Joaquín Pérez (USO): «No hay más empleo que en 2019: faltan 400.000 horas»
A las puertas del 1 de mayo, el secretario general de la Unión Sindical Obrera ha pasado por THE OBJECTIVE para opinar de la política laboral.
Con motivo del Día Internacional de los Trabajadores, THE OBJECTIVE ha entrevistado a Joaquín Pérez, secretario general de USO (Unión Sindical de Trabajadores). Nuestro objetivo es conocer la historia de una organización que vive sin cuotas. Queremos saber a quiénes representa y dónde están implantada. Pero además, le pedimos que nos cuente su posición frente a cuestiones de candente actualidad, como la negociación salarial, el diálogo social, la reforma de las pensiones, la política fiscal, su opinión sobre la empresa y, por supuesto, el papel de fuerzas sindicales como UGT y CCOO en España.
Y Pérez es claro, diáfano en sus afirmaciones; y desde luego, domina un lenguaje muy alejado del oficialismo. Como aperitivo, sostiene que en España no existe una verdadera democracia sindical real. Promete.
PREGUNTA.- ¿Qué es USO y cómo se distingue?
RESPUESTA.- USO es el tercer sindicato, ahora mismo, en representatividad en número total de elegidos en las empresas y en la administración por toda España. Tenemos más de 60 años de historia. Y lo que nos diferencia son nuestros principios inquebrantables, que están en la fundación del sindicato a día de hoy. Y es todo lo que tiene que ver con la independencia y con la autonomía sindical. Además, somos un sindicato que vive de sus cuotas y que tiene topados los ingresos máximos de recursos externos. Esto nos permite absoluta libertad.
PREGUNTA.- Eso debe ser complicado, sobre todo en un país donde hay dos sindicatos muy fuertes y muy apegados a siglas políticas.
RESPUESTA.- Es complicado. Pero durante toda nuestra historia no hemos tenido fondos públicos como han tenido ellos. Tampoco tenemos liberados sindicales y no, no hemos tenido las ayudas políticas que han tenido otras organizaciones.
PREGUNTA.- Y ¿qué pasa cuando hay mesas de diálogo social?
RESPUESTA.- Bueno, en muchos sitios entramos porque en ese sector concreto tenemos mucha implantación, la suficiente. Hay sectores y comunidades autónomas muy mayoritarias y donde tenemos más del 10%. Pero, en el diálogo social, con mayúsculas, el de la foto de Moncloa, en ese no entramos porque no tenemos el 10% a nivel nacional. Es que hay una Ley Orgánica y una normativa que desarrolla la representación institucional, y que está hecha para que solo estén CCOO y UGT. Y también, con tinte nacionalista, para que estén ELA en el País Vasco y CIGA en Galicia, porque tienen más del 15% en esas comunidades, aunque no tengan ámbito confederal. Así que estamos en una permanente batalla jurídica. De hecho, hemos ganado batallas tan básicas como las del patrimonio, porque no todo el patrimonio sindical tiene que ser de CCOO y de UGT; hay otras fuerzas sindicales que también podemos optar. Pero es que en España todavía no existe una verdadera democracia sindical. Tenemos una tara democrática histórica. La gente no puede elegir. Y yo me hago una pregunta, que creo que entiende todo el mundo: si hubiese elecciones sindicales generales, lo que es irreal, pues bien, si las hubiese, ¿la gente solo elegiría a CCOO y a UGT? Yo creo que no, que habría muchos más colores.
PREGUNTA.- Eso en cuanto el envoltorio, porque luego está el diálogo social del que no forman parte
RESPUESTA.- Claro. Eso es lo que habría que cambiar. Y la USO no dice que el diálogo social va a ser mejor porque estemos nosotros dentro. No, no… Habría que cambiar cómo es el diálogo social. Ahora mismo existe un oscurantismo total. No sabemos qué hay encima de la mesa. No sabemos lo que se va a tratar. Todo se ha convertido en un teatrillo tan oscuro, que molesta que entre una tercera fuerza sindical que pida transparencia. Pero es que no se puede hacer política de despachos cerrados. Lo hemos visto ahora con las pensiones. El Gobierno viene de Europa con el papel hecho y llegan y te dicen que hay acuerdo. Los sindicatos UGT y CCOO no han aportado ni una sola coma de las pensiones. Es irreal, es un teatrillo.
