Sánchez retrasa medio año más el anuncio de la fábrica de chips por la falta de inversores
Fuentes cercanas a la negociación cambian la fecha posible para conocer el inversor que instalará el centro de semiconductores: de enero a antes de verano
El año 2022 concluirá bajo la incertidumbre sobre qué inversor finalmente apostará por instalar una fábrica de chips en España. De momento, se desconoce el lugar y también el gigante tecnológico que se decantará por España. Lo que sí se sabe es que en juego hay 12.000 millones de euros (a través de uno de los PERTE más ambiciosos que gestiona el Ejecutivo) y que ahora la fecha del posible anuncio se retrasará medio año más, como así lo reconocen fuentes conocedoras de la negociación.
En un principio, el nombre de la empresa que levantaría el centro de semiconductores en España se iba a conocer este mismo mes de enero. Sin embargo, ahora las mismas fuentes retrasan ese anuncio a «antes de verano». La razón está clara: la competencia europea. «Está detrás Francia, Alemania o Italia… Además, ahora muchos de estos países han cambiado su estrategia y quieren producir chips maduros (que son por los que apuesta España y que son clave para producir hoy la mayor parte de los bienes, como, por ejemplo, móviles o vehículos) en lugar de chips de vanguardia (que sirven para fabricar productos de alta tecnología)».
Aunque desde el sector tratan de mantener la calma, es evidente el clima de incertidumbre que se respira. Hace unos meses, calculaba que se conseguirá instalar entre una o dos fábricas de chips maduros en todo el territorio, pero ahora respiran aliviados si se logra atraer una sola. Aunque en los últimos meses se han ido anunciando la llegada de algunos hubs relacionados con los semiconductores, como el centro de diseños de chips de la empresa Cisco o el laboratorio de semiconductores de la compañía Intel (ambas situadas en Barcelona), la realidad es que sin la gran fábrica es inviable crear un ecosistema para convertir a España en un país líder en la fabricación de los chips.
Las conversaciones entre el Gobierno y el sector de chips en España es constante. «Nos vamos dando ese feedback continuamente sobre los avances que se van dando. Mostramos nuestro sentir y también trabajamos mucho con ellos sobre qué se puede generar en España dependiendo de la demanda y cómo puede encajar mejor el futuro ecosistema de chips en España según las necesidades de nuestras empresas», comentan fuentes del sector.
Desde el gremio también esperan con ansia la ley de chips europea, que todavía no se ha aprobado y que se espera que reciba luz verde antes de julio. «Ahora mismo está en fase de negociación entre el Consejo, la Comisión y el Parlamento Europeo. El hecho de contar con el marco normativo desarrollado facilitará todo bastante. Necesitamos que se afiance una política común entre todos los estados miembros para saber cómo se va a gestionar el relanzamiento de este sector en Europa. Ahora mismo cada país está haciendo lo que puede y no hay unas reglas armonizadas entre todos», apuntan las mismas fuentes del sector.
La situación de incertidumbre preocupa en Moncloa. El Gobierno ha destinado el 10% del total de los fondos europeos al PERTE Chip. De esta forma, el equipo económico del presidente lleva meses cerrando reuniones con los gigantes tecnológicos de este sector: desde Samsung a Micron. No obstante, aunque ha habido cumbres y diversas reuniones, estas, de momento, no están dando el resultado esperado por Moncloa. Hace un mes, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, aprovechó su viaje a Corea del Sur para visitar las instalaciones de Samsung y mantener una reunión con su CEO, Jong-Hee Han. Además, el pasado mes de mayo, el presidente, durante el Foro Económico Mundial en Davos, se reunió también con los CEO de otras empresas importantes del sector, como son Intel, Cisco, Micron y Qualcomm.
Nuestro país ha irrumpido en la carrera por los chips sin haber destacado en el Viejo Continente por ser puntero en esta industria. Así, sorprende que la mayoría de los territorios de nuestro entorno sí contaban con alguna fábrica. Según los datos de la Comisión Europea, estos son: Alemania, Francia, Irlanda, Italia, Austria, Países Bajos, Bélgica, Hungría, República Checa, Suecia, Finlandia, Portugal y Malta. El tejido empresarial, de hecho, es muy limitado en España, con una asociación que apenas reúne un puñado de empresas.
Uno de los pocos gigantes del sector, Intel, eligió hace ya varios meses a Alemania como el lugar donde levantar su gran centro integrado de chips (‘de vanguardia’) por 17.000 millones de euros y a Francia como el territorio donde desarrollar su hub de diseño de semiconductores. En los últimos días se conoció que el gigante taiwanés TSMC va apostar fuerte por Alemania con la creación de una gran fábrica de chips. Una realidad que difirió mucho de la porción que recibió por entonces España, con la inversión de 200 millones en un laboratorio de diseño de chips de Barcelona.