Uno de cada cuatro comercios y negocios medianos se ahoga ya por falta de financiación
Los créditos ICO no llegaron con facilidad a las pymes y al comercio afectado en pandemia
Más allá de los concursos de acreedores y de las empresas que han ido desapareciendo desde la pandemia a esta parte, por tercer año consecutivo hay nada menos que 700.000 pequeños y medianos negocios, un 26%, que asume una situación complicada por falta de liquidez y por falta de financiación, una situación que ha sido analizada para THE OBJECTIVE por el presidente del Consejo General de Colegios de Gestores Administrativos de España, Fernando Santiago Ollero, quien señala, que «no es que los bancos hayan cerrado el grifo a estos negocios, porque lo cierto -defiende- es que ese grifo no existía para los más pequeños ni durante la pandemia».
«Cuando se habla de los créditos ICO como el maná financiero de nuestro tejido productivo -indica Santiago-, nosotros llevamos tiempo diciendo que no es así. Y eso -añade- empiezan a verse, a través de sentencias judiciales, que demuestran que no era oro todo lo que relucía. La historia dirá. Pero la falta de financiación es uno de sus graves problemas y, el endeudamiento que traían, con tipos referenciados a un Euribor negativo, se ha visto incrementado de una manera tan abrupta, de modo que -afirma- nos encontramos que los costes financieros se les han aumentado una barbaridad.
Ante este escenario, Fernando Santiago añade que muchos negocios no han recuperado ni los niveles de ingresos previos a la pandemia ni su rentabilidad, nos encontramos con los serios problemas por los que atraviesan cientos de miles de negocios. Al menos, así lo constataba el Barómetro de marzo de este año -recogido por TO-, y en el que se indicaba que el 26% de los negocios cerraron el ejercicio pasado en pérdidas, entre otras razones por falta de liquidez y la subida continuada de los costes, lo que ha provocado una «tormenta perfecta», así que «no hay que hacer más que hacer cálculos -sostiene-: el 26% de
negocios en pérdidas suponen más de 700.000 empresas que se ahogan».
Mantiene el presidente del Ilustre Colegio de Gestores Administrativos de Madrid que los concursos de acreedores no funcionan y, «yo le hablo -abunda sobre esta cuestión- de más de 700.000 pequeños negocios que llevan sobreviviendo (no todos, seguro que muchos ya han cerrado y otros nuevos han entrado en este dudoso club). Pero es que además, el número de concursos de acreedores en 2022 –de acuerdo con la información recogida en su Barómetro– fue de más de 14.000 según datos oficiales del Colegio de Registradores.
Más problemas que la financiación
Un barómetro, el del mes de marzo de este año, que desvela que en 2022 desaparecieron en torno a los 170.000 pequeños y medianos negocios. Por cierto, unas cifras que no cuadran, pero por esta razón, explica Fernando Santiago, y es que «la
La diferencia está en que, al menos en España, los negocios desaparecen de manera “informal”, esto es porque no acuden a las herramientas como el concurso de acreedores ni a las liquidaciones ordenadas. Y si no -recalca-, comprueben la cantidad de empresas que no presentan información actualizada al Registro Mercantil. Si atendemos a esta circunstancia, usted
entenderá porque me preocupa menos el Concurso de Acreedores que el cierre “informal” de negocios».
La situación de estos negocios también ha sido analizado por el Observatorio de Consejo General de Economistas, y del que ha tenido conocimiento TO. Ya en su balance indica que, a pesar de hoy se registran mejores indicadores e la economía a tenor de los
datos que se van publicando, existe un cierto desentonamiento con la microeconomía, y más especialmente con las pymes, los autónomos y las familias, que están viéndose afectadas por las políticas recesivas con altos tipos de interés, alta inflación y contención de los salarios.
Y recalca, ante un futuro inmediato, el del segundo semestre del año, al mantener, de la fortaleza de las exportaciones -como este viernes afirmaba el Banco de España-, junto con el dinamismo del empleo y la relajación de los precios energéticos hasta mayo, en la segunda parte del año -adelanta el CGE- puede darse cierta desaceleración motivada por el endurecimiento de la política monetaria y también el de la concesión de préstamos, que añadirá dificultades de las Pymes para obtener financiación, unido a los riesgos geopolíticos que aún permanecen con la guerra de Ucrania.
Y hay más incógnitas -analiza el estudio del Consejo General de Economistas-, y es el comportamiento de la demanda interna, con la reducción de la capacidad adquisitiva de los hogares, a lo que se añade la desaparición del sobre ahorro acumulado y, aunque se ha moderado la inflación, podría darse una subida de los salarios como consecuencia de la negociación de los convenios colectivos de las empresas en el último trimestre. En cualquier caso -recomiendan-, sería de ayuda para dinamizar el consumo aplicar políticas fiscales como la deflactación de la tabla del IRPF para incrementar la renta disponible».