P.- ¿Puede decirse que los informes de USO son poco habituales entre los sindicatos?
R.- Tenemos como principio fundamental nuestra absoluta independencia. Y como digo, nuestros informes son los mismos con este Gobierno que con los anteriores. Siempre cogemos unos parámetros para comparar con los datos de empleo, como el dato incuestionable de las horas trabajadas. Y es que, oye, si hay menos horas cotizadas a la Seguridad Social hoy, que las que había en 2019, eso lo tendrá que decir alguien. No hay más empleo que en 2019. Faltan 400.000 horas. A quien le escueza, que lo diga y lo ponga en un papel. Ojalá haya más. Pero es que es más, tenemos el peor empleo de toda la UE. El segundo peor de empleo juvenil, porque duplicamos la media de la UE. Un 37% de los contratos duran menos de siete días y con estos datos, yo solo veo celebrar los datos de empleo. Y yo digo: ¿es que esta gente no se da una vuelta por los barrios, no ve las colas del hambre?
P.- ¿Cree que la reforma laboral se ha hecho para maquillar datos?
R.- La reforma laboral tiene dos grandes fracasos: primero, que lo que antes era un contrato indefinido, ya no es contrato indefinido. En marzo, 1.300.000 contratos realizados, y el desempleo cae en 48.000 personas. ¿Dónde están los 1.250.000 restantes? Está claro que la reforma laboral no ha conseguido el objetivo que perseguía.
P.- La reforma laboral ha desvirtuado la contratación.
R.- Sí, bueno, lo fundamental es el tema del despido. El despido sigue siendo igual de fácil y barato que lo era antes de la reforma laboral. No entiendo cómo hace años se hacían huelgas generales. La USO también las convocaba, fundamentadas en el tema del despido, pero resulta que eso no se modifica en absoluto. Después está el tema de la temporalidad. En el sector público firmaron un acuerdo al principio de la legislatura para reducir la temporalidad en el sector público, CSIF, CCOO y UGT. Y resulta que la temporalidad en las administraciones públicas se ha incrementado. Ha bajado la tasa, cierto en el ámbito privado, pero en el sector público se ha incrementado. Es muy curioso que hagas una reforma para acabar con la temporalidad y firmas un acuerdo para las administraciones públicas, y resulta que la tasa te sube. Por tanto, los principales pilares de la reforma laboral son los que se están desquebrajando. Ni hay más empleo estable ni más empleo en número de horas cotizadas. El que quiera un modelo de 25 millones de personas afiliadas en la Seguridad Social, donde antes trabajaban 18, pues lo que está diciendo al Estado es que dividamos el salario de 18 entre 25. ¿Queremos ese modelo laboral? Tenemos récord de afiliación a la Seguridad Social, sí, pero con menos horas cotizadas. Tenemos menos empleo, menos salario, peores pensiones de futuro y suma y sigue. Los salarios están en el 47% del PIB, y siguen bajando… y suma siga… Por eso no podemos defender esta reforma laboral.
P.- ¿Y cómo cree que tendría que haber sido esa reforma?
R.- Lo primero es que esta reforma no puede estar inconexa del resto de políticas, sin unas apuestas a la largo plazo, apuestas por un cambio de modelo productivo, de empleo de valor, de modernización digital. Un modelo distinto al sol y la caña… entonces sí que tendría sentido. Por eso, lo que no podemos es hacer una reforma laboral por un lado, y luego decir que vamos a hacer un país de empleo de valor, cuando resulta que nos estamos apoyando en el sector servicios. Es que íbamos a tener unos fondos Next Generation que nos iban a digitalizar todo el país y resulta que eso no se está traduciendo ni en puestos de trabajo mejores ni en unas empresas que sean punteras. Esto es preocupante, porque no solo Europa se ha quedado un poco descolgada de ese progreso tecnológico, digital, es que el sur de Europa cada se está quedando más descolgado. Y sobre todo, nuestro país. Nuestro país no está considerado como un país clave ni muchísimo menos, ni científico ni digital; podemos tener alguna cosilla suelta por ahí, algo en lo médico, pero no somos no somos ejemplo de progreso ni de modernismo ni de valor en el futuro para nada. Somos un país que la gente solo nos identifica con turismo.
