Cellnex pierde fuelle por su freno en España y la arremetida de los fondos
La operadora acaba con su espectacular ‘rally’ en bolsa y solo crece un 4% en 2021 tras ganar un 28% en 2020 y un 71% en 2019.
Cellnex ha perdido buena parte de la magia que le llevó a convertirse en una de las mayores operadoras de infraestructuras móviles de Europa con una combinación de factores que le han quitado el cartel de ‘niña mimada’ de los mercados. Su desempeño en la Bolsa de Madrid durante 2021 fue de dulce y agraz: en agosto consiguió la cotización más alta de su historia, aunque a partir de esa fecha se ha desplomado un 21%, volviendo a niveles de hace dos cursos.
En términos anuales el resultado ha sido plano ya que cerró el pasado 30 de diciembre en los 51,18 euros, esto es apenas dos euros por encima de los 49,12 euros con los que cerró el año 2020. Un 4% de mejora que se queda corta para una compañía que ha tenido un crecimiento explosivo en tres años tras ganar un 28% en bolsa en 2020 y un 71% en 2019.
A finales de 2018 sus aciones rozaban los 17 euros y hoy lo hacen a 48 euros. El problema es que el valor actual es el mismo que tenían al cerrar 2020. ¿Qué ha pasado para que una empresa que ha superado en capitalización bursátil a gigantes históricos como BBVA, Telefónica, Endesa, Caixabank o Naturgy se haya desplomado más de un 20% en solo cuatro meses?
Los analistas y fuentes del sector consultados por THE OBJECTIVE coinciden en que estamos ante una combinación de varios factores, como las altas expectativas de crecimiento que los inversores tienen de Cellnex, el freno en el crecimiento en 2021 en el mercado español y el fuerte impacto que están teniendo los fondos de inversión en el mercado de infraestructuras. Todo ello en medio de algunas dudas sobre su elevado endeudamiento y la manera en que gestionará su pasivo en los próximos años.
Compras en 2021
En el primero de los casos, la operadora ha acostumbrado al mercado a comunicar de manera regular importantes operaciones y adquisiciones en toda Europa, pero cuando estas no se producen -o se complican- su acción se ve fuertemente afectada. La operadora anunció dos grandes hitos en noviembre de 2020 y en el primer semestre de 2021 consolidó otras tres (por valor de 10.000 millones de euros) que llevaron su cotización hasta máximos de 60 euros en agosto y a superar los 40.000 millones de capitalización.
A comienzos de febrero, la compañía presidida por Tobías Martínez llegó a un acuerdo con Hivory para adquirir las 10.500 torres de telecomunicaciones que tiene en Francia, por las que pagó 5.200 millones de euros. A finales de marzo cerró el acuerdo con Iliad –anunciado en octubre de 2020- para la compra de la red de 7.000 emplazamientos de Play en Polonia a un coste de 800 millones de euros por una participación de control del 60%.
A principios de junio, Cellnex y Deutsche Telekom cerraron el acuerdo anunciado en enero para fusionar su actividad de torres de telecomunicaciones en los Países Bajos con 4.310 nuevas torres. Finalmente, se produjo la a integración de los activos de Hutchison en Austria, Dinamarca, Irlanda (diciembre 2020), Suecia (enero) e Italia (junio) completando la integración de 18.600 emplazamientos del total de 24.600 incluidos en el acuerdo anunciado en noviembre de 2020. La operación en su conjunto alcanza un valor de 10.000 millones de euros.
Solo quedó pendiente el cierre del acuerdo en Reino Unido previsto inicialmente para el primer semestre de 2022, aunque las perspectivas no son buenas. En diciembre el regulador del país concluyó en un informe preliminar que la venta de esos activos a la española «puede plantear importantes problemas de competencia».
Irrupción de American Tower
Esto supondría que se incluyan importantes restricciones –remedies– para autorizar la operación, lo que restaría rentabilidad a la venta y anularía parte de las sinergias proyectadas. En marzo se podría conocer el veredicto final y incluso sobre la mesa está el veto total a la operación, que es la pieza más importante del acuerdo total con Hutchison. En términos bursátiles, la ausencia de operaciones a partir de agosto y el freno a esta operación en diciembre han apagado la euforia bursátil de Cellnex.
El segundo elemento que penaliza el crecimiento de Cellnex es el nulo crecimiento que en ha tenido en España, donde se han esfumado sus posibilidades de convertirse en el primer -y único- operador neutro del país administrando las torres de grandes operadoras como Telefónica, Orange o Vodafone.
