El tope al gas aboca a las eléctricas a una nueva 'guerra' de precios para no perder clientes
Las comercializadoras se verán obligadas a «adaptar sus tarifas para que sean más competitivas» y seguir atrayendo clientes al mercado libre
Las eléctricas se preparan ya para una nueva ‘guerra’ comercial como consecuencia del tope al gas. Ya vimos una situación similar en la última parte del año pasado cuando Iberdrola, Endesa y Naturgy se lanzaron a la conquista de los clientes acogidos a la tarifa regulada y que estaban sufriendo la subida de precios de la electricidad en el mercado mayorista (pool).
La máxima de las asociaciones de consumidores siempre ha sido que la tarifa regulada de electricidad es, salvo en ocasiones contadas, mejor que el mercado libre. Pero el precio voluntario para el pequeño consumidor (PVPC), al que están acogidos unos diez millones de personas, repercute de inmediato las alzas del mercado mayorista.
Por su parte, la ventaja del mercado libre -que engloba a unos 17 millones de clientes- es que las empresas fijan el precio. Con el pool disparado, las compañías ganaron margen para ofrecer mejores precios, gracias a que las utilities se cubren de las diferencias de precio con derivados. De esta manera, Iberdrola, Naturgy y Endesa pusieron en marcha campañas masivas de publicidad con tarifas que promocionaban precios inferiores a los que se pagaba con la tarifa regulada.
De forma habitual, las grandes compañías han promocionado tarifas del mercado libre, que son más rentables para ellas que para los consumidores. La escalada del precio del PVPC ofrecía así un incentivo para que los consumidores dejaran atrás esa tarifa controlada a cambio de promesas de ahorro, al menos a corto y medio plazo.
Campañas desde 58 euros el MWh
Las campañas de las grandes eléctricas partían de los 58 euros el megavatio hora (MWh) y aseguraban estabilidad durante años. Sin embargo, la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) advirtió de que se estaban registrando aumentos de precio de casi un 30% en el mercado libre y pidió «extremar la cautela».
Facua-Consumidores en Acción también avisó de «importantes subidas» en las ofertas eléctricas del mercado libre durante los últimos meses y de que había un número creciente de ellas que resultaban más caras que la tarifa PVPC. Según la asociación, la factura del usuario medio podía variar hasta un 33% en función de la oferta elegida.
Señalar que antes de que estallara la crisis energética en verano del año pasado, al calor del incremento del precio del gas y los derechos de emisión de CO2, un cliente acogido a la tarifa regulada ha venido pagando menos por la factura de la luz que otro con tarifa libre. De hecho, se ha acusado a muchas eléctricas de inflar el precio a los clientes del mercado libre bajo las premisas de que, por un lado, estas tarifas ofrecen una mayor estabilidad y, por otro, que el usuario queda totalmente despreocupado.
Ahora bien, si se tiene en cuenta la actual de crisis de precios energéticos, con la electricidad en el mercado mayorista rondando los 200 euros/MWh día tras día, la realidad es que el cliente en el mercado libre ha podido salir ganando durante este periodo porque ha pactado un precio menor con su comercializadora, y, además, se aprovecha de la rebaja fiscal del Gobierno.
La cuestión ahora está en qué sucederá con la puesta en marcha del mecanismo que limita el precio del gas que se usa para la generación eléctrica. Los operadores tendrán que tener en cuenta los nuevos cálculos desde este martes y esto afectará a los precios a partir del miércoles. Según el Ministerio para la Transición Ecológica, el tope al gas hará que el recibo de la luz de un usuario con tarifa regulada baje en torno a un 15%. De esta manera, según los cálculos del Gobierno, para una factura de unos 100 euros mensuales, el recibo eléctrico se vería reducido hasta los 85-83 euros. Los clientes pagarán a la larga la compensación que recibirán las centrales de ciclo combinado -las que queman gas para generar electricidad, pero desde el departamento de Teresa Ribera aseguran que el efecto neto continuará siendo positivo.
Sin embargo, no todos los clientes notarán la rebaja de la misma manera. Afectará de manera inmediata a los acogidos a tarifa regulada y a la industria que compra la electricidad directamente en el mercado mayorista, mientras que los del mercado libre no verán reducida su factura hasta que les toque renovación de contrato durante el año que estará en vigor el mecanismo, que tiene como fecha tope el 31 de mayo de 2023. Los Gobiernos español y portugués acordaron una cláusula para paralizar el tope si no funciona como se espera.
Fuentes del sector explican a THE OBJECTIVE que, como se prevé un «cambio sustancial» en las condiciones económicas del mercado regulado, todas las comercializadoras del mercado libre se verán obligadas a «adaptar sus tarifas para que sean más competitivas» y, por tanto, seguir atrayendo clientes. «Tendrán que adaptar ofertas, precios, condiciones… Tendrán que responder a la nueva situación del mercado», subrayan las mismas fuentes.
De hecho, Iberdrola ya inició a principios de mayo una campaña a favor del mercado libre después de que su presidente, Ignacio Sánchez Galán, calificara de «tontos» a los consumidores que están en PVPC. Las eléctricas defienden que el tope al gas se ha diseñado para beneficiar solo a una parte de los consumidores: los clientes que tienen la tarifa regulada y a las grandes industrias que se han mantenido indexadas al pool.
También subrayan que se perjudicará a los «clientes más previsores», con contratos a precios fijos y que se producirá una «transferencia de rentas injusta» para intentar paliar la subida del PVPC, que es el precio que computa en el Índice de Precios de Consumo (IPC) porque el Instituto Nacional de Estadística (INE) no tiene en cuenta los precios de los contratos del mercado libre.
Es cierto que el tope al gas se ha estrenado con fracaso, pero desde el sector recalcan que habrá que esperar a notar su efecto en el medio plazo. Paradójicamente la electricidad para este miércoles será un 5% más cara respecto al día de hoy por la alta generación que se prevé mediante las centrales de ciclos combinados -las que queman gas- ante la falta de renovables.
Trasvase de clientes
Desde que comenzara esta ‘pesadilla eléctrica’ hace ya un año, la volatilidad del mercado ha provocado que 1,25 millones de consumidores se pasaran de la tarifa regulada al mercado libre en 2021, frente a los 575.000 de 2020 y los 660.000 de 2019. La tarifa regulada fue introducida por la Ley del Sector Eléctrico de 2013 y se regula por Real Decreto 216/2014, y los consumidores tienen contratos con comercializadoras de referencia (COR), designadas por el Transición Ecológica, y una potencia contratada no superior a los diez kW.
Endesa lanzó en septiembre de 2021 una tarifa que se calcula sobre un precio base de 58 euros/MWh y que se mantendrá sin variaciones durante dos años para los consumidores que se encuentran bajo la tarifa regulada. Por su parte, Naturgy se comprometió a ofrecer a sus clientes residenciales, comerciales e industriales una tarifa fija durante tres años con un precio de 65 euros/MWh. No obstante, al igual que la compañía que dirige José Bogas, en septiembre, ya lanzó una tarifa liberalizada que aseguraba un precio de pool de 60 euros/MWh durante dos años, que podían contratar tantos sus clientes actuales como nuevos, y que estén acogidos a la tarifa regulada o al mercado libre.
Iberdrola tiene en cartera planes personalizados para evitar la volatilidad de precios.También van dirigidos a clientes con PVPC y en el mercado libre (menos de 10 kW de potencia) y garantizan una estabilidad de precios durante cinco años.