P.- El ministro Escrivá dice que el modelo para las pensiones que ha hecho es un modelo para Europa, y que él mismo cuando lo ve piensa que su reforma es cada vez mejor.
R.- En el 2055 a ver quienes estamos por aquí. La reforma de las pensiones puede tener alguna parte más positiva como la subida de las pensiones mínimas -el 60% de las pensiones no llega al Salario Mínimo Interprofesional-. Ahora, la reforma de las pensiones no nos la pueden vender como que encima nos han subido la pensión a todos. El cálculo de los últimos 27 años, de los últimos 29, ese no es un cálculo que se lo han contado a Escrivá. Eso está perfectamente estipulado para ver que eso va a suponer una reducción de las pensiones.
P.- Vaya, no parece que le convenza.
R.- Es que eso va a suponer que, la gente que se ha quedado descolgada de la última ola digital, pues resulta que habiendo cotizado muy bien de los 30 a los 55 años, le van a pegar una leche en la pensión y van a tener una pensión peor. Hombre, si tienes la suerte de que tienes un trabajo tradicional de antes, que te tirabas en la misma industria toda tu vida, pues a lo mejor te viene hasta igual. No mejor, pero hasta igual. Pero para una persona que haya tenido problemas, pues desde luego que no.
P.- ¿Qué opinión tiene de la propuesta salarial que CCOO y UGT ha hecho a CEOE, y de la creación de ese órgano que controle los márgenes empresariales, que viene a ser algo parecido al Observatorio que ha propuesto Calviño?
R.- Bueno, una cosa es lo que se dicen y luego otra cosa es lo que han dicho tradicionalmente, como los acuerdos por la negociación colectiva. Es bueno recordarle a la gente que introdujeron porcentajes que no iban relacionados con el puesto de trabajo de la persona que los ejercía. Todo el mundo se acuerda del 2%, más el 1% sujeto a absentismo laboral, a incapacidad temporal. Es decir, si yo me ponía malo, mi salario dependía de si ese año me ponía malo o no. Subidas salariales que en algunas ocasiones se quedaban por debajo del coste de vida. Estoy hablando de los últimos acuerdos por empleo y la negociación colectiva. Y ahora que estos acuerdos están caducados desde hace un año y medio; pues resulta que tenemos una subida salarial por encima del 3% de media. Eso demuestra que es un papel mojado. De los acuerdos que ahora mismo hay en vigor, que son 2.000; eso, ¿quién los firma? Los firman las organizaciones sindicales y las organizaciones patronales. Y esa subida a día de hoy es del 3,06%; por lo tanto, si tú con una mano firmas una cosa y resulta que con la otra dices otra, pues tienes un problema. Pedir subidas salariales, por supuesto, sujetas al IPC, hay que practicarlo. Pero no firmes convenios que estén por debajo de eso.
P.- Luego usted defiende que los salarios tienen que subir siempre indexados al IPC. Pero hoy estamos con un IPC muy alto. No sé si todas las empresas pueden acordar esas subidas.
R.- Yo lo que digo es que si dices una cosa, tienes que hacerla. Y, si tú tienes un protagonismo en una determinada negociación colectiva, tienes que actuar, a no ser que haya una causa justificada en ese determinado ámbito de negociación, porque no es lo mismo negociar en una empresa en la que los beneficios se han multiplicado un 30% que, negociar con una pyme pequeñita.
P.- Usted habla de acuerdos sectoriales.
R.- Habría que negociar acuerdos sectoriales, acuerdos marco, y hacer una negociación empresa a empresa, en muchos casos que mejoren esos mínimos. Es decir, como hacemos con el Estatuto de los Trabajadores. Al final, ¿qué hacemos con el Estatuto de los Trabajadores, que es el Salario Mínimo?, pues un marco del que no te puedes salir de ahí y vamos negociando en cada sitio. Insisto, si esos papeles valieran para algo, pero es que esos papeles no valen para nada.
