Los bancos españoles han ingresado 6.800 millones más gracias al calentón del euríbor
Las entidades facturan un 23% más por los créditos en 2022, aunque sus costes de financiación también crecen y este año tendrán que afrontar el ‘impuestazo’
Los bancos españoles han conseguido ya ingresar 6.800 millones de euros más gracias al calentón del euríbor como consecuencia de la subida de los tipos de interés oficiales por parte del BCE para contener la inflación. Una cuantía que irá creciendo en los próximos meses y que, de mantenerse las previsiones, alcanzará los 20.000 millones en dos años.
La mayor facturación por la concesión de los préstamos y los rendimientos de su cartera de bonos aún no se ha trasladado del todo, debido a la actualización progresiva en los créditos a tasas variables (hipotecas, financiación empresarial, consumo, etc) con las revisiones de los contratos.
Hasta la fecha, según los datos recientes publicados por el Banco de España recabados por THE OBJECTIVE, los bancos en nuestro país han elevado el dinero que recaudan los créditos y la renta fija de los 29.659 millones de finales de 2021 a los 36.475 millones de diciembre de 2022. Es decir, en concreto, 6.816 millones o un 23% más, que se ha producido principalmente en el cuatro trimestre.
El euríbor comenzó a escalar a finales de febrero del ejercicio pasado, tras la invasión de Ucrania por parte de Rusia, y pasó del terreno negativo al positivo. A lo largo de los meses ha encadenado una abrupta escalada, hasta el 3,5% actual, que está llevando a un encarecimiento de los préstamos. Así, por ejemplo, las cuotas de las hipotecas han aumentado en torno a un 40% y de media ya sobrepasan los 1.000 euros mensuales.
Tensiones en la financiación de los bancos
Este crecimiento de los tipos, sin embargo, va a generar tensiones, como las vividas en las últimas semanas tras la quiebra de Silicon Valley y el rescate de Credit Suisse. El alza de los tasas de interés y las turbulencias recientes, según las autoridades, incrementarán los costes de financiación, por lo que los bancos tendrán que realizar una gestión más prudente y atenta de los riesgos.
Por un lado, el pánico reinante ya ha provocado en las entidades españolas una reacción instantánea de los intereses que ofrecen por el dinero de los clientes, con el objetivo de reforzar su liquidez y reforzar su escudo ante salidas masivas de dinero. Unas retiradas que, de acuerdo con el Banco de España, no se han producido y la operativa ha sido normal desde que comenzaran la tormenta. Pero que los inversores temen y ponen el foco en la capacidad de retención y aumento de los recursos de clientes.
Y por otro, la financiación que consiguen los bancos en el mercado también tendrá unos mayores costes, por lo que sus márgenes se verán mermados. Más de lo previsto inicialmente, antes de que el grupo norteamericano tuviera que ser intervenido el pasado 10 de marzo.
En 2022, estos gastos de financiación de las entidades de nuestro país evolucionaron ya al alza, en 4.000 millones (hasta los 12.040 millones), lo que limitó el aumento del denominado margen de intereses hasta los 24.435 millones (un 9,4% superior). Una partida sobre la que recae una parte del impuesto extraordinario aprobado por el Gobierno y que ya está recurrido por parte del sector.
De hecho, en enero de este ejercicio el pago adelantado del primer tramo del gravamen ha llevado a los bancos españoles a sufrir pérdidas por primera vez en tres años. Números rojos, eso sí, que en febrero serán negros y que a lo largo de 2023 tenderán al alza.
El Banco de España considera que los tipos de interés y el euríbor aumentarán los resultados de las entidades, lo que les ofrece una buena situación para afrontar los desafíos que se presentan. El regulador reclama a los bancos que estos mayores beneficios los dediquen a reforzar sus niveles de capital y provisiones adecuándolas al nuevo contexto económico, que podría ser peor debido a la subida de los tipos y la inflación rampante.
En la memoria de supervisión, publicada este martes, la institución que gobierna Pablo Hernández de Cos, en este sentido, hace un llamamiento a la prudencia en el reparto de los dividendos. Aunque en ningún caso restringe las políticas de remuneración a los accionistas de los bancos, señala que «la retribución del capital (bien mediante
recompra de acciones o distribución de dividendos) ha de ser analizada teniendo en cuenta escenarios base y
adversos creíbles, específicos para cada banco y que reflejen adecuadamente el potencial impacto de las
perspectivas económicas».