Prisa, RTVE y Mediaset: Pedro Sánchez consolida su pinza mediática contra Atresmedia
El presidente de Gobierno está cerca de tener a su servicio un aparato de medios sin precedente para un líder político en la historia de la Democracia
La capacidad de resiliencia de Pedro Sánchez vuelve a estar fuera de toda duda. Cuando parecía que su imagen pública estaba hundida y al mismo tiempo de que declaraba la guerra a las «terminales mediáticas del poder» que intentaban erosionar su liderazgo, dentro de Moncloa se estaba gestando una operación clave para encarar el último año de la legislatura. Un plan para aglutinar en torno a la figura del presidente de Gobierno un aparato de medios de comunicación sin precedente para un líder político en la historia de la Democracia.
Según las informaciones reveladas esta semana por THE OBJECTIVE, el grupo Mediaset quiere ser un accionista relevante de Prisa, operación que cuenta con el plácet de Moncloa si es que el canal de televisión italiano apoya al presidente en la precampaña electoral. De confirmarse el movimiento, los medios de comunicación cercanos al Gobierno aumentarían exponencialmente y el equipo de Moncloa -y sus asesores de cabecera, Miguel Barroso y José Miguel Contreras- tendrían acceso editorial a dos canales de televisión más que, sumando sus audiencias, discuten el primer lugar a Antena 3 y su grupo editor Atresmedia.
Telecinco y Cuatro -además de otros cinco canales de televisión en TDT- se unirían a los medios de Prisa como los citados El País y la Ser, además del diario económico Cinco Días. Por si fuera poco, tras el asalto a la Corporación RTVE, en el Ejecutivo también tienen el control de TVE y sus canales TDT y Radio Nacional de España (RNE). Es decir, doce canales en TDT, dos de las cuatro radios de mayor audiencia y el periódico de izquierdas más leído. Apoyos inéditos para un presidente español en más de 40 años.
Crisis de credibilidad
Un conglomerado mediático lo suficiente fuerte para combatir a las «terminales mediáticas de la derecha y de los empresarios españoles», en palabras del propio Pedro Sánchez. Un grupo de medios fuerte para contrarrestar las informaciones y mensajes de los diarios digitales independientes, los medios históricamente más escorados hacia el centro y la derecha y por encima de todo, para combatir a Atresmedia y al altavoz de sus informativos convertidos desde el comienzo de la legislatura en el azote del PSOE y de sus socios de Gobierno.
Poco ha importado al Gobierno que el movimiento de Mediaset en Prisa esté patrocinado por los franceses de Vivendi que -paradójicamente- fue rechazado por el propio Sánchez por considerarlos un peligro para su propia estabilidad mediática al ser una compañía escorada a la extrema derecha. Sin embargo, más de siete meses después de que se rechazara la petición de Vivendi de subir su participación del 9,9% al 29% de Prisa, las urgencias han cambiado en Moncloa.
Desde esa fecha la imagen del presidente se ha desplomado. La creciente crisis económica, la subida de la inflación, el elevado coste de la energía y los combustibles y los problemas para gestionar los fondos europeos Next Generation comenzaron a poner en riesgo la reelección del propio Sánchez. Al mismo tiempo, se comenzó a producir un notorio desplome en las encuestas marcado por el hundimiento del PSOE en las elecciones de Andalucía de junio y la llegada de Alberto Núñez Feijóo como presidente del PP.
Entrevista de Sánchez
Un cóctel peligroso que hizo saltar todas las alarmas en Moncloa y que mediáticamente tuvo su momento más bajo a comienzos de este curso. Su entrevista en TVE junto con Xavier Fortes registró apenas un 6,7% de audiencia, 906.000 espectadores de media entre La 1 y el Canal 24 Horas y la peor cuota de pantalla desde que llegó a La Moncloa en verano de 2018. Los asesores de Sánchez prepararon el encuentro para que fuese un gran baño de masas catódico para el presidente, donde marcar su hoja de ruta para el curso y comenzar a cautivar a los indecisos de cara a la campaña electoral. Pero nada se cumplió.