P.- Los empresarios se quejan de que están siendo el cajero automático del Estado, que asumen un alto nivel de costes laborales, que la economía no está acompasada con esos costes, y de que además están fritos a impuestos. ¿Eso lo entiende el sindicato USO?
R.- Eso lo entiende cualquier persona que se meta a ver lo que tiene que pagar cualquier autónomo en este país. A ver, luego uno puede exagerar esto lo máximo o lo mínimo, porque la cotización nos la han subido a todos. A los trabajadores también les quitan mucho, y es muy sangrante. Y no digo si tienes un poco de patrimonio heredado. La cotización de un trabajador es grande o pequeña, bueno, es la que hemos tenido y tampoco estamos en el ranking más alto ni en el más bajo. Ese no es el modelo. Al final lo que funciona es la actividad económica. Que a un empresario le cuesta más un trabajador no es sinónimo de que le cueste más crear empleo o crear riqueza. No es verdad. Las comunidades autónomas que tienen mejores salarios son las que económicamente mejor van y que menos desempleo tienen. Por lo tanto, no es un problema de cuánto me cuesta a mí un trabajador y cuánto me tienen a mi que pagar. Quiero decir que no se puede establecer la demagogia de que, como pago más, me cuesta más crear riqueza, negocio y empleo… Yo creo que, la fórmula es, cuanto más riqueza creo, más empleo creo, mejores salarios tengo, tengo más gente trabajando.
P.- O sea, ¿usted cree que las empresas tienen que pagar más?
R.- No, las empresas tienen que pagar lo que están pagando.
P.- ¿No cree que es el momento para bajar un poco la carga fiscal?
R.- Hasta eso tiene que ir enlazado… Vamos a ver. Yo lo que creo es que no puede pagar lo mismo una empresa que está generando puestos de trabajo, que una empresa que no esté generando puestos de trabajo. No es lo mismo aquella empresa que se dedica a la Inteligencia Artificial, y esté obteniendo beneficios, que pague lo mismo que un autónomo que se está dejando los cuernos, manteniendo cinco empleos. No se le puede pedir el mismo esfuerzo. Por eso creo que lo que tiene que haber es una reforma fiscal real, teniendo en cuenta no solo los beneficios, sino teniendo en cuenta qué reporta esa empresa a la sociedad.
P.- En su opinión, ¿qué quiere un inversor para sentirse atraído por España?
R.- Lo primero que quiere es seguridad jurídica y que no le estén cambiando las normas todos los días; segundo, una garantía de beneficio, porque la gente el dinero no lo va regalando, lo va invirtiendo para recoger más de lo que ha invertido. Y por lo tanto, todo lo que sea descompensar es malo. Claro que los impuestos se tienen que ir adaptando a las circunstancias del momento. Todo el mundo lo entendió cuando vino la gran crisis y hubo que apretarse el cinturón. Lo que no se puede ir es asustando a la gente por tener dinero. Parece que uno es culpable de tener patrimonio. Ojalá todo el mundo tuviera mucho patrimonio. Lo que hay que hacer es crear riqueza y crear empleo y tener buenos puestos de trabajo para todos.
P-. Entiendo que se refiere al impuesto de patrimonio y al impuesto de solidaridad a las grandes fortunas.
R.- Sí. Bueno, es un debate que llevamos al Congreso Confederal. Es que cuando se habla de esto, parece que estamos hablando de gente que tiene 18 mansiones. Y es que la cosa no es así. A lo mejor es más sencillo y se trata de unos padres que se lo trabajaron y les fue bien y, que tuviesen un hijo único y, entre unas propiedades y unas tierras que tenían, o unas empresas o una participación accionarial, y superan el límite interpuesto… Pero es que, aunque fuera super rico, no hay porque maltratarlo. Lo que hay que hacer es facilitar que ponga su dinero en circulación y cree puestos de trabajo. Eso es lo que hay facilitar, seguridad jurídica, y que cumpla la legislación, sin trampas, sin paraísos fiscales, pagando donde hace la actividad y no dónde factura la actividad.
