THE OBJECTIVE
La otra cara del dinero

La buena salud de mantequilla de la economía

Los analistas temen que algunos datos mejores de lo esperado contribuyan, paradójicamente, a una recesión más dura

La buena salud de mantequilla de la economía

Ilustración orientativa del Banco Central Europeo | Europa Press

Cuidado. Nos estamos relajando y la realidad acecha a la vuelta de cualquier esquina macroeconómica. Los analistas sienten ser pájaros de mal agüero, pero las crisis los han dibujado así, que diría Jessica Rabbit. La femme fatal de la película ¿Quién engañó a Roger Rabbit?, por si no pillan la referencia… y de paso incluimos el verbo engañar en el primer párrafo, como quien no quiere la cosa.

No nos llevemos a engaño, dicen los analistas. Hay optimistas (e incluso algunos oportunistas) que no pueden (o no quieren) mirar más allá de un presente más o menos halagüeño. Sobre todo, en año electoral. Craig Erlam, analista de mercado sénior, Reino Unido y EMEA del broker Oanda, por ejemplo, acaba de soltar este argumento contraintuitivo: «Unos datos económicos más resistentes aumentan el riesgo de un aterrizaje más duro con el tiempo».  

«Las últimas negociaciones en los mercados bursátiles aportaron aún «más pruebas de la resistencia económica de EEUU»

A saber: las últimas negociaciones en los mercados bursátiles aportaron aún «más pruebas de la resistencia económica de EEUU», lo que, según Erlam, «ha dejado a los inversores preguntándose si una vez más han subestimado cuánto endurecimiento monetario va a ser necesario». 

La cosa viene de lejos: «Este ha sido un tema común este año, en el que los mercados han reflejado repetidamente una perspectiva mucho más optimista sobre los tipos de interés a pesar de que las cifras económicas seguían siendo mejores». Al final, los inversores están entrando por el aro, acercándose «a regañadientes, a la forma de pensar de la Reserva Federal, aunque seguimos observando una sorprendente resistencia en los mercados bursátiles teniendo en cuenta que cada subida adicional de los tipos aumenta el riesgo de recesión y de un aterrizaje más duro».

Eppur si muove, diría un Galileo de la inversión cortoplacista. Efectivamente, la cifra del PIB del primer trimestre, sin ir más lejos, «fue la más sorprendente, dado que superó significativamente las expectativas, pero las solicitudes iniciales de subsidio de desempleo también fueron muy inferiores a las previsiones y a la tendencia reciente», reconoce Erlam. 

Pero es que ese es precisamente el problema: «La resistencia no es algo de lo que nos quejemos habitualmente, pero, en esta ocasión, podría ir en detrimento de la economía». La gran paradoja: no hay quien dome una economía encabritada pese a tener las patas más que quebradizas.

«O sea, lo contrario de aquello de la mala salud de hierro»

Otro ejemplo. James McCann, economista jefe de abrdn, celebraba la semana pasada que «el sector bancario estadounidense se ha estabilizado, lo que ha ayudado a evitar una crisis crediticia en toda regla». Pero… Últimamente siempre hay un pero: «La perturbación representa otro viento en contra para los préstamos bancarios y la actividad estadounidense en general, y los riesgos no se han disipado del todo para los bancos más vulnerables o para el sector en su conjunto». En particular, matiza, «los bancos con grandes participaciones en renta fija, depósitos menos rígidos, exposición al crédito inmobiliario comercial y escasa diversificación geográfica siguen estando en riesgo».

Es más, McCann recuerda que, «hasta el momento, el apoyo político ha frenado las salidas de depósitos, pero éstas continuarán a medida que se agoten los ahorros de los hogares y los fondos del mercado monetario ofrezcan mayores rendimientos». 

«Es decir, que lo peor está por llegar»

Si miramos un poco más acá, advierte McCann, «los préstamos a empresas han sido muy débiles, en consonancia con nuestra visión pesimista sobre las tendencias de capex [la inversión en capital o inmovilizado fijo que realiza una compañía para adquirir, mantener o mejorar su activo no corriente]». El pesimismo… «Creemos que los bancos sólo tienen margen para lograr un crecimiento modesto de los préstamos a partir de ahora, especialmente en un contexto de aumento de los requisitos de capital. La capacidad de préstamo parece aún más débil para los bancos regionales de pequeñas dimensiones, importantes para las pequeñas empresas y el crédito a la creación de empresas».

En definitiva, la crisis supone «una nueva sacudida para la oferta de crédito, que, junto con el aumento de los tipos de interés, debería actuar como un lastre para el crecimiento, impulsando a la economía hacia la recesión a finales de año». 

Pero tranquilos, la cosa puede ser peor: «Una nueva aceleración de la fuga de depósitos podría provocar una crisis crediticia en toda regla y profundizar la recesión». Aunque «hasta ahora el impacto no ha sido tan grave como se temía en un principio, lo que significa que la Reserva Federal se ha vuelto más agresiva en los últimos tiempos al ver que los riesgos a la baja se alejan un poco, por lo que esperamos una subida en julio».

Y las buenas-malas noticias no vienen solo de EEUU. Ulrike Kastens, economist Europe para DWS, comenta los últimos datos de inflación en la eurozona: «A primera vista, lo peor en la tendencia de la inflación ha pasado. El aumento del coste de la vida fue sólo del 5,5% en junio, ligeramente por debajo de nuestras expectativas». Pero (otra vez)… «el truco está en los detalles: los responsables del descenso son, sobre todo, los efectos de base del aumento de los precios de la energía del año pasado. Así, los precios de la energía subieron sólo un 6,9% en junio, tras el 7% de mayo. También se registró un ligero descenso en los precios de los alimentos. Con un 11,7%, subieron con menos fuerza, pero la inflación sigue pareciendo demasiado alta».

La tasa subyacente subió menos de lo esperado, pero en DWS creen que «no se vislumbra un verdadero alivio». Es cierto, admiten, que «los precios de los bienes duraderos suben menos (junio: 5,5%, frente al 5,8% de mayo)». Pero (y dale)… «el problema son los servicios, que a menudo requieren mucha mano de obra y, por tanto, se ven directamente afectados por los aumentos salariales y la escasez de mano de obra en el mercado laboral. Es probable que este efecto también se deje sentir en la actual temporada turística, con subidas de precios». 

Conclusión: «Es probable que el tipo básico se mantenga muy por encima de la marca del 5% en los próximos meses, lo que exigirá nuevas subidas de tipos por parte del BCE».

«Mensaje recibido. No hay que relajarse. Hay que seguir subiendo tipos»

A lo mejor, después del descalabro de 2008 nadie quiere pillarse los dedos. A lo peor, realmente nos espera un marrón importante en lontananza. O… cualquiera sabe.  

Si no lo tiene claro, puede completar el análisis con el fino diagnóstico del presidente Pedro Sánchez: «La economía española va como una moto». 

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