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Capital sin reservas

La espantada de Calviño y el próximo cochero de Sánchez

El líder socialista ha prometido a la vicepresidenta que si fracasa su candidatura al BEI, será propuesta como comisaria en Bruselas tras las elecciones europeas de junio

La espantada de Calviño y el próximo cochero de Sánchez

Nadia Calviño, vicepresidenta primera del Gobierno y ministra de Economía en funciones | Europa Press

La economía, una vez más, ha sido determinante, claro que sí, en el endiablado resultado electoral del pasado 23 de julio. En esta ocasión su trascendencia debe entenderse en la omisión de un debate profundo que permitiese abordar los claroscuros de unas finanzas pública cogidas con alfileres, pero cuyos efectos más perversos no han llegado todavía a provocar la sensación de desamparo social que define el estado de situación de una profunda crisis económica. Las medidas paliativas adoptadas por el Gobierno han servido de placebo para impedir la más odiosa comparación con el legado de Zapatero y el Partido Popular, exultante tras la goleada previa cosechada en los comicios autonómicos y locales del 28 de mayo, decidió que la derogación del sanchismo caería como fruta madura sin necesidad de reparar en lo que verdaderamente atañe al bolsillo de los ciudadanos.

El manifiesto conservadurismo ejercido durante toda la campaña por aquellos que vendieron la piel del oso antes de cazarlo impidió una confrontación a cara de perro sobre cualquiera de las grandes cuestiones que pudieran ensombrecer los pronósticos de las encuestas. Comprobada la aversión de Feijóo a recibir el más mínimo golpe en un combate que se suponía ganado por KO técnico, el PSOE se dispuso a sacar todo el músculo nutrido a base de los múltiples y diversos esteroides y anabolizantes que han estado dopando la economía nacional como eje de lo que se ha dado en llamar el manual de resistencia de Pedro Sánchez. Ahora se entiende perfectamente el extravagante afán del jefe del Ejecutivo por echar toda la carne en el asador de su imponderable gestión pública mirándose al ombligo con sus diferentes ministros y ministras económicas ante sus fieles parroquianos en la sede de Ferraz.

«La consecuencia de tan pobre oposición no es otra que la exaltación de una economía de mírame y no me toques»

Nadia Calviño se hizo fuerte desde su perfumado rincón de vicepresidenta y no tuvo el más mínimo rubor en desafiar en un cara a cara a su eventual contrincante, a sabiendas de que el presidente de los populares ni por asomo iba a consentir que nadie de Génova recogiera el guante tendido. El PSOE fue así ganando puntos ante la incomparecencia de un rival cuya clamorosa dejación ha permitido al Gobierno exhibirse en la autocomplacencia de un cuadro macro disfrazado de lagarterana que Feijóo fue incapaz de desenmascarar con su relato cargado de lugares comunes y cimentado en datos no del todo fiables. La consecuencia de tan pobre oposición no es otra que la exaltación de una economía de mírame y no me toques que sólo ahora, después de tres largos años, acaba de recuperar, por fin, los niveles productivos anteriores a la pandemia.

Calviño se mira en el espejo de Vestager, su gran rival en Europa

Como si fuera una DANA de la Aemet, el porvenir de las finanzas públicas figura, no obstante, en alerta roja a tenor de los partes meteorológicos que difunden regularmente las más prestigiosas casas de análisis económico. A buen seguro que ese mismo pronóstico indujo también al adelanto electoral de julio porque la vicepresidenta venía desde hace tiempo consolando en privado a su jefe, haciéndole ver que, en el peor de los casos, una presunta derrota en las urnas trasladaría al Partido Popular toda la carga de la prueba en la más que difícil gestión de la crisis que se avecina. Por si las moscas la propia Nadia Calviño no ha querido dar puntada sin hilo y ha aprovechado su actual ministerio en funciones para labrarse un futuro allende las fronteras, ya sea como presidenta del Banco Europeo de Inversiones (BEI) o, en su defecto, como próxima comisaria europea en representación de España.

La máxima responsable de la política económica ha demostrado no tener abuela a la hora de presentarse como ilustre candidata para dirigir el brazo financiero de la Unión Europea con sede en Luxemburgo. Calviño se ha postulado para el cargo como la mejor del mundo mundial aunque sabe mejor que nadie que lleva todas las de perder en su pulso con Margrethe Vestager, la candidata danesa adornada por un historial de bastantes más quilates, gracias principalmente a su labor de casi una década como sheriff de la Competencia en Bruselas. Vestager es el espejo donde realmente se mira Calviño, quien viene preparando su espantada desde hace tiempo y cuya mayor ilusión como tecnócrata profesional no es tanto tomar las riendas del mayor prestamista multilateral del mundo sino sustituir a su oponente en el futuro colegio de comisarios a partir de las elecciones al Parlamento Europeo que se celebrarán en junio de 2024.

«José Luis Escrivá es el mejor colocado para sustituir a Nadia Calviño en el Ministerio de Economía y actuar como fuerza de choque frente a Yolanda Díaz»

Sánchez le ha prometido a Calviño que si consigue renovar el alquiler para otros cuatro años en el Palacio de la Moncloa, ella tomará a buen seguro el reemplazo de Josep Borrell como abanderada española en el futuro Ejecutivo de la Unión Europea, a poder ser como jefa de Competencia. De esta forma la opción del BEI no es más que el trampolín de lanzamiento para reforzar la puesta en valor de la ministra de Economía ante las principales cancillerías de los diferentes Estados miembros en una operación que permitiría ordenar también el traspaso de poderes en beneficio de José Luis Escrivá. El titular de la Seguridad Social constituye la salida natural del Gobierno socialista para asumir el timón de la política económica ante los intempestivos tiempos que se avecinan y no son pocos los agentes económicos; grandes empresarios y líderes sindicales, que intentan cuadrar sus agendas para rendir las primeras pleitesías en esta rentrée del curso político. 

Sucedáneo de amnistía a la catalana con otra reforma del código penal

Escrivá se frota las manos con una expectativa de destino que colmaría sus mayores ambiciones profesionales y para la que se siente mejor preparado que nadie (e incluso que Nadia). El ministro, que ya se deja ver hasta en el Palco de Honor del Nuevo Bernabéu, goza de ese pedigrí neoliberal con el que se engañan en Bruselas y es también un mago en el manejo de la flamante ciencia estadística que permite mentir con cifras a la hora de difundir las principales variables de la actividad económica. Si acaso su principal hándicap vendrá derivado de esa arrogancia pertinaz como académico distinguido y que puede generarle más de un disgusto en su primordial labor de contrapeso frente a Yolanda Díaz, quien está llamada a convertirse en el caballo de Troya de cualquier programa de saneamiento y reforma económica.

Para Sánchez no existe ningún otro perfil que garantice el control de las relaciones económicas a nivel internacional. A fin de cuentas la vicepresidencia que ostenta Calviño no es más que una especie de quinta columna al servicio de la Comisión Europea y de esos grandes organismos supranacionales y agencias de rating de las que depende la imagen exterior del Gobierno. Escrivá ha acreditado con la reestructuración del sistema público de pensiones que es capaz de sostener las bridas de las finanzas públicas ante las autoridades comunitarias. Es, por tanto, la mejor solución que puede encontrar el truchimán del PSOE mientras pacta con los independentistas la nueva España descuartizada que tomará carta de naturaleza aliviando el Código Penal con una amnistía sintética a la catalana. Con ello el poder está asegurado y solo falta encajar la situación económica en la hoja de ruta de Bruselas. Nada mejor para lo cual que un buen cochero como Escrivá. 

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