España lidera la caída en uso de combustibles fósiles de la Unión Europea
Así lo indica un estudio, que también señala que el gas sigue siendo «principal» en el mix energético nacional
España lideró la caída en el uso de combustibles fósiles de la Unión Europea, debido al récord de energía solar y eólica, aunque el gas fósil sigue siendo «principal» en el mix energético nacional, según un estudio del grupo de investigación sobre energía Ember.
El informe ‘European Electricity Review’ refleja que la eólica y la solar generaron un tercio de la electricidad en España durante el pasado año, lo que representa «un nuevo récord» para este país, donde en los dos últimos años ambas han contribuido a bajar en ocho puntos porcentuales la cuota de los combustibles fósiles en el mix energético nacional.
Esto ha dado como resultado que España haya logrado la mayor reducción de carbón y gas fósil de los Veintisiete estados miembro de la UE, con un descenso de -21 terawatios hora.
No obstante, el informe subraya que España siguió dependiendo del gas fósil que generó una cuarta parte (25%) de la electricidad en 2021, lo que ha supuesto «un aumento del precio de hasta seis veces a lo largo del año pasado».
El director de Ember en Europa, Charles Moore, ha elogiado a España porque está «demostrando al mundo cómo deshacerse rápidamente de los combustibles fósiles», aunque advierte de que «aún queda trabajo por hacer».
Además, el informe observa que la continuidad de la dependencia de los combustibles fósiles sigue dependiendo en parte por la crisis mundial del gas. El informe insta a los países a «redoblar esfuerzos» para generar energía solar y eólica «asequible», ya que sus beneficios «cada día son más claros».
Por otro lado, Moore analiza que la crisis del gas ha interrumpido el proceso de desescalada del carbón en la UE, ya que el crecimiento histórico de renovables que reemplazaban las centrales de carbón (que son las más emisoras de gases de efecto invernadero) se ha estancado a consecuencia del incremento del precio del gas, especialmente durante el segundo semestre de 2021. Así, el informe de Ember expone que el carbón cayó apenas un 3 por ciento en 2021 respecto a 2019 en comparación con el 29 por ciento que se redujo en los dos años previos.
A su juicio, la ralentización de la salida del carbón en Europa se deriva de un fallo en el despliegue de las suficientes energías limpias lo que supone que las emisiones de gases de efecto invernadero producidas por la electricidad en la UE suponen menos de la mitad de lo que se considera necesario para llegar al objetivo de limitar la temperatura global del planeta en 1,5ºC.
«La crisis del gas es un paradigma para la transición eléctrica de la UE», advierte Moore que reclama más acción para «garantizar que la salid de Europa del carbón se mantiene en su senda». En su análisis, observa que la legislación es «la única vía» para garantizar que las plantas de carbón estén cerradas antes de 2030 ya que los volátiles precios del gas «han dejado claro que no se puede depender únicamente de las fuerzas del mercado».
En el sexto informe anual ‘European Electricity Review’, publicado por Ember, se compara la generación de electricidad en 2021 con los niveles de referencia prepandémicos de 2019, lo que proporciona una primera apreciación de cómo está afectando la crisis del gas al sector eléctrico del país tras su recuperación de la pandemia.
España, Grecia y Países Bajos, motor clave en renovables
El trabajo considera a España como «un motor clave» en el crecimiento de las energías eólica y solar en la UE, que además de un tercio de la electricidad en España, aportaron más de un cuarto en Países Bajos y Grecia.
Juntos, Grecia, Países Bajos y España, han producido más de la mitad del crecimiento total de la energía eólica y solar en la UE desde 2019, a pesar de representar solo el 16 por ciento de la demanda eléctrica.
El documento pone de «ejemplo» para otros países la «historia solar» de España, ya que casi ha duplicado su producción de energía solar desde 2019 hasta final de 2021, un periodo en el que ha pasado de 15 TWh a 26 TWh.
Precisamente a consecuencia de la expansión de las renovables, España ha sido el país de los Veintisiete que más ha reducido su volumen de combustibles fósiles en la UE.
En total, los combustibles fósiles aún generaron el 37 por ciento de la producción eléctrica en la UE en 2021, dos puntos porcentuales menos que el 39 por ciento de 2019, mientras que las renovables aportaron un 37 por ciento y la energía nuclear generó el 26 por ciento de la electricidad de los Veintisiete.
Como resultado de la crisis del gas, en 2021 este tipo de energía cayó un 8 por ciento en toda Europa, pasando de producir el 20 por ciento de la electricidad de la UE en 2019 al 18 por ciento. Las mayores caídas de gas fósil desde 2019 se observaron en los Países Bajos (-24%/-17 TWh) y España (-18%/- 15 TWh), los dos países con mayor desarrollo en la generación de energías renovables.
En total, España generó el 46 por ciento de su electricidad a partir de las renovables en 2021 y, a pesar de ello, siguió produciendo el 25 por ciento de su electricidad con gas fósil en 2021, aunque la cifra es menor al 31 por ciento de 2019.
Pero a consecuencia de la crisis internacional del gas, que marca en España fundamentalmente el precio de la electricidad, esto ha producido un «aumento exponencial» de los precios de la electricidad durante el año pasado.
En cuanto al carbón, el informe de Ember refleja asimismo que aportó un 5 por ciento a la electricidad en España en 2019 para descender hasta el 3 por ciento al final de 2021. El estudio destaca también que España fue uno de los países europeos que evitó «un repunte de la energía del carbón» en 2021 en comparación con 2020.
De hecho, refleja que la producción de energía del carbón cayó casi a la mitad respecto a 2019, ya que se cerró casi la mitad del parque de centrales en ese periodo, lo que supone un descenso de 6,5 gigawatios.
Por ello, el investigador Moore opina que la crisis del gas «debería ser una enorme llamada de atención» porque «todos» los combustibles «tienen que desaparecer y rápido».
Para lograrlo, Moore observa una necesidad de aumento masivo de la implantación de las energías renovables para garantizar que tanto el carbón como el gas sean sustituidos antes de 2035 a fin de mantener viable el objetivo de 1,5°C.