Los datos fueron pésimos y confirmaron los peores temores en Moncloa: Pedro Sánchez había perdido el apoyo de la calle y estaba perdiendo por goleada la batalla mediática. Para un líder que cimentó su fortaleza en medio de una pandemia con audiencias televisivas de 18 millones de espectadores durante sus homilías en el estado de alarma, fue muy duro darse cuenta de que su discurso ya no interesaba masivamente.
Fue por esas fechas que comenzó su guerra contra las terminales mediáticas -o lo que es lo mismo, medios que no le apoyan incondicionalmente- y empezó a fraguarse una estrategia con la que conseguir el máximo apoyo posible de medios masivos. Y todo de la mano de sus fieles asesores: el director editorial y miembro del consejo de Prisa, Miguel Barroso y el fundador de La Sexta, José Miguel Contreras.
Asalto a Prisa y a RTVE
Para Sánchez lo más importante siempre ha sido la televisión y prueba de ello son sus comparecencias, que suelen coincidir con el telediario de la tarde o el de la noche. Por ello, la prioridad siempre ha sido asegurarse la fidelidad de las televisiones en abierto, aunque antes había que reforzar sus medios más afines. Paradójicamente todo comienza y termina en Prisa.
La reconquista mediática comenzó en mayo, cuatro meses antes del fracaso televisivo de Sánchez. Un mes después de la retirada de la solicitud de Vivendi de controlar Prisa, se anunció la salida de Telefónica del capital del editor de El País para dar entrada a Global Alconaba, propiedad de Andrés Varela. Un socio histórico de José Miguel Contreras en la extinta Globomedia y uno de los dueños de la empresa The Pool Talent, que realiza el polémico documental de Pedro Sánchez en La Moncloa. Una operación con la que los hombres del presidente entraron directamente en la gestión de la compañía, para controlar aún más si cabe la línea editorial de los medios de Prisa.
Pero sería solo el comienzo. El 26 de septiembre y solo doce días después de que Sánchez tuviese su fallida entrevista en RTVE, el presidente de RTVE, José Manuel Pérez Tornero, renunciaba por las presiones del Gobierno y Unidas Podemos, que consideraban que daba demasiado espacio a las opiniones de derechas o -dicho de otro modo- que no eran lo suficientemente cercanos con Pedro Sánchez.
Pacto con Mediaset
En su lugar se nombró a Elena Sánchez -periodista cercana al PSOE más clásico- y como colofón se le otorgaron poderes ejecutivos para asegurarse que controlase la televisión pública al menos hasta un cambio de Gobierno. Y todo ello mediante un decretazo que usurpó los poderes del Congreso, la única entidad facultada por la ley para nombrar al máximo ejecutivo de RTVE.
Pero quedaba la parte más atractiva del pastel: Mediaset. La cadena no pasa por sus mejores momentos, pero pese a ello aglutina diariamente a una audiencia del 12% en en el caso de Telecinco y del 5% en Cuatro. No será fácil la reconstrucción de la televisión tras la salida de Paolo Vasile, pero se quiere reforzar los informativos y dar más peso a la actualidad, algo que encaja en la estrategia del Gobierno de tener más apoyos mediáticos.
En definitiva, el objetivo es hacer pinza contra Atresmedia y en especial los informativos de Vicente Vallés. El comunicador suele marcar más de 2,5 millones de espectadores, con mensajes muy críticos contra el propio Pedro Sánchez, un dolor de cabeza que no se ha logrado resolver en toda la pandemia y que ahora puede contrarrestarse con la pinza entre todos los medios afines del Gobierno. Telecinco tiene 1,4 millones de espectadores diarios y el Telediario de La 1 1,3 millones, una suma nada despreciable en momentos en que Sánchez se jugará la reelección durante todo 2023.