El Banco de España limita el impacto de la transición verde en el sector financiero
El organismo concluye en un estudio que las entidades apenas reducirían su solvencia y perderían menos de medio punto de rentabilidad en tres años
La transición verde es una de las grandes preocupaciones de los reguladores por la magnitud y las implicaciones de este proceso para el conjunto de las empresas. Esta preocupación también está instalada desde hace tiempo en los supervisores financieros, que están tratando de conocer los posibles efectos adversos sobre las entidades. El Banco de España ha llevado a cabo una especie de prueba de resistencia para conocer de primera mano la resistencia de los bancos en nuestro país, cuyas conclusiones son preliminares, y que son la antesala de los resultados que podrían obtener en los test de estrés que realizará el BCE el próximo año.
Con parámetros diferentes y con datos de menor profundidad, el organismo que gobierna Pablo Hernández de Cos ha concluido que el impacto es limitado para las entidades y que el conjunto del sector «sería capaz de absorber los costes derivados del inicio de las políticas de transición climática» en los próximos tres años (periodo en el que se circunscribe el estudio), aunque algunas entidades «soportarían un mayor impacto». Y resalta en sus conclusiones que «no se perciben deterioros materiales en la solvencia».
En el escenario más severo, en el que el precio de los derechos de la emisión de CO2 de las compañías pasaría de 25 a 100 euros por tonelada -hoy se sitúan en torno a 74 euros-, el Banco de España cifra entre un 0,19 y 0,41 puntos porcentuales la pérdida de rentabilidad de los activos ponderados por riesgos (APR), por lo que el efecto es «moderado». En el peor de los casos, esta bajada de los retornos de la actividad obedecería en gran parte al aumento de la morosidad de algunas industrias, sobre aquellas más afectadas por el proceso hacia una economía mas sostenible, que llevaría a incrementos de hasta 0,8 puntos porcentuales en la probabilidad de impago en compañías dedicadas al refino de petróleo y en las coquerías.
Las pruebas de resistencia del supervisor nacional consultadas por THE OBJECTIVE se han basado en proyecciones internas y han estado basadas en diferentes ampliaciones de la cobertura del sistema de comercio de los denominados ETS para una desagregación de más de medio centenar de sectores. Los cálculos del organismos se han realizado sobre la base de la información que tiene sobre la exposición de las entidades a cada uno de esos segmentos de actividad.
Principales riesgos
La banca se enfrenta en este proceso a riesgos crediticios y de mercado por el cambio climático, incluyendo eventos catastróficos y costes para costear la transición. Algunas entidades ya han asumido que a partir de 2030 o menos empezarán a dejar de financiar a las empresas que sean más contaminantes, lo que tendrá efectos sobre sus balances y su rentabilidad. Y todas se han puesto manos a la obra para comercializar todo tipo de préstamos y productos de deuda que sean considerados verdes, desde hipotecas hasta créditos de lo más sofisticados.
El Banco de España explica que el impacto sobre la calidad crediticia de los préstamos a empresas es «moderado», pero «aquellos sectores con mayores emisiones de gases de efecto invernadero se ven significativamente más afectados», aunque constituyen un porcentaje relativamente limitado sobre el total de la financiación otorgada.
Los test del BCE de 2022
A pesar de que el análisis llevado a cabo por la autoridad nacional es de corto alcance y preliminar, el Banco de España considera que contribuye «a reducir la incertidumbre sobre los costes del proceso de transición energética» ante los test de estrés del supervisor comunitario. El BCE ya ha dado las primeras pinceladas de cómo se llevarán a cabo. En todo caso, ha señalado que al tratarse de las primera pruebas de resistencia climáticas de la banca tendrán que tenerse como una examen de prueba para esclarecer determinadas vulnerabilidad. Si bien, no se descarta que vaya a haber penalizaciones para aquellos que cumplan en menor grado con los requisitos establecidos y el impacto de las transición verde sea mayor, en forma de mayores exigencias de capital en solvencia de menor categoría.
El BCE pretende con estas pruebas de resistencia evaluar las herramientas de gestión de riesgos de las entidades, cuantificar el porcentaje de ingresos de cada uno de los bancos que depende de los sectores más contaminantes y conocer la financiación de las emisiones de efecto invernadero, y cifrar la exposición a las catástrofes climáticas.