de la historia. Copa 71 llega para hacer justicia a aquellas pioneras.
El borrado de la historia
Si bien para la FIFA el primer Mundial femenino de la historia es el de China 1991, tenemos que remontarnos un par de décadas atrás para encontrar el original. Fue en Italia, en 1970, y aunque no tuvo la acogida de la que gozó la cita del año siguiente en México, aquel torneo está documentado. Hasta entrados los años 90, para el ente que gobernaba y sigue gobernando el fútbol mundial, que lo jugaran las mujeres era simplemente una quimera. Incluso llegó a tildar el fútbol femenino de «inmoral e indecente». La FIFA, de hecho, sigue sin reconocer todos aquellos torneos organizados por otros que, al contrario que la federación internacional, veían en el fútbol jugado por mujeres una realidad incontestable. Para el organismo presidido por Gianni Infantino, el de 1991 sigue siendo el primer Mundial femenino de fútbol de la historia.
La realidad, sin embargo, se impone, y recuperar la lucha y la gesta de aquellas pioneras es la idea de Copa 71. Todo era, qué duda cabe, muy precario. Al no ser un evento oficial de la FIFA, las jugadoras de las seis selecciones – México, Argentina, Italia, Inglaterra, Dinamarca y Francia– no recibían ninguna remuneración económica. Sin embargo, alguien sí se llenó los bolsillos, ya que las entradas a los partidos no eran gratuitas. De hecho, costaban entre 30 y 80 pesos de la época. Nada desdeñable. Además, varios partidos fueron televisados, y la publicidad era visible en los campos.
¿Quién organizó el Mundial de 1971?
Llegados a este punto, cabe preguntarse: ¿quién organizó realmente el Mundial de 1971? Sobre el papel, la responsable fue la ya mencionada Federación Internacional y Europea de Fútbol Femenino (FIEFF), aunque esta es una organización sobre la que no hay demasiada información. Fue creada en 1970 por empresarios turineses que veían en esta una interesante vía de negocio, y en 1972 se extinguió, a pesar del éxito de las dos citas mundialistas organizadas. En las décadas de los 50, 60 y 70, el fútbol estaba prohibido para las mujeres en muchas federaciones, incluida la española. Por eso, muchos países declinaron participar en los dos mundiales de organizados por la FIEFF. Además, la cobertura mediática de estas citas fue prácticamente inexistente más allá de las fronteras de Italia y de México.
La FIEFF, ante los muchos problemas planteados por las federaciones nacionales y por la propia FIFA, terminó desistiendo. Aparte de los de la FIEFF, había otros intereses económicos en esta cita. Tras el éxito del Mundial masculino celebrado en México en 1970, varios empresarios mexicanos tuvieron la idea de replicar la experiencia pero, esta vez, con futbolistas femeninas. La idea fue buena, y es que ese dinero del que hablábamos –ese que no fue a parar a los bolsillos de las jugadoras– sí engordaron las cuentas bancarias de estos empresarios. ¿Quién organizó realmente esta Copa, con qué fines? Es una de las dudas que plantea el documental, y además la deja abierta.
Una mirada al futuro sin olvidar el pasado
Lo que plantea Copa 71 es una cuestión relacionada con la memoria. La información es poder y, cuando sabes que 50 años antes de que el fútbol femenino ocupara portadas en todo el mundo, ya había mujeres que lo jugaban ante decenas de miles de personas, el relato cambia. También plantea una cuestión de justicia: la gesta de aquellas futbolistas merece ser contada, porque merece ser conocida.
Hoy que el fútbol femenino mueve masas –menos, seguro, que las que muchos desearían–, hoy que el mundo entero ve a Olga Carmona meterle un gol a Inglaterra que hace campeona a España, hoy que esta lucha sigue tan viva… No debemos olvidar el pasado, porque las referentes están ahí desde mucho antes de que se celebrara el primer Mundial de la FIFA. Están ahí, incluso, desde mucho antes que se jugara el Mundial de 1971 que abarrotó el mítico Estadio Azteca de México. Aunque la FIFA siga sin querer reconocerlo. Lo que ya no va a poder hacer es ocultarlo.