Crónica de mi primer encuentro con Mbappé
Así fue mi primera conversación con el ‘crack’ francés tras su esperado estreno goleador ante el Real Betis
Domingo por la noche. La zona mixta del Santiago Bernabéu es un auténtico hervidero de medios de comunicación. Cámaras de TV, inalámbricos de radio y reporteros luchan por hacerse con la mejor posición. Y es que nadie nos lo ha confirmado oficialmente, pero tras su doblete está claro que el que sale a hablar es Kylian Mbappé.
Mientras prevengo a mi camarógrafo Isaac y le pido que suba la señal para iniciar la conexión en directo para toda Hispanoamérica, aparece Germán. Un amable empleado de La Liga que ratifica nuestras sospechas: «¡Atentos, ya viene Mbappé!»
Las agujas del reloj marcan las 23.55 en el instante en el que Kylian, vestido íntegramente de blanco, baja la escalinata que conecta con la zona de entrevistas. Su cara transita entre la felicidad y la liberación. Y su comunicación no verbal (rascándose inconscientemente la nuca) indica un punto de rubor que no detectaríamos en ningún momento de nuestra charla con el astro francés. Tras siete veranos hablando del futuro advenimiento de Mbappé, por fin lo teníamos delante, y no íbamos a desaprovechar la oportunidad.
«Un taconazo de locos»
Aunque debo reconocer que estar a la altura del envite me inquietaba. ¿Qué perfil mostraría Kylian? Desde la distancia siempre me había parecido un chico centrado, pero influenciable es sus decisiones. ¿Estaría a la defensiva después de las primeras críticas, o se pasaría de reivindicativo? ¿Se mostraría arrollador como su ídolo Cristiano, o enigmático como su compatriota Benzema? Ni lo uno, ni lo otro. Mbappé es una marca tan extremadamente futbolística como marketiniana y, básicamente, nos dio un máster de cómo manejar la escena eligiendo la palabra adecuada.
¿Había sentido presión por no marcar en Liga o por la constante comparativa con CR? «He sentido presión por adaptarme al equipo y los movimientos de mis compañeros, porque goles he metido toda la vida. Con respecto a Cristiano, sabéis el respeto que le tengo, pero yo he venido para ser Kylian».
Legaba mi turno y le pregunté por su primer gol en Chamartín tras el impresionante pase de Valverde: «Ha sido un sueño, pero Valverde lo hace casi todo. ¿Cómo se llama eso?». Tacón o taconazo, le respondo. «Pues ha sido un taconazo de locos, y yo estaba ahí para finalizar».
Esa fue la constante de Kylian durante todo el careo. Restarse importancia mientras se la brindaba a sus compañeros. De hecho, ‘equipo’ es la palabra que repitió en más ocasiones. Y no creo que sea casual. Mbappé es natural y espontáneo, pero también inteligente, y sabe que no puede entrar en un firmamento de estrellas como el Real Madrid como un elefante en una cacharrería. La misma reflexión aplica para su relación con el gallo más lustroso del corral: Vinícius Júnior.
Ya mezcla con Vini
Mbappé lleva dos meses en Madrid, pero ya han corrido ríos de tinta sobre su supuesta mala relación con Vinicius. Desde que al brasileño le molestaba que pudiera ocupar su posición en la banda izquierda hasta que habría una lucha fratricida por ver quién lanzaba los penaltis. El crack de Bondy, que no es ajeno a la rumorología, quiso ser cristalino ante nosotros: «la gente habla de mí y de Vini. No pasa nada, es normal porque somos dos jugadores famosos, los mejores del mundo. Además, ahora nos vamos conociendo mejor y estoy aprendiendo sus movimientos».
No es una frase hecha. Vini y Mbappé conectaron como nunca ante el Betis (hasta en 15 ocasiones) e intercambiaron posiciones de la manera más coordinada que se recuerda durante los cinco partidos que llevan compartiendo terreno de juego.
Respecto a lo de los penaltis, es una ‘pena’ (entiéndase la ironía) que la realidad desmonte una supuesta lucha de egos, pero es lo que hay. A Vinícius le hicieron penalti y el canarinho le cedió la pelota al galo para que hiciera un doblete: «el míster nos ha dicho que los compartamos. Él tira uno y yo otro, pero es algo más de sensaciones: él puede tirar dos o tres seguidos o hacerlo yo. No pienso forzar, venir y coger el balón».
Aclarado el entuerto, Kylian respondió la última pregunta en inglés para los compañeros llegados de USA, demostrando que domina igual de bien la lengua de Shakespeare que la de Cervantes con un mix entre ambas: «Thank you, guys. Muchas gracias», se despidió de todos nosotros.
Así viví mi primer encuentro cara a cara con Mbappé.