En enero se anunció la venta de las torres de Telxius (Telefónica) a American Tower (ATC) por 7.700 millones de euros. ATC incorporó 31.000 emplazamientos repartidos entre Alemania (12.500), España (11.300), Brasil, Argentina, Perú y Chile. Un duro golpe para Cellnex que también participó en la puja, pero que finalmente fue descartado por Telefónica para evitar un monopolio y no encarecer los precios de uso de las torres en España.
Vodafone y Orange
Por otro lado, en 2021 también comenzaron a operar formalmente las sociedades de torres de Vodafone (Vantage) y Orange (Tótem), nuevas compañías con los emplazamientos de las propias operadoras que también se lanzaron a competir con Cellnex en España y en toda Europa.
Vantage se estrenó en bolsa con una valoración de 15.000 millones y con 67.600 torres activas en nueve mercados europeos, de los que unos 8.800 están en España. Es el segundo mayor mercado de la compañía de torres de Vodafone tras Alemania, donde cuenta con unas 19.100 torres. Y en noviembre debutó Tótem con todas las infraestructuras móviles que Orange posee en Francia (18.500 torres y azoteas) y España (7.900 emplazamientos).
Tres oportunidades en las que Cellnex pasó de potencial interesado a competidor, agitando el mercado europeo. Deutsche Telekom tiene 58.000 torres en Alemania y sus alrededores, 40.000 de las cuales ya están bajo una sociedad separada, mientras que Cellnex cuenta con 71.000 torres, Vantage controla 46.000 directamente, Tótem tiene 26.000 y ATC se queda con 23.000. Un escenario ultracompetitivo que hace un año no existía.
Fondos de inversión
Un tercer elemento en contra de Cellnex es el fuerte crecimiento que están teniendo los fondos de inversión en el mercado de infraestructuras, tanto en España como en Europa. En principio no les afecta directamente, pero el mercado descuenta que el apetito inversor de compañías como KKR, Cinven y otros más pequeños podría terminar haciendo sombra en los negocios de Cellnex.
En España, KKR ya compró MásMóvil por 3.000 millones, se quedó con el 49% de la fibra de Red Eléctrica y se preparan para la venta de Lyntia por otros 4.000 millones de euros. Parte del calculado plan del fondo para construir la gran alternativa en infraestructuras fijas a Telefónica, Orange y Vodafone. Una suerte de Cellnex pero de fibra óptica.
Una compañía fiberco lo suficientemente potente como para dar servicio a las comercializadoras de telecomunicaciones con especial foco en los operadores virtuales como Finetwork, Digi o Avatel, que en los últimos dos años son los que más han crecido en el sector.
De esta manera, las fuentes consultadas por este diario indican que KKR no parará tras la compra de Reintel y que ya ha puesto el foco en todos los pequeños fibreros (operadores de fibra neutra) españoles para seguir engordando su red. Un plan que podría traducirse era una serie de adquisiciones que ya podrían materializarse a partir de 2022. Una empresa única de fibra óptica que perfectamente podría salir a bolsa para rentabilizar el apetito inversor por este tipo de infraestructuras con un potencial de revalorización ilimitado.
Elevada deuda
La última duda con Cellnex es su deuda. La deuda neta -a 30 de septiembre- alcanzaba los 8.613 millones de euros frente a los 6.500 millones a cierre de 2020. Cuenta además con acceso a liquidez (tesorería y deuda no dispuesta) por un importe aproximado de 14.300 millones de euros.
En principio, no hay un problema con el elevado endeudamiento, pero queda poco margen para seguir creciendo sin que sus múltiplos se deterioren y tampoco se podrían hacer más ampliaciones de capital. En el sector ya se habla de integraciones europeas y Cellnex debería ser un actor principal, aunque se duda de sus recursos para afrontar una operación de estas dimensiones.
Desde enero la compañía ha llevado a cabo cinco emisiones de bonos: una en febrero por un importe total de 2.500 millones de euros; una en marzo por un importe de 150 millones de francos suizos; una en mayo por un importe de 1.000 millones de euros; una en junio por un importe de 600 millones de dólares ; y una en septiembre por un importe total de 1.850 millones de euros.
Así mismo, en abril, llevó a cabo una ampliación de capital por 7.000 millones de euros destinada a reforzar los recursos propios para financiar la ampliación del portafolio de infraestructuras de telecomunicaciones que gestiona la compañía en Europa.