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Economía

El ‘cohousing’ danés con huerto ecológico y autonomía energética llega a la España vaciada

La gran diferencia respecto al resto de formas tradicionales de vivir es el modelo colaborativo, «una especie de comunidad cohesionada»

Maqueta del proyecto de 'cohousing' que se va a construir en un pueblo de Ávila I vibio.land 

En los últimos meses nos hemos acostumbrado a nuevas terminologías en el sector inmobiliario que siguen la tendencia de la economía colaborativa. Hace unas semanas, hablábamos en THE OBJECTIVE del auge del ‘coliving‘, es decir, promociones de edificios donde se alquila habitación y se comparten con los vecinos las zonas comunes. Un paso más de esta modalidad es el ‘cohousing’, que aunque parezca algo novedoso, no lo es. Tiene su origen en los años 60, en Dinamarca y actualmente está bastante desarrollo en los países nórdicos.

La gran diferencia respecto al resto de formas tradicionales de vivir es el modelo colaborativo, «una especie de comunidad cohesionada», explica Montse Moreno, vicepresidenta primera de AEPSI. En ciudades como Madrid y Barcelona hay ya algunos edificios de este tipo que cuentan con viviendas privada y una parte importante de servicios comunes como cocina, lavandería, guardería y oficinas. Distrito Natural, una promotora dedicada a este tipo de proyectos ha iniciado un nuevo proyecto en Higueras de las Dueñas, un pequeño pueblo de Ávila con apenas 260 habitantes.

Los países nórdicos, según explica Moreno a este diario, son lugares con mucha vivienda social y la sociedad se estructura de manera diferente. Sin embargo, el crecimiento que está experimentando en nuestro país tiene más que ver con los precios de acceso a la vivienda.

Auge del ‘cohousing’

Este modo de vida está creciendo en España sobre todo en los grandes núcleos de población como Madrid Barcelona o Bilbao. Lugares que atraen a mucha gente y en los que cada vez es más difícil acceder a una vivienda a unos precios moderados. «El ‘cohousing’ es un paso más, compartir en plan cooperativa para acceder al suelo y como sistema para abaratar el precio de construcción de esa vivienda», explica la experta.

Son inmuebles completos, con su propio baño y habitaciones pero que tienen, por ejemplo, una cocina común más grande y una lavandería «lo que te permite sacar metros a la vivienda y que esta sea más económica». En algunas promociones comparten también los coches mediante car-sharing reduciendo así el tamaño de los garajes necesarios.

Una forma de vivir que favorece «la socialización y la comunidad», pero que obviamente no es apta para todos los gustos. En el caso de que el propietario quiera vender ese inmueble, la realidad también es diferente al mercado libre. «Los que están dentro de esta especie de cooperativa tienen prioridad para adquirirlo antes que en el mercado libre y a otro precio», asegura Moreno.

Llega a la España vaciada

A pesar de que en la España vaciada no hay problemas de suelo sí se pueden producir dificultades en el acceso a diferentes servicios debido a que los núcleos poblacionales están muy separados. «En algunos lugares muy despoblados es complicado el suministro de servicios como fibra o electricidad y este tipo de comunidades permiten crear núcleos para que la zona se desarrolle y atraiga talento como si fuese una especie de hub rural», analiza la vicepresidenta primera de AEPSI.

Un pequeño pueblo de la España despoblada en pleno Parque Natural de la Sierra de Gredos ha sido el sitio escogido por la promotora Distrito Natural para iniciar su primer proyecto de este tipo en un entorno rural. El pueblo se encuentra a 80 minutos de Madrid y constará de 60 viviendas totalmente autónomas y sostenibles, en las que se producirá el doble de energía que consume. Un desarrollo que quiere aprovechar el tirón de la pandemia en el que muchas familias se han replanteado su manera de vivir.

