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El minuto de silencio: una cuestión de humanidad

Las recientes faltas de respeto durante estos gestos de estima y despedida han motivado un viaje por la hemeroteca

El minuto de silencio: una cuestión de humanidad

El once del Real Madrid presenta sus respetos durante un minuto de silencio en el Santiago Bernabéu. | Manu Reino (Zuma Press)

Rabia, vergüenza, frustración, asco… Podría seguir así media hora y no acabaría de encontrar calificativos similares para definir lo que sentí cuando, el pasado martes, en la previa del derbi de la Champions disputado en el Santiago Bernabéu, gran parte de los ¿aficionados? del Atlético de Madrid decidieron reventar el que pretendía ser un emotivo minuto de silencio en homenaje al fallecido Javier Dorado (47 años, excanterano merengue y miembro de la primera plantilla en la temporada 99-00 que no ha podido superar la leucemia que padecía).

Una sonora pitada, acompañada de gritos al son de «madridistas hijos de p…», fue la vomitiva forma elegida para acometer tamaña canallada. Chamartín, horrorizado, respondió con altura, entendiendo que la mejor manera de afearles la conducta (al tiempo que honraban a Dorado) era tapando semejante infamia con una cascada de estruendosos aplausos.

Esto no va de colores

Y es que, parece increíble que haya que explicarlo, pero esto no va de tu equipo ni de los colores con los que te identificas, esto va de seres humanos, de personas que nos han dejado en trágicas circunstancias y, ante todo, de sus familias. Que son quienes más lo están sufriendo.

No quiero ni imaginar lo que estarán pasando los allegados del Doctor Carles Miñarro. Médico de la primera plantilla del FC Barcelona que el sábado, en la previa del Barça contra Osasuna sufrió un repentino infarto en el hotel de concentración culé. Tampoco qué sentimientos albergarán los familiares de David García de la Loma. Jovencísimo árbitro palentino de 31 años que no logró vencer al Cáncer.

Lo único que se puede hacer en estos casos es trasladar un sentido pésame y mostrar un reverencial respeto cuando se produce el momento para homenajearlos. Si eres creyente, ora en silencio durante el minuto de silencio, si no lo eres, acompaña callado y solemne durante 60 segundos. No hay más. Así lo hizo el domingo la afición del Real Madrid cuando todo se paró para recordar al médico culé y al colegiado castellano.

Pero ¿saben qué? Motivado por el lamentable proceder con Javier Dorado por parte de los radicales colchoneros, decidí documentarme sobre lo sucedido en otros importantes minutos de silencio en el mundo del balompié nacional. Y hay un caso que es especialmente desesperanzador: el de Johan Cruyff. 

No respetaron a Cruyff

Es muy triste, pero hay que recordarlo. En marzo de 2016 se apagaba la figura de Johan Cruyff. El mundo del fútbol quedó impactado. El genio holandés marcó a toda una generación como jugador de «La naranja mecánica» y posteriormente en el banquillo del FC Barcelona como director del «Dream Team». 

Su desolador deceso coincidió en el tiempo con la disputa de un Clásico en el Camp Nou. Como es habitual, en los instantes previos del partido los jugadores de Barça y Madrid se situaron, abrazados con sus respectivos compañeros, en la media luna del círculo central.

El árbitro pitó para iniciar el solemne momento y entonces, aprovechando el mutismo general, empezaron a llegar los improperios…¡Por parte de algunos hinchas culés! ¿Qué lindezas gritaron?: pues el manido «pu… Real Madrid» y el homófobo «Cristiano, maric…» Aprovechar un momento de recogimiento para soltar semejante basura por la boca debería estar penado severamente. (video Camp Nou no respeta a Cruyff).

Sí respetaron a Luis Aragonés

Pero no perdamos la esperanza. Durante mi rastreo en la hemeroteca audiovisual he dado con un irrepetible personaje del mundo del fútbol que sí que fue respetado como merecía –como cualquiera merecería– en territorio contrario: Don Luis Aragonés.

Da la casualidad que el adiós de «El sabio de Hortaleza» coexistió con la disputa de un derbi en el Santiago Bernabéu. Su nombre se anunció por megafonía y los seguidores merengues actuaron con caballerosidad. De hecho, al final del mismo, lo culminaron con una gran ovación.

Insisto, todavía afectado tras el repaso audiovisual, en que los minutos de silencio no son una cuestión donde importen las camisetas, son mucho más, son pura y simple humanidad. Y muchos de los cafres que habitan por las gradas de los campos españoles deberían aprenderlo de una vez por todas. Porque si no respetas un minuto de silencio, no respetas nada.

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