Florentino Pérez mide de nuevo fuerzas con los Benetton en la autopista SH-288 de Texas
La compraventa de la infraestructura en Houston es considerada como una prueba de fuego para comprobar quién tiene la sartén por el mango en Abertis
Florentino Pérez presidirá la junta general de ACS en la víspera de la final de la Copa del Rey que el Real Madrid disputará el 6 mayo contra el Osasuna en el estadio de la Cartuja de Sevilla. El equipo navarro será un rival duro de pelar, casi tanto como lo están siendo los italianos de Mundys, nueva denominación de Atlantia, en las negociaciones a cara de perro para cerrar el más importante deal que el grupo constructor español tiene ahora entre manos. La venta de la autopista estadounidense SH-288 de Texas, básica en todo el sistema de movilidad de tráfico que conduce al centro médico de Houston, está sobre la mesa desde hace meses y lo suyo sería que Abertis terminase por hacerse con la concesión.
Al menos esa es la intención manifestada por el flamante consejero delegado de ACS, Juan Santamaría, quien no obstante trabaja con la consigna de no regalar ni un euro a los amigos del Grupo Benetton, accionista de referencia de Mundys. La antigua Atlantia comparte la propiedad de Abertis con ACS, pero los italianos ostentan desde un principio la mayoría que les otorga su participación del 50% más una acción. Este singular reparto del capital ha motivado un pulso permanente entre los dos socios que alcanzó su punto culminante cuando Florentino Pérez trató infructuosamente de hacerse con el control del gigante transalpino hace ahora un año.
El objetivo final de ACS no era otro que pasar al ataque en Abertis y dar por terminada la incómoda cohabitación con la actual Mundys, pero el grupo español tuvo que batirse en retirada cuando los Benetton, en alianza con el fondo Blackstone, lanzaron una OPA de exclusión sobre Atlantia. Por eso ahora, y aunque Abertis es el candidato natural a comprar la autopista de Texas, Florentino Pérez no quiere dar su brazo a torcer y ha dado instrucciones de apurar al máximo una negociación que puede suponer un punto de inflexión en las relaciones de poder con sus partners transalpinos.
La compraventa de la SH-288 en Houston es considerada, en definitiva, como una prueba de fuego para comprobar quién tiene la sartén por el mango en el seno de Abertis. Más allá de los pactos societarios, está la fuerza negociadora de cada una de las partes que se traduce en un tira y afloja sobre una base de referencia de 2.000 millones de euros. He aquí el marco sobre el que los analistas que siguen los movimientos en el mercado de las infraestructuras cruzan sus apuestas. Los estudios de valoración se fundamentan en las últimas compras accionariales que ACS ha venido realizando durante este año hasta hacerse con el 100% de la citada autopista de peaje.
En una primera adquisición en enero, Iridium, la filial de concesiones del grupo español, se hizo con un 57% del capital de la sociedad Blueridge Transportation Group, concesionaria de la SH-288, que sumado al 21% que poseía con anterioridad permitió al grupo ACS alcanzar una mayoría reforzada del 78%. La inversión alcanzó una cifra de 1.064 millones y ahora, a primeros de abril, la entidad que comanda Florentino Pérez ha destinado otros 391 millones para asegurarse el 22% restante y consolidar la compra de toda la autopista.
Estos datos sitúan el precio equivalente por el 100% del activo en torno a los 1.800 millones de euros, aunque está claro que la operación tiene que saldarse con una interesante plusvalía, donde además del dinero está también en juego la reputación de la marca que preside Florentino Pérez y su condición de intenso y pétreo negociante. Quizá la próxima junta general de ACS el 5 de mayo sirva para avanzar con el desenlace de la operación.