El IPC infla la facturación de las empresas pese a que el volumen de ventas desciende un 1,2%
La subida de los precios y del salario mínimo acrecienta la brecha de rentabilidad entre las grandes compañías y las pequeñas, medianas y microempresas
Mercado de abastos en el madrileño barrio de Prosperidad. | Europa Press.
Como resultado de la galopante inflación que ha vivido la economía española durante los últimos meses, se ha producido un incremento de la facturación de las empresas del 14,3% en el tercer trimestre del año, último con datos cerrados. Sin embargo, esa subida, inflada por el IPC, encubre una caída del volumen de ventas del 1,2% interanual en el citado trimestre, según un informe de la patronal Cepyme al que ha tenido acceso THE OBJECTIVE.
Esa caída real de las ventas del 1,2%, en volumen aunque no en términos nominales por efecto-precios, rompe la tendencia de recuperación de las ventas iniciada en el segundo trimestre de 2021, indica el estudio, y en comparación al tercer trimestre de 2019 -periodo prepandemia-, supone un retroceso del 2,9%.
La patronal de la pequeña y mediana empresa, Cepyme, confecciona periódicamente un indicador, al que ha venido dando seguimiento este periódico, que mide la salud de las compañías representativas del tejido productivo español. Se trata del Indicador sobre la Situación de la Pyme.
Las ventas caen más cuanto menor es la pyme
Ese índice, representativo de la marcha de la empresa-tipo española, evidencia que la elevada inflación y el incremento de costes está determinando un mayor deterioro de la coyuntura de las empresas, con un daño creciente en proporción inversa al tamaño de la compañía. De hecho, en las más pequeñas, apunta el informe, la caída de las ventas alcanza el 3,8%.
No olvidemos que el último indicador de la patronal se refiere justo al tercer trimestre, periodo en el que se concentraron las mayores subidas de precios: el máximo de tres décadas del mes de julio; del 10,8%; el 10,5% de agosto; y el 8,9% de septiembre, según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE).
Como indica el estudio de Cepyme, «el incremento de la facturación en euros no oculta la reducción de los valores constantes, corregidos de la variación de los precios». Es decir, las empresas facturan más por efecto nominal -un 14,3% más-, pero en volumen venden menos unidades de producto, un 1,2% menos.
Esto hace concluir al servicio de estudios económicos de la patronal de las pymes que «la inflación está determinando un importante empeoramiento de la situación de las pymes», que incluso en términos nominales -contando la inflación- reflejan una ralentización de las ventas: 18,2% en el primer trimestre del pasado ejercicio; un 14,6% en el segundo; y un 14,3% en el tercero.
Los costes suben más que las ventas
Mientras las ventas decaen en términos nominales y reales, el indicador de Cepyme -que mide las fortalezas y vulnerabilidades del tejido empresarial español- confirma que los costes globales de las empresas han acelerado su ritmo de crecimiento hasta un 23,3% en tasa interanual, de manera que ya se acumulan seis trimestres seguidos de crecimiento más rápido en los desembolsos empresariales ordinarios que en las ventas, lo que provoca una reducción de los márgenes de las firmas, que redunda en una menor liquidez y una lacerante pérdida de competitividad.
El indicador de situación de las pymes se elabora a partir de numerosos parámetros, entre los que destacan los costes totales (+23,3%), los costes laborales -que se dispararon un 5,7% interanual en el tercer trimestre- y de los servicios (+2,8%). Esta última subida, que podría parecer pequeña al lado de la de la inflación general -del 8,4% de media en 2022- es, no obstante, la mayor desde 2007 y aplana -en promedio- alzas del 32,4% en los transportes, del 11,2% en la mensajería, y del 6,2% en los estudios de mercado.
El desacople entre la subida de los costes y la de las ventas en términos reales supone que la rentabilidad de las pymes haya caído respecto al año anterior a la pandemia de coronavirus SARS-CoV-2, causante de la Covid-19, en cinco décimas: desde los 3,5% de ROA (Rentabilidad Neta sobre el Activo) en el ejercicio anterior a los contagios internacionalmente generalizados, al 3% actual. Así pues, igual que el PIB español no ha recuperado aún nos niveles precovid, tampoco lo ha hecho la rentabilidad de las empresas.
Menor inversión y financiación
Además de generar aumentos aparentes de la facturación, la inflación también distorsiona la medición de los márgenes empresariales -concluye el informe- de modo que se están reduciendo, y más cuanto menor es la dimensión de la compañía, lo que retroalimenta la debilidad de las pymes, al minar «la llegada de inversión y financiación».
Esta dinámica lleva a una situación preocupante, explican desde Cepyme, y es que se acrecienta la brecha entre las compañías de mayor tamaño y las más pequeñas, que acusan más los efectos de la evolución de todos los componentes que marcan su actividad y desempeño.
Por todo ello, infiere el estudio que el tamaño medio de las empresas sigue mermando: en el tercer trimestre del pasado ejercicio, cada pyme tuvo -de media- 7,8 asalariados, sumando ocho trimestres consecutivos de caídas interanuales. Con todo, hoy se computan 7.200 pequeñas empresas menos que hace cuatro años, zanja el estudio.
Por todo ello, desde Cepyme se reclaman medidas que rebajen los costes que afrontan los empresarios y prudencia en la toma de medidas para salvaguardar el tejido empresarial. Y se destaca una especial atención al alza de los costes empresariales que ha propiciado la subida del salario mínimo interprofesional (SMI), enarbolada por la vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo y Economía Social, Yolanda Díaz, que arrastra las bases de cotización elevando el fardo que la empresa soporta en gastos de personal y minando la creación de nuevos puestos de trabajo, sobre todo en las pymes.
