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Economía

El consejero delegado de Unicaja, en la cuerda floja tras el golpe de mando de la Fundación

Manuel Menéndez pierde los apoyos suficientes para mantener su cargo a partir de este verano y tomar el poder ejecutivo en la entidad malagueña

El consejero delegado de Unicaja, en la cuerda floja tras el golpe de mando de la Fundación

El consejero delegado de Unicaja, Manuel Menéndez, junto al presidente, Manuel Azuaga, | Unicaja

El consejero delegado de Unicaja, Manuel Menéndez, tiene un pie fuera de la entidad tras el golpe de mando dado este jueves por la Fundación Unicaja, que logró sus objetivos de tumbar los nombramientos de dos vocales independientes afines al banquero asturiano. Se trata de Maite Costa e Isidoro Unda, que habían sido propuestos por la antigua Liberbank.

Según las fuentes consultadas por THE OBJECTIVE, Menéndez a priori no cuenta con el respaldo suficiente para revalidar su cargo, una vez se someta en los próximos meses al examen que realizará la propia entidad para que pueda mantener el sillón.

Si el consejo de administración no se recompone, tras las vacantes dejadas por Costa y Unda y también por María Garaña -cuya renuncia se ha hecho ya efectiva tras la asamblea de accionistas– el ejecutivo no contará con el apoyo necesario para obtener el visto bueno a su reválida en el cargo, ya que solo contaría con el voto favorable de cuatro miembros frente a una oposición de ocho.

Eso sí, aún no está clara la postura que adoptará la independiente Carolina Martínez Caro, que fue nombrada por la Fundación Unicaja hace algo más de un año, cuando esta organización estaba bajo el poder de Braulio Medel -aliado de Menéndez en su proyecto-. Ambos proceden del viejo socialismo, por lo que el PSOE estaría a punto de perder el dominio del último grupo de cajas de ahorros.

Martínez Caro, clave para el futuro de Menéndez en Unicaja

Distintas fuentes sostienen que Martínez Caro se alienará con la posición de la Fundación. De lo contrario, podría perder la confianza de quién la colocó y tener que abandonar la entidad, tal y como ya se han visto obligados otros tantos consejeros en los últimos meses en los que se ha mantenido abierta la batalla.

Este verano, de acuerdo con el protocolo de fusión de Unicaja y Liberbank, Menéndez tendrá que ser examinado, al tiempo que el presidente Manuel Azuaga -procedente de la entidad malagueña- dejará de tener sus funciones ejecutivas. La pretensión del banquero asturiano era alzarse con el mando del grupo fusionado, pero la Fundación Unicaja está decidida a que no ocurra y que las riendas sigan bajo su control.

La institución ostenta el 30,02% del capital y ya ha dejado claro que la gestión de Menéndez «no ha sido prudente ni sana». Unas consideraciones que dejó claras en la junta su director general, Sergio Corral. La Fundación, en su cruzada para retener el poder, cuenta con otros grandes socios del banco, como son el grupo Mayoral, que tiene un 8,5% y el empresario murciano Tomás Olivo, que dispone de casi un 7%.

Si el consejo de administración se recompone antes de que se produzca el análisis de Menéndez, la Fundación podría hacer uso de un as en la manga que tiene resguardado para poder alcanzar sus objetivos. Aunque podría darse una situación de bloqueo total, ya que podría no ser suficiente.

Si esto se produjera, las tres vacantes del órgano rector serán ocupadas por vocales que serían, previsiblemente, de afines al ex máximo representante de Liberbank, y por tanto su peso llegaría a los siete miembros de los 15, válidos para lograr la reválida en el cargo de consejero delegado.

Olivo podría reclamar un puesto en el consejo

Ante esta circunstancia Olivo, con el apoyo de la Fundación, podría reclamar un asiento en la mesa de la toma de decisiones de Unicaja y quitárselo al fondo Oceanwood -representado por David Vaamonde-, defensor de los intereses de la extinta entidad asturiana. Esta circunstancia sería posible, ya que el empresario murciano tiene un mayor porcentaje de capital y, con ello, tiene más derechos. Ya el año pasado, Mayoral alcanzó una silla en el consejo, propiciando la salida de otro de los grandes accionistas, el mexicano Ernesto Tinajero, cercano a Menéndez.

Con esta operación, la Fundación rozaría los dos tercios necesarios de apoyo (nueve frente a seis) para designar a un nuevo consejero delegado y mantener el poder en Unicaja, pero esta equilibrio de fuerzas no da por asegurado el fin último de los malagueños, con lo que la situación se complicaría. Por ello, la pretensión ahora es frenar cualquier designación de las vacantes existentes.

Desde hace más de un año, Unicaja vive una guerra interna por el poder de la que es la sexta entidad. Un pelea que está siendo analizada por el BCE y el Banco de España con preocupación, ya que puede poner en peligro la estabilidad de su negocio. Por ahora, el banco se mantiene alejado de cualquier atisbo de inestabilidad en su actividad provocado por la lucha en el mando.

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