Cómo hacer frente a la factura eléctrica
La luz sigue por las nubes y el único recurso que les queda a muchas familias para hacer frente al recibo es solicitar ayuda
Si algo nos ha traído el año 2021 son subidas constantes del precio de la luz. El Gobierno no ha tomado las medidas que prometió y la factura eléctrica de diciembre tendría que ser negativa para que Pedro Sánchez cumpliese su promesa de igualar las tarifas de 2018 descontado el IPC, según desvela Facua. El recibo del usuario medio se ha situado en noviembre en 115,18 euros, el segundo más caro de la historia tras el récord del pasado mes de octubre. Habría que devolverle a cada usuario medio casi 15 euros para que cuadrasen las cifras.
Con este panorama, a muchas familias les supone un desembolso excesivo hacer frente al recibo eléctrico, mientras que otras directamente no pueden hacer frente a los pagos. Las asociaciones de consumidores y otras entidades ofrecen sus consejos para tratar de pagar menos, aunque casi todos pasan por moderar el uso de la electricidad.
Baja la potencia contratada
Sí puede resultar efectivo para algunos usuarios revisar la factura y bajar la potencia contratada, el coste fijo por disponer de electricidad que se paga por cada kW de potencia. Es decir, la cantidad máxima de electricidad que se puede consumir en un momento determinado. Los otros conceptos del recibo son el consumo, que es variable según la electricidad que se utilice, y los impuestos, que suponen casi un 30% por tener luz en nuestra casa. Con menos potencia, al menos se reduce esa parte de la factura fija.
Otra posibilidad para abaratar el recibo de la luz es adaptar el consumo para aprovechar la discriminación horaria. Para ello, lo primero que hay que tener en cuenta es qué tipo de tarifa se tiene contratada, que la mayoría de usuarios desconoce. Puede ser la denominada PVPC (Precio Voluntario al Pequeño Consumidor) o bien estar integrada en el mercado libre. La tarifa PVPC es el contrato eléctrico establecido por el Gobierno en el que lo pagado por la electricidad consumida es directamente el precio de la energía que resulta del mercado, más impuestos y peajes, sin incluir otros productos o servicios adicionales.
Cada tarifa es distinta
Desde el 1 de junio de este año 2021, el cambio en la factura de la luz es automático para todos los clientes que tienen contratada PVPC. Sin embargo, en el mercado libre cada tarifa es distinta para cada usuario. En general, la regulada PVPC permite ahorrar, ya que los precios son los más bajos del mercado. Por eso es recomendable ajustar la tarifa a la discriminación horaria y adaptar los hábitos de consumo doméstico a los tramos de consumo energético.
En principio, el precio más caro se produce en las horas punta, de 10 a 14 horas y de 18 a 22. Las horas llanas, con un precio intermedio, están entre las 8 y las 10 y desde las 22 hasta medianoche, mientras que las horas valle, las más baratas, son las que van desde las doce de la noche a las 8 de la mañana.
Cuatro perfiles para el bono social
Pese a todo, la electricidad está carísima y por muchos requiebros que se planteen, hay familias que no llegan y la única opción que les queda es solicitar el bono social eléctrico. Supone una ayuda de un 25% para consumidores vulnerables y de un 40% para consumidores vulnerables severos, siempre que cumplan los requisitos establecidos. Si además se trata de un consumidor en riesgo de exclusión social, porque se está siendo atendido por los servicios sociales de una administración autonómica o local que paguen al menos el 50% de la factura, no se tendrá que hacer frente a la factura eléctrica y, en caso de imposibilidad temporal para hacer frente al pago, no se podrá interrumpir el suministro eléctrico.
También con la irrupción de la pandemia de la COVID-19 hay nuevos beneficiarios que pueden acceder a un 25% de descuento en la factura eléctrica si se encuentran en situación de desempleo, están afectados por un ERTE o, en caso de ser empresario, si se ha visto reducida la jornada por motivo de cuidados u otras circunstancias similares que supongan una pérdida sustancial de ingresos. El bono se puede solicitar por teléfono, correo electrónico, correo ordinario o fax directamente a alguna de las comercializadoras de referencia, que tienen la obligación de ofrecer y financiarlo.
Qué necesitas
Para solicitar el bono social de electricidad se debe tener contratada la tarifa PVPC en la vivienda habitual y cumplir con los requisitos personales, familiares y de renta establecidos. Únicamente se puede disponer del PVPC, que se regulariza con las comercializadoras de referencia, si se tiene una potencia contratada igual o inferior a 10kW. Se ha de definir también el tipo de consumidor que se es (vulnerable, vulnerable severo, en riesgo de exclusión social o vulnerable a causa de la COVID-19) puesto que en cada caso existen una serie de requisitos concretos, que pueden consultarse en la página web del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico. En general, ayuda estar en posesión del título de familia numerosa o ser pensionista.
Existen, además, una «circunstancias especiales» que, si se reúnen, los límites establecidos se incrementan en 0,5 puntos IPREM (3.954,30 euros más): que el usuario o alguno de los miembros de la unidad familiar tenga reconocida una discapacidad igual o superior al 33%, que alguno de los miembros de la familia acredite una situación de violencia de género, que se tenga la condición de víctima de terrorismo, que se esté en situación de dependencia reconocida de grado II o III y que el usuario acredite que la unidad familiar está integrada por un único progenitor y, al menos, un menor (familias monoparentales).
Facturas más claras
El bono social de electricidad permite también disponer de facturas eléctricas más claras, «sin letra pequeña». Sus beneficiarios cuentan con un periodo más prolongado para hacer frente a los recibos impagados que el resto de consumidores, de 4 meses desde la primera notificación de impago frente al plazo general de dos meses.
El bono garantiza que no se podrá interrumpir el suministro en caso de impago a los hogares en los que haya al menos un menor de 16 años en la unidad familiar, o en los que el titular de la tarifa o uno de los miembros de su unidad familiar sea persona con discapacidad igual o superior al 33% o con grado de dependencia II o III, previo certificado expedido por los servicios sociales de las Administraciones públicas competentes.
Batiendo récords
El recibo eléctrico del usuario medio, que se ha situado en noviembre en 115,18 euros, se ha incrementado un 68,1% con respecto al mismo mes del año pasado, por encima de los 68,50. En lo que va de año, la factura del usuario medio se ha situado en una media de 88,67 euros, lo que representa una subida del 14,9% con respecto a los 77,18 euros de todo 2018. En los últimos cuatro meses, los consumidores han tenido que hacer frente a los recibos más caros de la historia mes tras mes. Hasta el pasado agosto, cuando la factura del usuario medio ascendió a 93,10 euros, el recibo más caro había sido el del primer trimestre de 2012: 88,66 euros mensuales (con el IVA al 18%). En septiembre se situó en 102,71 euros, volviendo a batir todos los récords, y ocurrió de nuevo en octubre al alcanzar los 120,68 euros.
En noviembre de 2020, el precio del kWh se situó en una media de 13,47 céntimos (con el 27,19% de impuestos indirectos incluidos). Este noviembre, el precio medio ha sido de 25,40 céntimos en horario valle, 29,74 céntimos en horario llano y 31,97 céntimos en horario punta (incluido el 10,55% de impuestos indirectos que se aplican en las facturas emitidas desde el 16 de septiembre). La media aritmética entre los tres tramos ha sido de 29,04 céntimos, un 115,6% más que hace un año, según Facua. La media ponderada tomando como referencia el consumo del usuario medio en cada tramo ha sido de 28,43 céntimos, un 111,1% más elevada que en noviembre de 2020.