España eleva un 63% las importaciones de gas por barco y alcanza ya el nivel de todo 2021
Entre enero y agosto se descargarán alrededor de 32,3 millones de metros cúbicos, lo que equivale a unos 221.500 gigavatios hora
España ha importado ya prácticamente el mismo gas natural licuado (GNL) que en todo 2021. En concreto, hasta el 19 de agosto, ha comprado 30,5 millones de metros cúbicos y se espera que a cierre de mes el volumen se eleve hasta 32,3 millones, lo que supone un 63% más interanual y casi alcanzar los 33,7 millones del año pasado al completo.
Dicha cantidad equivale a unos 221.500 gigavatios hora (GWh). Los datos del operador del sistema gasístico, Enagás, recopilados por THE OBJECTIVE, reflejan que abril ha sido hasta ahora el mes en el que más GNL se ha descargado, con 4,56 millones de metros cúbicos. Le siguen mayo (4,2 millones) y marzo (cuatro millones).
Los barcos metaneros llegan hasta las plantas de Mugardos (La Coruña), Bilbao, Barcelona, Sagunto (Valencia), Cartagena (Murcia) y Huelva. Entre enero y lo que va de agosto se han descargado 213 buques y hay programadas otras 11 llegadas para lo que queda de mes. El año pasado la cifra total fue de 254. Este tipo de transporte es más caro que por gasoducto debido a que el gas llega a 160 grados centígrados bajo cero en estado líquido para luego descargarlo en las plantas de regasificación y elevar su temperatura y pasarlo a estado gaseoso.
Además, la planta de El Musel (Gijón), que nunca llegó a operar desde su construcción, ha recibido recientemente el visto bueno del Gobierno para su puesta en marcha. Enagás ha comenzado ya el proceso de selección de profesionales que vuelvan a operar la instalación. Según la compañía, su uso logístico podría aportar hasta 8 millones de metros cúbicos de capacidad al año de GNL a la «seguridad de suministro energético en Europa», con capacidad para descargar y cargar hasta 100 barcos al año.
El cierre del Magreb impulsa la llegada de metaneros
La mayor llegada de buques se ha producido después que Argelia cortara el mayor de su gasoductos con España -el del Magreb- tras la ruptura diplomática con Marruecos y debido a la invasión de Rusia a Ucrania. Bajo este contexto, Enagás se vio obligada a realizar subastas extraordinarias de slots para la descarga de GNL en las plantas de regasificación nacionales.
Se ha intensificado así la llegada de buques procedentes sobre todo de Estados Unidos (EEUU), hasta el punto de que el país norteamericano sorprendía en enero desbancando a Argelia como el principal suministrador de gas de España. Desde comienzos de año, España ha realizado alrededor de una treintena de descargas de barcos con GNL al mes.
De hecho, EEUU se ha desmarcado del resto de suministradores en el contexto de la guerra hasta acumular una cuota del 32,9%, casi 10 puntos más que Argelia. No obstante, el país africano continúa enviando gas a España a través del gasoducto MedGaz, que llega a Almería y cuenta con una capacidad de 8.000 millones de metros cúbicos. Otros mercados de origen son Nigeria, Trinidad y Tobago, Catar, Noruega y Rusia.
España aspira a ser protagonista en la crisis energética. Como respuesta al plan de racionamiento de gas de la Comisión Europea, ha propuesto llevar al máximo los envíos de gas hacia el resto de Europa a través de sus infraestructuras. Sin duda, es uno de los países mejores posicionados para cumplir con la obligación que impone Bruselas de tener las reservas de gas al 80% de su capacidad en otoño, pero para convertirse en un importante suministrador para el resto de países del Viejo Continente tiene que incrementar sus interconexiones, aunque puede ejercer como un centro logístico para la carga de barcos.
El país cuenta con casi un 30% de la capacidad de regasificación de Europa y un 44% del potencial de almacenamiento comunitario GNL, Entre enero y julio ha doblado las exportaciones por gasoducto en comparación con el mismo periodo del año pasado. Ha enviado 24.974 GWh, un 100%, según los datos de salidas por conexiones internacionales del último Boletín Estadístico de Enagás.
Esta es la cifra más alta en dicho periodo desde 2018, año que más se le asemeja con 20.075 GWh exportados hasta julio. Los números de 2019 y 2020 fueron mucho más bajos, de 3.564 y 6.101 GWh, respectivamente. La mayor parte del gas que sale de España va a Francia a través de la interconexión VIP Pirineos.
Habitualmente utilizado para importar gas natural del país vecino, desde la invasión se ha producido un cambio de tendencia, haciendo de España un exportador hacia Europa. Ya en abril se alcanzó una cifra exportadora de España a Francia de 5.618 GWh y en mayo se incrementó un 10% con respecto al mes anterior, hasta la cifra récord de 6.185 GWh.
España cuenta con dos conexiones de gas con Francia a través del País Vasco y Navarra, que permiten entregar unos 8.000 millones de metros cúbicos anuales, aproximadamente el 2% de la demanda europea el año pasado. Además, en Badajoz se encuentra, desde 1996, uno de los puntos de conexión entre las redes de transporte de gas natural española y portuguesa. El otro se sitúa en Tuy (Pontevedra) y comenzó a operar en 1998.
El Midcat hace aguas
De su lado, el Midcat, gasoducto con el que sueña Alemania y que también conectaría España con Francia, parece que vuelve a hacer aguas. Con Enagás y la compañía francesa Teréga como promotores, lleva años paralizado por su elevado coste y el bajo precio del suministro ruso. Faltan por construir 226 kilómetros de tuberías desde la localidad catalana de Hostalric hasta la francesa Barbaira y España pide que sea la Unión Europea (UE) quien sufrague los gastos.
La propia vicepresidenta tercera y ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera, ha asegurado que «la interconexión por los Pirineos catalanes podría estar operativa en ochos meses en la frontera sur», lo que obligaría a que Francia hiciera lo mismo en su parte del territorio para conectar el suministro de gas con el resto del continente.
Sin embargo, el país galo no está por la labor. El Gobierno de Emmanuel Macronha expresado sus dudas acerca de la utilidad del proyecto y de su conveniencia en la actualidad, ya que sostienen que no paliaría el desabastecimiento que sufre el continente fruto de la guerra de Ucrania al tener unos tiempos de construcción prolongados.