P.- ¿Hay seguridad jurídica en España?
R.- Cierta seguridad jurídica sí que hay. No vamos a dramatizar, pero sí que ha habido una época en la que ha dado la sensación de que no sabemos para dónde vamos. Una época reciente como la que hemos tenido después de la covid, donde la palabra favorita de los analistas era la incertidumbre. De hecho, la economía sigue sin recuperarse del todo después del covid, aunque digan que hay más gente trabajando, y en gran parte es por esa resaca de inseguridad jurídica.
P.- ¿Eso explicaría la marcha de Ferrovial, desde ese punto de vista?
R.- Yo creo que no. Yo creo que la marcha de Ferrovial es una marcha de ingeniería empresarial. Y yo no le daría más trascendencia tampoco de la que tiene. Es más, señalar con el dedo como si fueran proscritos a las empresas que hacen un poco de movimiento, lo que pueden hacer es que, la que está fuera diga, pues yo no me voy a meter ahora. Prefiere esperar.
P.- CCOO y UGT han puesto toda la carne en el asador de este 1 de mayo en la subida salarial, y han centrado la diana en la CEOE. ¿Qué opina de ello?
R.- Yo entiendo que CCOO y UGT carguen este 1 de mayo en una parte del diálogo social, y por tanto carguen contra la CEOE y, ojo, por supuesto que la patronal tiene que aflojar y darse cuenta de que no puede defender determinadas posturas porque sí. Pero en el fondo, es una autojustificación, una maniobra del fracaso de su diálogo social. Insisto, es el que nos ha traído hasta aquí. Es que hasta aquí no nos han traído los extraterrestres. Es que tener el peor empleo de la OCDE nos ha traído este diálogo social.
P.- Los sindicatos mayoritarios hablan de movilizaciones.
R.- Así es. Nosotros también hemos hecho movilizaciones por la pérdida de poder adquisitivo, la pérdida de la subida de la compra y por los salarios. Seguiremos haciendo estas movilizaciones y de hecho hay muchas en diferentes sectores en las propias negociaciones colectivas pero, yo llevo oyendo lo del otoño caliente y ese otoño caliente ya ha ardido. Por eso creo que lo que hacen CCOO y UGT es justificarse, porque llegan a este 1 de mayo con la misma saeta.
P.- ¿Y usted cómo ve esa contabilidad que hace Trabajo sobre el empleo español y esa lectura que hacen los sindicatos afirmando que el empleo está muy bien?
R.- Bueno, como tengo la absoluta libertad de decir que mi organización no debe nada a nadie, yo utilizo los datos igual, mande el PP o mande el PSOE o mande el PNV. Y a nivel estatal, igual. Por eso sorprende que en su manifiesto -en el de los sindicatos UGT y CCOO- pongan que el empleo está muy bien. Y yo lo que digo es que para nosotros no está tan bien, ni muchísimo menos.
P.- La ministra de Trabajo también dice que está bien y que comprendería que la votaran porque, quién no puede estar de acuerdo con que se suba el Salario Mínimo Vital
R.- Pues yo le diría que se leyera cómo se hicieron las últimas huelgas generales y que vea cómo se cogían los números anteriormente y cómo se cogen ahora. Ojalá pudiéramos decir ahora que tenemos muchísimas más horas cotizadas, más que antes; y que además los salarios están más o menos en línea con el poder adquisitivo, y que también tenemos garantizada la subida de las pensiones porque hay una subida económica, y todos los inversores están viniendo aquí. Y aun más, que hay un cambio del modelo productivo. Pero es que no es así. No podemos presumir de que está todo el mundo tomando cañas en las terrazas y decir por eso que España va bien. Pues muy bien.
P.- ¿Sabía usted que ha venido un importante inversor a España, Blackrock, y que el presidente del Gobierno le ha dado plantón?
R.- Bueno, pero yo creo que ha sido un poco más por imagen. Es que además de la ley de la vivienda, había una ley del solo sí es sí, y había que hacer espantada y, todo lo que sea la ceremonia de la confusión, pues los políticos lo manejan muy bien.