Rusia manda un petrolero a España en plena investigación de la UE contra esta práctica
Hace unos días llegó hasta el puerto de Motril procedente de Tamán, un puerto ruso que se encuentra en el Mar Negro
El presidente ruso, Vladimir Putin. | EuropaPress
Un nuevo petrolero ha aparecido por las costas españolas. A finales del mes de junio y principios del mes de julio, el buque maltés ‘New Spirit‘ partió desde el puerto de Tamán (en Rusia) hacia el puerto español de Motril (en España), donde finalmente se encalló. Una práctica rusa que lleva varios meses investigando la Unión Europea sobre las aguas españolas. Así lo denunció hace unos días el europarlamentario Carles Puigdemont y así lo ha podido comprobar este medio a través de la plataforma de rastreo de embarcaciones, Marine Traffic.
En concreto, la embarcación cargada con productos petrolíferos procedentes de Rusia salió el pasado 21 de junio a medianoche desde uno de los puertos del Mar Negro. La travesía duró más de diez días ya que el barco llegó el pasado 2 de julio (hace poco más de veinte días) sobre las siete de la tarde al puerto del sur de España.
En junio de 2022, el Consejo de la Unión Europea adoptó un sexto paquete de sanciones contra el comercio del petróleo ruso. Estas restricciones llevan aplicándose desde el 5 de diciembre de 2022 para el petróleo crudo y desde el 5 de febrero de 2023 para otros productos petrolíferos refinados. El Kremlin, pese a esta batería de medidas, están sabiendo sortearlas consciente de la necesidad que tiene todavía Europa por nutrirse de los hidrocarburos.
Uno de los centros más prestigiosos de energía está analizando cada mes la compra de productos de gas y petróleo por parte de la Unión Europea. En su último informe, asegura que durante la semana del 10 al 16 de julio de 2023, Rusia exportó combustibles fósiles por un valor estimado de 2.780 millones de euros (1.620 millones de euros de petróleo, 470 millones de euros de productos químicos y derivados del petróleo, 400 millones de euros de gas y 300 millones de euros de carbón). Durante aquella semana, los cinco principales importadores de estos productos fueron China, India, Turquía, la UE y Brasil.
Estrecho de Gibraltar
El pasado mes de abril la Comisión Europea confirmó que estaba investigando la actividad comercial de Rusia en el Estrecho de Gibraltar. «Estamos al corriente de las actividades relacionadas con el petróleo ruso en el estrecho de Gibraltar, cerca de Ceuta, concretamente el aumento de los transbordos entre buques que se llevan a cabo en aguas internacionales. La Comisión está vigilando de cerca la elusión de las sanciones de la UE, ya que los buques transfieren petróleo en el mar varias veces para ocultar su origen, y se intenta ocultar sus movimientos apagando los rastreadores de satélites o transmitiendo coordenadas falsas».
Por otro lado, la Comisión Europea celebró las medidas adoptadas por las autoridades competentes de algunos Estados miembros, que restringen y prohíben el acceso a los puertos a buques que realizan transbordos sospechosos de productos petrolíferos rusos. «Estamos colaborando estrechamente con las autoridades nacionales competentes, incluidas las autoridades portuarias, para hacer frente a los riesgos de elusión. La Comisión también está hablando con terceros países para plantear la cuestión de los riesgos de elusión, concretamente a través del enviado de la UE en materia de sanciones, recientemente nombrado», sentenciaron. Unas medidas que, desde España, parecen eludir.
La denuncia de Puigdemont
El eurodiputado y expresidente de la Generalitat de Cataluña, Carles Puigdemont, a través de un escrito publicado hace unos días, denunció el comercio irregular del petróleo ruso en las costas españolas. «En junio de 2023, otro petrolero realizó un transporte directo del puerto de Tamán (Rusia) al puerto de Motril (España). El petrolero en cuestión tiene una capacidad de carga bruta de 12 970 toneladas«.
Para ello, Puigdemont ha lanzado tres preguntas a la Comisión Europea: «¿Tenía la Comisión conocimiento de este transporte?, ¿qué medidas va a adoptar para poner fin a sistemas como este que eluden las sanciones a Rusia? y ¿podría explicar cómo está colaborando con las autoridades nacionales y portuarias de España en este asunto?». Unas respuestas que tardarán meses en ser contestadas, pero que demuestran la fragilidad y las grietas de la estrategia de Bruselas para contener este comercio ilegal.
