Los elevados precios desploman la exportación de aceite de oliva un 30%
Los precios en origen han subido un 60% en un año en el que la producción se ha reducido a la mitad a causa de la sequía
El sector del aceite de oliva está el límite. En el último año ha vivido una ‘tormenta perfecta’ y el consumidor está sintiendo sus consecuencias en forma de subida de precios. Los datos oficiales muestran que los precios en origen de producción han subido un 60%. Este abultado aumento es consecuencia directa de la sequía, pero también de los incrementos en los precios de los suministros a los que tienen que hacer frente los agricultores.
Estos precios también están pasando factura a a exportación, tal y como denuncia la Asociación Española de la Industrias y Comercio Exportador de Aceites de Oliva (ASOLIVA). En los últimos meses, las exportaciones españolas han ido reduciéndose hasta registrar un 30% menos en diciembre, según los datos registrados en el Ministerio de Agricultura, que recuerda Rafael Pico, presidente de ASOLIVA. «Esto va a seguir sucediendo en los próximos meses como consecuencia del aumento de los precios en origen», explica Pico en conversación con THE OBJECTIVE.
En la última campaña, la fuerte seguía ha provocado que la producción se haya resentido en un 50%, encareciendo el precio en origen. «Las empresas en mercados exteriores han tomado posiciones. Han adelantado compras de una manera importante, la exportación ha bajado en volumen un 30%», añade Pico. A pesar de la caída, España sigue siendo líder mundial en exportación de aceite de oliva, pero «hay que tener cuidado porque los mercados son muy volátiles», apuntan los expertos consultados.
Aceite más barato fuera de España
El alza de precios en origen comenzó en agosto del año pasado. En ese momento, las empresas exportadoras adelantaron las exportaciones para no quedarse fuera del mercado. Tal y como están los precios actualmente, las empresas que no hayan vendido ya su producto fuera de España «no van a poder estar», explica Pico. «Se ha exportado anticipadamente a todos los mercados internacionales para tener una posición mejor. El que quiera exportar ahora está fuera de mercado», explica.
Un ejemplo lo encontramos en Australia, tal y como podemos ver en la imagen. Una garrafa de aceite de oliva virgen de la marca Carbonell cuesta en el país de los canguros 25 dólares australianos (16,18 euros), algo impensable hace unos meses. El mismo producto en España tiene un precio similar, e incluso, algo más caro en algunos lineales. Una realidad atípica que se produce después de varios meses con una situación ventajosa para el sector. La guerra de Ucrania hizo que el sector olivarero tuviese una mejor posición durante los primeros meses del año pasado. La escasez y encarecimiento del aceite de girasol provocó que España tuviese una posición más favorable para ‘colocar’ el aceite de oliva.
El diferencial de precios entre ambos aceites se redujo a niveles nunca vistos durante el año pasado. Sin embargo, con la producción de aceite de girasol más normalizada, el diferencial de precios se ha vuelto a ampliar y el aceite de oliva ya no tiene «ese colchón de precios al menos en el mercado internacional», lamenta Pico.
Causas de la subida
Durante los últimos años los productores han visto cómo se les ha disparado el precio de la energía, los combustibles, los fitosanitarios y los abonos, así como el importante incremento del coste de recolección. Por otro lado, en las últimas estadísticas de la Unión Europea se aprecia una reducción de la producción europea por las condiciones del clima de un 33,8% en 2022 respecto al año 2021.
El impulso a esta reducción tiene su principal origen en España, perjudicada por las condiciones climáticas más adversas de la historia para el olivo, donde ha descendido desde 1.491.500 toneladas en 2021 hasta las 780.000 toneladas en 2022, lo que supone una caída de la producción de un 47,8%. En este contexto, los precios se han disparado y el sector está al límite.
«La industria habla de una reducción de los márgenes comerciales cuando nosotros en origen, con una producción baja, seguimos vendiendo a pérdidas», denuncia Juan Luis Ávila, responsable de olivar de COAG Andalucía. «La realidad que tenemos es que producir un kilo de aceite en la provincia de Jaén, que es la mas productora del mundo, de media sale este año en torno a los 8 euros», explica Ávila a este diario.
En medio de esta compleja situación, los agricultores piden «buscar un sistema que permita enlazar unas campañas con otras con unos precios que cubran los costes de producción a los agricultores, un precio que permita márgenes a la distribución y a la industria y un precio que el consumidor lo pueda asumir». A juicio del representante de COAG esta solución sería posible, pero la industria lo rechaza. «El problema es que la industria ha jugado al pelotazo, a comprar entre cuatro el aceite que producimos 200 mil agricultores y en ese proceso se gana mucho dinero», declara Ávila.
Por su parte, desde la Asociación Nacional de Industriales Envasadores y Refinadores de Aceite (ANIERAC) y la Asociación Española de la Industrias y Comercio Exportador de Aceites de Oliva (ASOLIVA), piden a los Gobiernos y a los reguladores facilidades para ayudar al sector tomando medidas, planificadas, consensuadas y efectivas, que huyan de la «comunicación demagógica» y buscando la máxima efectividad en las decisiones que se adopten para reforzar al sector. Exportadores y envasadores «animan» a los agricultores a «tomar medidas de modernización de los cultivos que mejoren la gestión y refuercen nuestro liderazgo a nivel mundial».