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La paradoja de Colombia: tiene el mineral clave para las renovables, pero Petro 'veta' extraerlo

Una de las firmas más prestigiosas del país relata la complejidad para extraer minerales críticos, necesarios para fabricar placas solares y molinos de viento

La paradoja de Colombia: tiene el mineral clave para las renovables, pero Petro ‘veta’ extraerlo

El presidente de Colombia, Gustavo Petro. | Europa Press

A finales del pasado mes de enero, la secretaria de estado de Energía, Sara Aagesen, aseguró durante un evento que los flujos comerciales vinculados a los productos energéticos iban a cambiar «de forma radical». Así, los combustibles fósiles dejarán de ocupar el 90% de las transacciones en 2050 para cederle el poder de la cuota del mercado a nuevos productos, entre los que destacan los minerales críticos, que ocuparán el 45%. Latinoamérica tendrá un papel esencial en la futura transición energética ya que allí se encuentran algunas de las mayores minas de minerales críticos.

Pero en algunos países -como Colombia– existe un serio debate con respecto a la extracción de estos minerales y su impacto medioambiental. THE OBJECTIVE se ha puesto en contacto con el despacho de abogados CMS Rodríguez-Azuero para analizar la siguiente paradoja: el territorio tiene la pieza clave para desarrollar placas solares y molinos de viento -energías verdes para avanzar en los objetivos de ecosistemas sostenibles- pero su extracción provoca contaminación.

«La dificultad está en las visiones políticas que hay frente a las industrias extractivistas. En Colombia hay una autoridad nacional minera -que depende del Ministerio de Minas y Energía- que con ocasión del cambio de Gobierno ha girado su visión hacia una de bastante control o incluso restricción de la actividad minera en distintas zonas del país. La posición actual del Ejecutivo es ser tremedamente cuidadoso y proteccionista con el medioambiente, negando el desarrollo de muchos proyectos mineros que podrían responder eventualmente a esas necesidades de la demanda. Los potenciales inversionistas tienen que jugar con esa política estricta», asegura Álvaro Josué, socio de la firma y uno de los que lidera el equipo de Energía y Cambio Climático del despacho.

La minería artesanal (informal) está más protegida que la gran actividad minera.

«El crecimiento que se anticipa en toda la tecnología de transición energética es bestial. No mucha gente hace la correlación entre esa tecnología y la necesidad de extraer minerales. La región Latinoamericana tiene una tradición minera antiquísima. En unos países es más relevante, como Perú o Chile, pero también en Colombia, donde hay un gran potencial minero», afirman desde el bufete de abogados.

«En Colombia hay un nivel de protección básico independientemente de la corriente de gobierno se mantiene. De ahí en adelante, si está más al centro, más a la izquierda o más a la derecha el ejecutivo, puede haber matices. Hace unos meses, el director de la Agencia Nacional de Licencias Ambientales anunció que las licencias, si eran bien otorgadas, deberían demorarse en la gestión y el trámite por lo menos dos años. Esos dos años de espera son demasiado y nadie te garantiza que puedan ser en el futuro tres. Uno no puede defender la transición y no permitir la explotación de los minerales que hacen posible la transición».

Árboles sembrados para recuperar el paisaje tras las extracciones mineras.

«Hace cuestión de año y medio, el Gobierno sacó una ronda para atraer inversionistas y la participación fue muy modesta, muy pobre. Y ahí está el negocio porque el mineral se necesita. Hay estudios geológicos desde principios del siglo XX que apuntan a que hay grandes yacimientos en Colombia. Esta situación se debió a que estábamos en año electoral (fue uno de los caballos de batalla durante la campaña), y había mucha incertidumbre sobre qué pasaría con una actividad tan rentable como la minoría, y, por otro lado, hay empresas y Estados que ya han decidido salir de la industria extractiva por cambios en su política», aseguran.

«En la gran industria algunas empresas cierran sus puertas y se marchan y otros siguen apostando a largo plazo porque piensan que llevan ya 30 o 40 años en Colombia y pueden aguantar el proyecto cuatro años más con escasa actividad. En Colombia sigue habiendo una tendencia de inversores canadienses porque Canadá tiene una gran industria minera. De hecho, algunas compañías colombianas se han traslado a Toronto para hacer desde allí sus inversiones en Latinoamérica», comentó Josué.

Sobre esta restricción, desde el despacho lo ven como un tema «generalizado» en el resto de Latinoamérica, pero que depende de la «intensidad de pendiente» que hay en los diferentes territorios. Perú es otro de los países de Latinoamérica con una gran tradición minera. «A pesar de los cambios en el gobierno, ha mantenido el énfasis en la explotación de los minerales por la importancia que tiene en su economía», apuntan.

El Banco Interamericano de Desarrollo publicó un informe hace unos meses haciendo referencia a todos esos minerales, como el litio, el cobre, el zinc y las tierras raras, que cumplen un rol central en la transición energética. «América Latina y el Caribe tienen un papel esencial en ese creciente suministro de minerales fundamentales. Esto gracias a sus abundantes y diversos recursos minerales de alta calidad y concentración, así como por su experiencia en extracción y puesta en valor», sentenciaron.

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