La Fundación Secretariado Gitano (FSG) ha denunciado este viernes la discriminación que sigue padeciendo esta comunidad y las grandes brechas que existen con la población general, en especial en el ámbito laboral, donde el paro que sufren es tres veces superior a la media. Así lo exponen en el «Informe Anual Discriminación y Comunidad Gitana», que se centra en esta ocasión en la discriminación en el ámbito del empleo.
Los datos: existen todavía grandes brechas entre la población general y la gitana en el ámbito del empleo, especialmente marcada en el caso de las mujeres gitanas, lo cual incide en la tasa de pobreza. La tasa de paro entre la población gitana es de un 52%, tres veces más que la tasa de la población general, que es el del 14,5%. En el caso de las mujeres, las diferencias son aún más pronunciadas (60% frente al 16%).
Desde la Fundación Secretariado Gitano, María Carmen Cortés ha explicado que hay otros indicadores importantes incluso cuando logran entrar en el mercado de trabajo.
En primer lugar, es llamativa la baja tasa de personas asalariadas en la comunidad gitana (53%) comparada con la de la población general (84%) y también es significativo el elevado porcentaje de personas gitanas ocupadas en actividades no reguladas y precarias. Así, si la tasa de temporalidad es del 27% en la población general, en el caso de la gitana asciende al 73%.
«Todo ello pinta un cuadro de prevalencia de la exclusión del mercado de trabajo, lo que genera menor participación en el mercado de trabajo, derechos poco protegidos, empleo precario y escasas posibilidades de cotizar suficientemente para asegurarse una pensión digna en el futuro», lamenta el informe.
Si bien desde la FSG admiten que entre las causas de esta exclusión del mercado laboral hay cuestiones como el género, la edad, la situación social, las cargas familiares, o el nivel educativo, creen que esos factores no lo explican todo y apuntan a la discriminación como uno de los principales motivos. En este sentido, señalan que el 53% de los hombres gitanos y el 42% de las mujeres afirman haberse sentido discriminados especialmente en ámbitos relacionados con el trabajo como son la realización de entrevistas o la relación con sus jefes.
«La asociación y permanencia de estereotipos y prejuicios se traducen en la negación directa a contratar a una persona gitana o en la falta de expectativas», denuncia el informe. También, -advierten- se sigue acusando a los trabajadores gitanos de cualquier incidente ocurrido en el centro de trabajo (por ejemplo, si falta dinero en la caja, automáticamente existe una sospecha hacia el trabajador o trabajadora gitano).
El informe recoge, además, 422 casos de discriminación y antigitanismo registrados en ámbitos como las redes sociales (115), acceso a bienes y servicios (75), los medios de comunicación e internet (68), empleo (53), educación (37), delitos de odio (32), vivienda (25), salud (11) y en los servicios policiales (9), entre otros. En cuanto al perfil de las víctimas, se constata que la discriminación afecta mayoritariamente a personas jóvenes, entre los 16 y los 30 años, y a las mujeres, siendo 222 mujeres de las 321 víctimas identificadas.