Los superSUVs de alta gama que vienen
Más de la mitad de marcas es ya de estos vehículos y nos acercamos a que el 40% del mercado planetario de los coches vendidos sean de este tipo
En 1896 Pierre de Coubertain empezó a utilizar el Citius, altius, fortius como lema olímpico. La irrupción de los SUV, en una tendencia global, desplazaron a berlinas y monovolúmenes e hicieron bueno el lema aplicado a sus productos, al ser cada vez ‘más rápidos, más altos, más fuertes’. Hoy el dato es que más de la mitad de marcas es ya de esta clase de vehículos y nos acercamos a que el 40% del mercado planetario de los coches vendidos sean de este tipo.
Las marcas más alejadas de estas fisonomías han entregado la cuchara. Si el precursor en el vehículo con líneas de todoterreno pero de uso más urbano y civilizado bien pudo ser el Mercedes Clase-G, hay quien piensa que fue el BMW X5 diseñado en seis meses por el malagueño Frank Stephenson. Los dos son grandes coches, excelentes, pero uno es un brutal todoterreno domesticado, y el otro un todocamino de gama alta pero no proviene de un superdeportivo.
Por esto, la realidad indica que el padre de los superSUV que están llegando al mercado bien podría ser el Porsche Cayenne. Tras veinte años en el mercado su hegemonía como ejemplo de superdeportivo con líneas de todoterreno, muy altos, pesados, con propulsores de potencia exuberante, enormes pasos de ruedas listos para albergar llantas gigantescas e interiores de lujo parece no solo no agotarse, sino ir incluso a más. El año pasado Porsche vendió 301.915 coches. Cuando alguien piensa en un Porsche, su imaginación le transporta al mítico 911. Pues resulta que el implacable devorador de curvas Porsche vendió 38.347 unidades, ‘apenas’ el 11 % de su producción total.
Si se revisan sus cifras se descubre que entre el Cayenne, y su hermano menor, el Macan, fueron 171.433 vehículos, alrededor del 60 %. Porsche ya no vende deportivos, sino todoterrenos. Ferdinand Porsche dijo en su momento que «jamás veríamos un Porche de cuatro puertas». Lo hemos visto. Y diesel. Y ahora eléctrico. Y parece no ya ser una tendencia, sino una fórmula de éxito. Tanto es así que desde la llegada del Cayenne, han multiplicado por seis sus cifras de ventas; en 2002 colocaron 54.234 coches en total. El grupo ganó tanto dinero con el Cayenne que se compró Volkswagen, grupo automotriz del que es accionista mayoritario.
El resto de fabricantes han tomado nota, han removido sus prejuicios, y han intentado copiar su estrategia, sobre todo al ver con envidia los 26.000 millones de euros que han facturado en 2021 (si, veintiséis mil millones).
BMW, Audi, Mercedes o Volkswagen ya abrieron esta lata hace años y les ha ido realmente bien; Bentley, con el imponente Bentayga, o Rolls-Royce y su Cullinam; Aston Martin tiene su DBX que sirve como Medical car en la Fórmula 1, pero del que no se puede decir que haya sido un éxito. Pero del que sí se puede decir es del Lamborghini Urus, primera marca de superdeportivos que se mete en este mercado. La respuesta del público ha sido tan inmediata como la de sus motores y el año pasado su 4×4 lideró las ventas y sumó más que el resto de modelos juntos. De un total de 8.405 coches colocados, 5.021 fueron del Urus. El resto fueron de sus deportivos Huracán y Aventador. Otra marca de superdeportivos que se dedica a los todoterrenos.
Ferrari, McLaren y BMW
La siguiente en sucumbir es Ferrari. Se rumoreó durante años, ya hay incluso fotos espía, y en su junta de accionistas de mayo anunciaron su fecha de puesta a la venta: septiembre de este 2022. La idea de Ferrari es que el más que seguro éxito de ventas no acabe devorando al resto de la gama y se han autoimpuesto un límite del 20 % de la producción asignada al Purosangue, que es como se denominará el modelo.
La última marca que se ha apuntado a la corriente ha sido McLaren. Su creador, Ron Dennis, juró ante lo más sagrado que esto jamás ocurriría, pero él ya no está. El que si está es Michael Leiters, un ingeniero alemán que ayudó a desarrollar los SUV de Porsche y el de Ferrari. Sus planes van más allá, y todo apunta a que su todoterreno será exclusivamente eléctrico, nada de motores de combustión interna, y se pondría a la venta a finales de la actual década, cuando las baterías hayan evolucionado un poco más. Se habla incluso del precio, y la factura se adivina cercana a los 400.000 euros, mucho más alta que los McLaren habituales, y más cerca de sus series limitadas. La marca no ha hecho anuncio alguno y toda esta información llega desde medios británicos, cercanos a la marca de Woking.
Viendo lo que llega, en BMW se ha puesto las pilas y va a subir el listón de sus productos. Ya han anunciado el advenimiento de la que será su estrella más fulgurante para finales de este año o comienzos del próximo: el XM. Un SUV híbrido enchufable de 750 caballos que bien podría costar unos 200.000 euros y quiere competir con todos estos, sabedores de que en el mundo cada vez hay más clientes que buscan un producto como este.
El lema Citius, altius, fortius no fue idea del Barón de Coubertain, sino del fraile dominico Henri Didon, que hizo grabar en el frontispicio de su colegio de San Alberto Magno de Arcueil. Didon era amigo de Coubertin. Ahora Ferrari, Lamborghini, o McLaren bien podrían sumarle algunas palabras más. El barón nunca imaginó que siglo y pico más tarde los fabricantes de coches elongarían su frase al añadir “más potente y más caro”, para aplicarlo a sus vehículos de la más alta gama.