La UE tendría que invertir 800.000 millones en cinco años si quiere prescindir del gas ruso
El estudio reconoce los costes significativos, pero propone que se podría recuperar si se reduce el consumo del gas en los próximos 30 años
Un estudio de la Universidad de Oxford, titulado The Race to Replace: the economics of using renewables to free Europe from Russian gas (La carrera hacia la sustitución: la economía del uso de renovables para liberar a Europa del gas ruso) concluye que la inversión total para sustituir el hidrocarburo de Vladimir Putin será de 811.000 millones de euros en 2028. En esta cantidad se incluye el gasto previsto de 299.000 millones de euros como parte del Green Deal de la Unión Europea y una inversión adicional en energías renovables y bombas de calor de 512.000 millones de euros.
El estudio reconoce que los costes de inversión «son significativos». Pero propone que una parte de los mismos se podría recuperar durante los próximos 30 años a través de los ahorros al utilizar una menor cantidad de gas natural. Los responsables del estudio estiman que dicho porcentaje podría llegar hasta el 90% dependiendo de los precios.
Por otro lado, el informe también propone los cambios políticos necesarios para hacer posible esta transición. Es fundamental que se disponga de fondos públicos y privados para lograr el despliegue a gran escala de las energías renovables y las bombas de calor. Los autores del documento también sugieren políticas específicas de apoyo a los inversores, por ejemplo mediante la mejora de las subastas de energía solar y eólica y la resolución de los problemas de autorización, el despliegue acelerado de paneles solares en los tejados y el aumento de las ayudas al aislamiento de edificios y a la instalación de bombas de calor.
En cuanto a España, el estudio apunta que nuestro país espera ser uno de los primeros miembros de la UE en eliminar el gas ruso para calefacción (2023), seguido de la sustitución total de la electricidad por energías renovables en 2027. «A pesar de su escasa explotación de los recursos de sol y eólica terrestre (nuestro país utiliza el 1% de la superficie terrestre disponible y el 1% de los recursos eólicos potenciales en el Atlántico y el Mediterráneo), España podría prescindir gradualmente del gas ruso sin necesidad de instalar la eólica marina», apuntan.
La razón de ello se debe, según el informe, a su escasa dependencia del gas ruso, que representa el 10,97% y a un clima más cálido, que ha provocado un descenso estructural de la demanda de gas en comparación con los estados miembros. Sin embargo, no hay que olvidar que las altas temperaturas en nuestro país también suponen un mayor uso del aire acondicionado, que de forma indirecta, supone mayor demanda de gas. Por otro lado, pese a que la cifra porcentual que se importa de Rusia parece reducida, en los últimos meses esta se ha incrementado hasta ser hoy Rusia nuestro cuarto mayor suministrador. No obstante, si atendemos a los número globales de la UE, más de la mitad del gas europeo que procedía de Rusia a finales de 2022 se ha reducido al 12,9%.
La UE pagó 5.000 millones en 2023
Lauri Myllyvirta, analista jefe del Centro de Investigación sobre Energía y Aire Limpio (CREA), ha asegurado que «las importaciones de gas de la UE procedentes de Rusia ya se han reducido en tres cuartas partes con respecto a los niveles anteriores a la invasión rusa de Ucrania». Sin embargo, afirman que gran parte de este gas ha sido sustituido por importaciones de otros países, lo que deja, según comentan, el suministro energético de la Unión vulnerable a futuras crisis geopolíticas y de abastecimiento.
«Las importaciones de GNL y gas por gasoducto de Rusia continúan, aunque a niveles reducidos: CREA estima que la UE pagó 5.000 millones de euros a Rusia por gas en los primeros cuatro meses de 2023. Este informe muestra que las soluciones para sustituir el gas importado por energía limpia no solo existen, sino que son económicamente favorables en comparación con la firma de contratos de GNL a largo plazo y caros o la inversión en nuevas infraestructuras fósiles», sentencia Myllyvirta.
Por último, Gireesh Shrimali, coautor del informe, afirma que «la transición del gas ruso a la energía limpia no sólo es factible, sino que ofrece múltiples beneficios. Sustituir el gas natural por energía eólica y solar elimina la necesidad de pagar por el gas en el futuro».