Familias y jubilados

Por el momento están en el proceso de cerrar las licencias para empezar a «construir la comunidad», explica Iñaki Alonso, el arquitecto al frente de esta promoción. Aunque ya está el 70% reservado. «La mayoría son familias madrileñas que quieren salir de la ciudad, pero también hay una parte de cliente senior, jubilados que quieren retirarse en el campo», explica a THE OBJECTIVE.

Las viviendas son individuales con unos tamaños de entre 60 y 150 m2, y un precio de 2.300 euros. La parte diferencial que conlleva el ‘cohousing’ son las zonas comunes que «favorecen la socialización y convivencia con la comunidad» como espacios de coworking, huertos ecológicos, área de juegos para los niños, centro social, biblioteca, restaurante, centro wellness, cabañas de lectura, etc.

Esta opción habitacional suele estar muy ligada también a la ecología y a la sostenibilidad. En este caso, según el arquitecto, contará con alrededor de 1.200 paneles solares de 400 W. Además, las aguas pluviales abastecerán una piscina natural y las aguas residuales se reciclarán para regar los huertos, cuyos fertilizantes provendrán de los residuos orgánicos.

1 comentario
  1. Novelero

    Como todavía anda sin consolidarse la fórmula Cohousing, cada grupo o persona que pretenda iniciar esa aventura, tropieza con la incertidumbre de realmente donde se va a meter, a pesar de que las diferentes iniciativas que se apoyan en estructuras legales, registradas y con trayectorias en diferentes campos, distintos al Cohousing, como son las cooperativas, no dejan de ser apaños, !!! En algún sitio había que ponerlos¡¡¡. Ya de por sí, el término “Cohousing” no se presenta como su propia traducción, debería indicar, “Covivienda o Cohogar”, que realmente refleja su carácter social, por algún motivo se impone “Alojamiento colaborativo” y ahí empieza a adquirir importancia la vivienda, la parte física, lo material en detrimento de lo social, hasta el punto que se promocionan los proyectos, cuando los realiza un estudio de arquitectura especialista en cohousig, como si fuese una garantía de buen funcionamiento.
    Y se empiezan a complicar un poco más las cosas, como mezclar el cooperativismo, básicamente de “Viviendas o Consumidores y Usuarios”, quizás más acertadamente la segunda, sus filosofías y carácter, que no deja de ser en general, mercantilista y con interés económico, con un proyecto colaborativo, dudosamente cooperativo, absolutamente social, sin ánimo de lucro, con un objetivo inmaterial. No están conformadas por socios con acciones, son “Partícipes y participaciones” y los excedentes de los ejercicios no son la diferencia entre lo que entra y lo que sale, ni se deben integrar en algún fondo diferente al mutualista propio, que nos garanticen atenciones y cuidados. Que un partícipe, cocinero durante toda su vida, se meta en la cocina a preparar un plato para su gente u otro que al terminar, se ofrezca a lavar la losa, (Para poder colarlo es ”Prestación de servicios accesorios de la persona socia”! Toma ya¡), no corra el riesgo de que una inspección de trabajo y nos abra un expediente, o trabajando en el huerto, o…….., o que se vean sometidos a los compromisos fiscales y conceptos económicos de aquellas, totalmente fuera de lugar. El Cohousing es un proyecto que viene a paliar las deficiencias que en varios sentidos muestra el sistema establecido, en muchos casos en manos privadas y tratados como inversión. Son iniciativas populares, que como ya nos tienen acostumbrados, hemos de tirar de las administraciones competentes para que regulen y establecer el modelo de una forma seria y eficaz, que de garantías y hacerlo con premura. Se debe evitar que los inversores, los aprovechados intervengan, como ya se empiezan a ver algunos, sobre todo por las ayudas que el gobierno está ofreciendo del “Plan de Viviendas 2022/2025”. No todo lo que tiene la etiqueta de “Cohousing” lo es realmente, pero la falta de definición lo puede permitir.

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