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Economía

La inflación vino para quedarse: la subyacente alcanzará al IPC general de forma inminente

Los expertos apuntan a que los efectos de segunda ronda depararán un alza de precios en el entorno del 4% el año próximo, el doble del objetivo del BCE

La inflación vino para quedarse: la subyacente alcanzará al IPC general de forma inminente

La vicepresidenta primera y ministra de Asuntos Económicos, Nadia Calviño. | Europa Press.

La inusitada escalada de precios que padece la economía española desde el último trimestre del ejercicio pasado está a punto de dar lugar a una insólita situación, y es que la tasa subyacente rebase a la tasa general, haciendo más permanente de lo previsto la etapa inflacionista.

Es decir, que el avance del conocido como núcleo de la inflación, la tasa subyacente -aquella que no depende de los elementos más volátiles, como los alimentos o la energía- está a punto de igualar o rebasar el aumento del IPC general, según explican los expertos consultados por THE OBJECTIVE.

Eso significa que el periodo de subida de precios será más permanente de lo previsto, pese a que desde Asuntos Económicos, departamento que encabeza la vicepresidenta Nadia Calviño, quitan hierro al alza de precios y creen que se moderará en los próximos meses.

Convergencia inminente

Los expertos consultados coinciden en que el ritmo de la subyacente podría alcanzar al del IPC general en los próximos dos meses o, de contenerse en alguna medida los efectos de segunda ronda -los que trasladan el alza de elementos volátiles al conjunto de la cesta de la compra-, se daría esta situación en los próximos seis meses.

Según el Instituto Nacional de Estadística (INE), noviembre cerró con el IPC general en el 6,8% y con la subyacente en el 6,3%, así que ya solo cinco décimas separan a uno y otro indicador. A falta del dato de diciembre, el IPC general está, a noviembre, en una media del 8,6%, y la subyacente, en el 5%.

El economista jefe de Tressis, Daniel Lacalle, argumenta que es muy probable que la subyacente avance por encima del 6,3% y que la inflación general baje por el efecto de los combustibles y el «subterfugio» del tope del gas. Ello demuestra, prosigue, que hay una inflación elevadísima en aquellos precios de los bienes y servicios que no tienen nada que ver con la alimentación ni con la energía.

Esto alerta de que precisamente en el parámetro en que más se fijan los bancos centrales -el avance de la subyacente y anticipada-, a pesar de que el índice general vaya a aflojar en los próximos meses, la pérdida de poder adquisitivo de los ciudadanos va a continuar.

Resistencia a bajar de la inflación subyacente

Por su parte, el profesor del Centro de Estudios Financieros (CEF) Juan Fernando Robles destaca que el hecho de que la subyacente no descienda implica que los efectos de segunda ronda se están dejando sentir en los precios y que factores ajenos a los altos precios de la energía y los alimentos no elaborados están incidiendo en el mantenimiento de precios altos mes tras mes, lo que indica que los precios pueden continuar altos en el medio plazo y que el IPC va a encontrar una resistencia a la baja en el valor de la subyacente.

Considera Robles que, ante un escenario de bajada de energía y alimentos no elaborados, el IPC no va a reflejar esa bajada íntegramente porque hay otros factores como el incremento de salario y otros costes empresariales que pueden mantener los precios próximos a la subyacente.

«Es una mala noticia que la subyacente se resista a bajar; va a restar competitividad a las empresas, retrasando la salida del escenario inflacionario, aunque los factores desencadenantes se hayan mitigado», zanja Robles.

Abunda en ello el profesor del Programa Experto en Dirección Financiera de Deusto Business School, Mario Cantalapiedra, quien considera que si convergen la tasa general y la subyacente significa que la inflación ya no está generada por los elementos más volátiles, como la energía y alimentos no elaborados, lo que convierte el alza de precios en más permanente y menos temporal. En resumen, los efectos de segunda ronda pueden influir en que una supere a la otra.

El presidente del Colegio de Gestores Administrativos, Fernando Jesús Santiago Ollero, indica a este periódico que es posible que la tasa subyacente rebase a la del IPC general, pues la energía sigue bajando a corto plazo, pero los productos que componen el índice de la subyacente siguen en ascenso.

'Empate técnico' entre la general y la subyacente

Constata Santiago Ollero que esto significa que el alza de precios ya se ha trasladado a los productos elaborados, los suministros de los hogares y al resto de productos de la subyacente. Considera que prácticamente ya se ha producido el alcance, y que se podría decir que estamos ante prácticamente un empate técnico entre ambas tasas.

El economista e investigador Javier Santacruz destaca que la inflación subyacente, en el fondo, se está comportando como un indicador atrasado de la inflación general; y que, en este momento, es el mejor indicador de la inflación general. De hecho, según constata, es una aproximación a lo que está marcando el deflactor del PIB más el deflactor de las importaciones (3% y 4% respectivamente).

Por su parte, el profesor e investigador de la UAH Juan de Lucio estima que la combinación del descenso del índice general y la estabilidad de la subyacente pueden derivar en una situación en que el indicador subyacente esté por encima del general de manera temporal.

El IPC al 4% el año próximo

Juan de Lucio subraya, además, que lo más destacado de este momento no es tanto la distancia entre ambos indicadores o el signo de la diferencia, sino que el nivel hacia el que convergen ambos al final del próximo año es del 4%, muy por encima del objetivo de inflación del Banco Central Europeo (BCE), del 2%, y con consecuencias destacadas sobre aspectos tales como la distribución de la renta.

De Lucio considera que es muy probable que observemos un indicador subyacente ligeramente superior al general en los próximos seis meses, aunque podría ocurrir antes de final de este año. El momento en el que ocurra dependerá de la evolución de factores coyunturales de carácter más volátil.

El profesor de la Universidad de Alcalá de Henares encuentra un lado positivo a esta situación: el hecho de que el IPC general descienda hacia los niveles objetivo es siempre una buena noticia.

Y si desciende más de lo esperado, significa que los factores que presionaron al alza -encarecimiento de las materias primas, invasión rusa de Ucrania, cuellos de botella en el comercio internacional, entre otros- están desapareciendo, lo que, sin duda, es bueno para la estabilidad y el crecimiento de la economía mundial y la española, concluye De Lucio.

Enquistamiento de la inflación

El presidente de la consultora Freemarket Corporate Intelligence, Lorenzo Bernaldo de Quirós, apunta que la tasa subyacente puede igualar a la del IPC general, ya que la subyacente subirá algo más y ello plantea un problema serio ante la deseada desaceleración de los precios el año próximo.

El presidente de la Comisión Financiera del Consejo General de Economistas, Antonio Pedraza, considera que de darse esa posibilidad de igualación entre la tasa subyacente y la general, indicaría un enquistamiento de la subyacente aún mayor y una grave problemática para bajarla.

Santiago Ollero concluye que lo más importante ante este escenario es que se produzca el pacto de rentas para que no se incrementen considerablemente los salarios, lo que se trasladaría de nuevo a los precios y acrecentaría los efectos de segunda ronda que alimentan la subyacente.

Alerta el presidente de los Gestores Administrativos de que, en ese caso, la pérdida de poder adquisitivo de 2021 y 2022 podría derivar en una cronificación de la inflación, desaconsejable en un entorno de bajo crecimiento del PIB o probable decrecimiento que genera estanflación.

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