Ancelotti y Luis Enrique ponen el 'modelo Barça' frente al espejo
El modelo de club abierto, diverso y plural del Madrid se impone al del pensamiento único que predican desde Barcelona
Carlo Ancelotti. | Zuma Press
El madridismo vive inmerso en un estado de felicidad y de paz consigo mismo que debe andar cercano al nirvana. Es lo que tiene eliminar al City de Guardiola y finiquitar al Barça de Xavi en tan solo una semana, que no sólo te metes en semifinales de la Champions y te conviertes en virtual campeón de Liga, sino que, además, tu modelo de club; abierto, diverso y plural se impone al del pensamiento único que predican desde Barcelona.
Fue Xavi Hernández el que aseguró que «el Barça es el club más difícil del mundo porque no sólo exige ganar, sino que además sólo vale hacerlo jugando bien». Este último concepto es el importante ya que por la ciudad condal se entiende que «jugar bien es someter al contrario con el balón» y que allí «no vale eso de vencer 1 a 0 en el 90» porque «así somos los catalanes». Además, el de Tarrasa añadía en su día que «el Madrid tiene un gran gen competitivo pero que el Barça es otra cosa».
Un discurso arriesgado que choca frontalmente con la filosofía que impera en Concha Espina: lo importante es ganar y para conseguirlo hay mil caminos. La mayoría de veces al ataque y sometiendo al rival, otras al contragolpe y las menos haciendo un ejercicio de resistencia como el del otro día en Manchester. Es lo que tiene no pontificar. Que no te conviertes en preso de tu propio discurso ni en esclavo de tu ‘modelo’.
Masterclass de ‘Carletto’ y ‘Lucho’
Luis Enrique lo entendió pronto y, a pesar de su triplete en la temporada 14-15, las furibundas críticas recibidas le llevaron a abandonar la nave blaugrana. Según la prensa y el entorno local «abusaba del contragolpe y las transiciones», algo que se alejaba del ADN culé. El asturiano se marchó con la espina clavada pero la semana pasada decidió sacársela del tirón.
De primeras en la sala de prensa, donde salió al ataque contra todo lo que ejemplifica el ‘modelo culé’, es decir, contra Xavi Hernández: «¿Quién representa mejor los valores del Barça, Luis Enrique o Xavi?: sin ninguna duda, yo. Mirad los datos, los títulos, la posesión y la presión alta. Sin ninguna duda yo. Habrá gente que opine lo contrario. No es opinable. Son datos». Y añadió: «A Xavi, como entrenador, no lo conozco de nada». Agresividad máxima de ‘Lucho’, que tenía un palo más para Xavi en la recámara después de que este fuera expulsado por sus histéricas quejas desde la banda: «Yo trato de no protestar. Parte de mi trabajo consiste en transmitir tranquilidad a mis jugadores y enseñarles a gestionar sus emociones». Eliminación y vendetta consumada a favor del PSG.
Ancelotti, por su parte, tuvo que lidiar con su no deseada condición de «mero gestor» frente al proclamado título de «mejor entrenador del mundo» que la aleccionada orbita culé concede a Pep Guardiola. Al italiano, socarrón y estoico a partes iguales, no se le alteró el pulso. Y es que siempre ha reconocido que le agrada que «le reconozcan como un fantástico gestor» pero esta vez fue el propio Guardiola quien salió en su defensa: «Jamás podría considerar que Carlo es un mal entrenador tácticamente. Situó a Pirlo de mediocentro, colocó a Kroos como medio bajo y adaptó rapidísimamente a Bellingham para que explotara. Tiene que saber por mi parte que no crea a los que hablan de manera despectiva. Desde Manchester tenemos un alto concepto de él».
Las declaraciones de Pep siempre deben de cogerse con pinzas, ya que es moneda de cambio habitual en su modus operandi el falso elogio, pero debo decir que en esta ocasión me sonaron sinceras y que, lógicamente, fueron recibidas con satisfacción por el entorno de Ancelotti. Un Carlo que puso la guinda frente a sus detractores aniquilando al City con un criticadísimo plan defensivo en el Etihad: «No he visto a ningún madridista triste por esto. Cuando tienes que sacar un resultado creo que se pueden poner cinco, seis o siete defensores. Incluso dos porteros. El autobús ya no se puede».
La ironía de Ancelotti y la mordacidad de Luis Enrique ponen el ‘modelo Barça’ frente al espejo.
