Un portugués adquiere una casa con criptomonedas por primera vez en Europa
El inmueble ha sido adquirido por valor de tres bitcoins, en torno a los 110.000 euros en la primera transacción realizada con un activo digital
La primera vivienda vendida usando solamente criptomonedas en Europa ha sido adquirida por un portugués de Braga, que se ha comprado un inmueble por valor de tres bitcoins, el equivalente a unos 110.000 euros, según informan varios medios portugueses.
Se trata de la primera venta en la que no es necesario un previo cambio a una moneda emitida por un banco central. La transacción, que se ha realizado en la localidad de Póvoa de Varzim, cerca de Porto, es fruto de una nueva regulación implementada en el país luso que permite intercambiar una criptomoneda por el derecho de adquisición de un inmueble.
Antes de esta regulación promovida por el gobierno socialista de Antonio Costa, los compradores estaban obligados a cambiar su criptodivisa a euros para poder acceder a la compra. «Esta escritura representa un nuevo marco histórico, la transferencia de un activo digital por un activo físico sin necesidad de una conversión a euros», ha destacado la inmobiliaria Zome, organizadora de la transacción.
La operación no solo ha involucrado a la inmobiliaria, como facilitadora del acuerdo, sino que ha contado con la presencia de un nutrido grupo de abogados, el presidente de los notarios de Portugal y del grupo suizo Crypto Valey.
Desde la inmobiliaria afirman que esta es la primera de las muchas ventas que seguirán realizándose en el país. «El futuro de las mediaciones pasará por los criptoactivos, por eso afirmamos que esta transacción será el inicio de todo un nuevo mundo de posibles negocios».
La ley portuguesa
La nueva ley aprobada en el país vecino marca una serie de normas concretas para las transacciones en criptomonedas a la hora de comprar un inmueble, que no se tienen que cumplir cuando se compra una vivienda con una moneda regular.
Las medidas están sobretodo enfocadas a evitar el blanqueo de capitales; por ello, la ley exige que se sepa de dónde procedía el dinero con el que se adquirió la moneda digital, informar del número de la wallet digital, identificar a las partes implicadas en el negocio (nombre, profesión y domicilio) y probar que el dinero que sale de la wallet llega a la del vendedor en el momento de la transacción.
Además, si la transacción hubiese superado los 200.000 euros, la operación debería haber sido notificada a las autoridades competentes y sería necesario comparar el valor de las monedas en la fecha del contrato-promessa -un contrato previo al definitivo que existe en Portugal- y el valor de la crypto en la fecha de la escritura.