La otra cara del dato de PIB: las empresas ganan un 0,3% pero tributan un 22% más
Los ingresos tributarios y la cifra de ocupados se distancian de la evolución del PIB y los expertos advierten que hay desajustes que falsean las cifras y lastran a las empresas
La vicepresidenta primera, Nadia Calviño. | Europa Press
El dato de PIB del tercer trimestre, hecho público este jueves por el Instituto Nacional de Estadística (INE), ha resultado positivo en medio de la desaceleración que constatan todos los organismos y certificó un día antes el Fondo Monetario Internacional (FMI). El último registro sobre la actividad del INE constata un crecimiento del 2,6% en el tercer trimestre -frente al 2% previsto- y aporta algún rayo de esperanza en la maltrecha recuperación española. Pero ahondando en los datos de Contabilidad Nacional, se evidencia una disfunción que puede repetirse en trimestres siguientes, tal como explican los expertos a THE OBJECTIVE. Mientras las empresas elevan su beneficio un exiguo 0,3%, su tributación sube simultáneamente un 22%. Una brecha que deriva de la subida de impuestos del Gobierno de Pedro Sánchez y de factores adyacentes como la escalada de la inflación y la consiguiente subida de los precios industriales.
Así lo explica el economista jefe de Tressis, Daniel Lacalle, a este periódico. Destaca Lacalle el fuerte desacople entre esas cifras -el excedente bruto de explotación sube un 0,3% interanual en el tercer trimestre y la recaudación por producción y exportación, un 22%- y diagnostica que esa situación anómala deriva del hecho de que la empresas pierden márgenes de beneficio por el impacto de la inflación, el alza de los precios industriales y los encarecimientos y retrasos que supone la crisis de suministros. De hecho, desliza Lacalle que el mismo desacople se produce entre la evolución del PIB y la del empleo, en detrimento de la primera variable.
La evolución del PIB no es correlativa a la del empleo
Este mismo efecto lo anticipó el Banco de España el pasado viernes durante la presentación pública de su último informe de 2021. La evolución del PIB no es correlativa a la del empleo y la de los ingresos recaudatorios. En el primer caso, según fuentes consultadas por THE OBJECTIVE, sucede por afloramiento de economía sumergida y por el dopaje de empleo público, que eleva los datos de afiliación, aparte de por efectos escalón derivados de los estragos laborales de la pandemia.
El economista Javier Santacruz explica a este periódico que «la revisión de los datos adelantados del tercer trimestre se concentra en partidas de corto plazo, fundamentalmente en el lado del consumo de los hogares. En este sentido, la revisión hace hincapié en la transferencia de rentas que se está produciendo por causa de la inflación entre excedentes empresariales y rentas mixtas -fundamentalmente impuestos indirectos- sin ningún efecto positivo real sobre los salarios».
Y el profesor de la Fundación de Estudios Financieros (FEF) Miguel Ángel Bernal traslada a THE OBJECTIVE su sorpresa por el dato desajustado de ingresos y tributación que, como economista, esperaba, pero no en esa magnitud. Bernal denuncia que el margen bruto que obtienen las compañías encubre el sobrecoste que están padeciendo en términos de inflación. Destaca que también el empleo desvela que los datos desglosados de PIB no avanzan con patrones claros y que tanto la afiliación a la Seguridad Social como los ingresos tributarios evidencian fallos en el sistema que lastran al emprendedor.
En cualquier caso, el último dato del INE sobre la actividad es positivo y mejor de lo esperado, en contra de la tendencia última de revisiones continuas a la baja. El secretario de Estado de Economía y Apoyo a la Empresa, Gonzalo García Andrés, considera que este aumento de seis décimas en el PIB del tercer trimestre (2,6% vs. 2%) respecto a lo inicialmente previsto, se debe a la revisión al alza del consumo de las familias. Además, ha apuntado García Andrés que los datos muestran una recuperación «muy intensa» de la productividad por hora trabajada y una contribución «muy positiva» de las exportaciones al crecimiento y de la inversión.
Los expertos consultado por THE OBJECTIVE descartan ese aumento de la productividad. De hecho, trabajan para calcular la caída que ha sufrido en los últimos meses que, unida al desplome del consumo y la inversión, ven como un espejismo el buen dato del tercer trimestre, por cierto, anterior a la puntilla que para la economía ha supuesto la sexta ola y el colapso sanitario por la abrupta incidencia de la variante ómicron.
El déficit del conjunto de las administraciones públicas, excluida la ayuda financiera, se situó en 47.536 millones de euros hasta octubre, lo que supone restar 33.620 millones a la cifra registrada un año antes, un 41,4% menos, por lo que desciende al 3,93% del PIB, según los datos difundidos este jueves por el Ministerio de Hacienda. En lo que respecta al déficit del Estado hasta el mes de noviembre, el dato se sitúa en el 5,43% del PIB, y desciende un 9,2% respecto al mismo periodo del año anterior, hasta los 65.677 millones de euros. Este resultado se debe a un significativo incremento de los ingresos no financieros del 18%, frente al comportamiento de los gastos, que crecen a un menor ritmo, con un alza del 9,6%.
