La factura de las pensiones de los funcionarios crece a un ritmo un 25% mayor que las privadas
El porcentaje de retiros anuales de los empleados públicos es del 1,8% y casi duplica al que se da en la Seguridad Social
La factura de las pensiones de los funcionarios ya crece a un ritmo mayor que la de los jubilados del sector privado. El desembarco, en aluvión, de los empleados públicos de la generación boomer en el sistema de Clases Pasivas ha disparado el gasto, que aumenta a un ritmo un 25% mayor que el de la Seguridad Social. La mayoría de los funcionarios lograron plaza en la Administración en los años 80 y ya se han retirado o están a punto de hacerlo.
El envejecimiento de la plantilla pública ya es más que patente en diversos organismos, como el Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE) y la Seguridad Social, que afronta cada vez más gestiones relacionadas con las pensiones, subsidios y rentas. Cerca de un millón de efectivos de los 2,6 millones actuales tienen edades que oscilan entre 50 y 59 años. Las administraciones perderán hasta 2025 casi 331.000 efectivos tras llegar a la edad de jubilación. Mientras, en la próxima década serán 900.000, la mayorías funcionarios del baby boom.
Los datos que ofrecen las estadísticas de pensiones analizadas por THE OBJECTIVE muestran que el importe de las prestaciones contributivas de la Seguridad Social ha pasado de 9.759 millones al inicio de la legislatura a 12.017 millones a fecha de julio de 2023, un 23,1% más. Solo en el último año el aumento ha superado el 11%. El último dato disponible muestra que hay más de 10 millones de pensiones contributivas, que crecen a un ritmo del 1%.
Clases Pasivas vs Seguridad Social
Por su parte, la nómina de pensiones de Clases Pasivas ascendió a 1.472 millones en mayo y aumenta a un ritmo de 28% desde 2020. Mientras, el porcentaje de retiros anuales es del 1,8% y casi duplica al que se produce en la Seguridad Social. En total, el régimen de jubilación de los funcionarios contempla el pago mensual de casi 695.000 prestaciones.
Los funcionarios incluidos en el Régimen de Clases Pasivas, que cuentan con la posibilidad de jubilarse a los 60 años acreditando 30 años de cotización -salvo excepciones- llevan ya un quinquenio de ventaja a la hora de jubilarse y cobrar sus pensiones a los boomers del sector privado. Su llegada al retiro se ha empezado a notar de forma muy importante en la factura final de las pensiones.
Reformas de las pensiones
La reforma de las pensiones que entró en vigor en 2013 y, en mucho menor medida, las penalizaciones y bonificaciones al retiro de la de el ministro José Luis Escrivá, comienzan a dar frutos. La edad media de jubilación ya es de 65 años, una excelente noticia que choca con un incontrolado aumento del gasto. Trabajar durante unos meses más para jubilarse un poco más tarde supone un pequeño respiro para un sistema en quiebra.
Desde el año 2013 se aplica un incremento progresivo del número de años que dan derecho al 100% de la base reguladora de la pensión. Para los trabajadores que accedan a la jubilación en 2023 serán necesarios al menos 36 años y 6 meses para percibir las pensión sin penalizaciones. A partir de 2027 se necesitarán 37 años cotizados.
Mientras, la reforma de Escrivá contempla importantes recortes para los que adelanten 23 ó 24 meses su jubilación. Esta reforma, insuficiente para afrontar el desembarco boomer, ofrece bonificaciones a los que prolonguen su vida laboral más allá de la edad legal de retiro.
La pensión media aumenta 100 euros
Los últimos datos sobre jubilaciones a los que ha tenido acceso THE OBJECTIVE, muestran que las altas de retiro hasta mayo ya se producen a los 65 años. Esto supone un aumento de seis meses con respecto a 2019. Hasta 50.000 trabajadores se jubilaron antes de los 65 entre enero y mayo y 87.400, después de esa edad. Un aspecto clave, pero insuficiente, para contener la nómina de las pensiones.
La pensión media ya se sitúa en 1.195 euros a mes de junio, 100 euros más que en enero de 2020. Son precisamente los pensionistas con edades entre 65 y 69 años los que más cobran de media, cerca de 1.450 euros.
El gasto en pensiones contributivas supone en este momento el 11,7 % del Producto Interior Bruto (PIB), un porcentaje que podría acabar cerca del 15% a final de año. Tres cuartas partes de la nómina de pensiones contributivas -en torno a 8.700 millones- va a parar al pago de las pensiones de jubilación. Por su parte, las de viudedad reciben casi 2.000 millones. Hay más de 10 millones de pensiones contributivas, que aumentan a un ritmo del 1%.