El Eurogrupo propone lanzar la unión bancaria en 2025 a pesar de las resistencias estatales
El sistema de garantía de depósitos europeo (EDIS, en inglés) se limitaría en una primera fase a prestar apoyo a los fondos de garantía nacionales
Tres años para completar la integración bancaria. Ese es nuevo plazo que se da la Unión Europea para poner en marcha hacia 2025 un fondo de garantía de depósitos común que complete la unión bancaria creada a raíz de la crisis financiera. Así se desprende del plan debatido este martes por sus ministros de Economía y Finanzas para desatascar unas negociaciones clave para el futuro de la UE.
El sistema de garantía de depósitos europeo (EDIS, en inglés) se limitaría en una primera fase a prestar apoyo a los fondos de garantía nacionales, antes de hacerse cargo en solitario de la protección de los depositantes en toda la unión bancaria, y estaría supeditado a que en paralelo se adopten medidas para reducir los riesgos del sector financiero.
Así lo recoge la propuesta que el presidente del Eurogrupo, Paschal Donohoe, presentó a los ministros en una reunión telemática en formato inclusivo -con los titulares de todos los países- convocada de forma extraordinaria para reactivar una iniciativa que lleva años sin avanzar por las divisiones entre países.
«El plan ha sido formulado para que refleje las opiniones y preocupaciones expresadas por los Estados miembro en mis muchos meses de debates con ellos y me conmovió que muchos colegas reconocieron la importancia de las revisiones que se han hecho y los compromisos que se han ofrecido», dijo Donohoe en una rueda de prensa tras el encuentro.
No obstante, reconoció que «muchos países pidieron más trabajo» en varios puntos y se mostró dispuesto a estudiarlo, aunque aseguró que «el margen de maniobra para hacer cualquier cambio político es muy pequeño» porque alteraría el «equilibrio» de la propuesta.
«Ciertamente no estoy diciendo que nuestras diferencias hayan sido resueltas. La unión bancaria sigue siendo un proyecto muy complejo técnicamente y políticamente (…). Sin embargo, creo firmemente que los desafíos compartidos pueden impulsar un sentido compartido de la responsabilidad», dijo el irlandés, cuyo objetivo es acordar el plan antes de la cumbre de líderes del euro de junio.
Una unión bancaria estancada
La crisis financiera empujó hace una década a la UE a poner en común la supervisión y resolución de los grandes bancos de la eurozona, pero los socios no han logrado pactar un sistema común para proteger los depósitos pese a que la propuesta se puso sobre la mesa en 2015.
La Gran Recesión generó una profunda desconfianza entre los socios del norte y el sur de la eurozona y, aunque la banca europea goza ahora de mejor salud, algunos países -con Alemania a la cabeza- siguen rechazando responder por posibles problemas en entidades de otros países hasta tener más garantías sobre su solidez.
Para intentar salvar las distancias, el Eurogrupo ha trabajado en los últimos años en paralelo en medidas para reducir los riesgos del sector y para dar una respuesta conjunta a los mismos. El plan debatido hoy mantiene este enfoque y prevé avanzar en dos fases.
En la primera, el sistema de garantía europeo funcionaría solo como apoyo a los fondos de garantía nacionales concediéndoles préstamos cuando, ante una quiebra bancaria, no tuviesen capacidad suficiente para devolver todos los depósitos de hasta 100.000 euros o financiar la resolución de la entidad.
La contribución de cada Estado a este fondo se determinaría en función del riesgo de su banca, incluida su exposición a la deuda soberana, ya que durante la crisis financiera el exceso de bonos estatales de su propio país en los balances de algunas entidades demostraron ser un problema.
En la segunda fase, se pasaría gradualmente a un sistema totalmente mutualizado en el que el fondo europeo se haga cargo de proteger los depósitos y absorber posibles pérdidas en cualquier Estado.
El borrador del plan que estudian los ministros, prevé que las medidas de la primera fase estén aprobadas antes de que finalice la legislatura europea, en diciembre de 2024, por lo que podrían entrar en vigor «a principios de 2025», según fuentes europeas.
Adopción de medidas en paralelo
El paso a la segunda fase se produciría no más de tres años después del inicio de la primera si los países consideran, por consenso, que los avances en reducción de riesgos y el estado de salud de la banca lo permiten.
Ambas etapas están supeditadas a que la UE adopte en paralelo medidas para responder mejor ante crisis, diversificar la exposición a la deuda soberana y mejorar la integración del sector bancario en Europa.
El comisario de Economía, Paolo Gentiloni, celebró los «progresos» en las discusiones y consideró que este plan es «una buena base para lograr un acuerdo el próximo mes», lo que sería «una señal particularmente importante en estos tiempos de gran incertidumbre».
«Como en cualquier negociación, un acuerdo requerirá más compromisos de todas las partes», advirtió.