Los españoles bajan la deuda en hipotecas a mínimos de 2006 por el alud de amortizaciones
En los últimos 12 meses el saldo de los préstamos para la vivienda se reduce un 3,6% y baja del medio billón de euros
Las familias están aprovechando el ciclo de tipos de interés elevados para reducir de manera significativa la deuda de sus hipotecas. Hasta tal punto que el saldo ha bajado del medio billón de euros por primera vez desde 2006, según los datos recopilados por THE OBJECTIVE. En concreto, desde mayo de dicho ejercicio los hogares no debían tan poco a la banca por dichas operaciones crediticias y el importe no estaba por debajo de ese umbral.
Los préstamos para la vivienda, que incluyen tanto compra como rehabilitación, se situaron en julio en 499.922 millones de euros, tras descender en 12 meses un 3,16%. Una merma que se ha producido principalmente por aumento de las amortizaciones tanto ordinarias como especiales y las cancelaciones de contratos para evitar el coste de la subida del euríbor. También está influyendo la fuerte disminución de la nueva actividad por el encarecimiento de los créditos y la inestabilidad política.
Con este recorte el endeudamiento en hipotecas de los ciudadanos apenas representa ya el 37,2% sobre el Producto Interior Bruto (PIB), uno de los parámetros que preocupó a expertos y a inversores durante la época del boom inmobiliario por su alto nivel. Hay que tener en cuenta que en 2010 superaba el 60%.
Más cancelaciones de hipotecas que nuevas operaciones
El alza del euríbor en el último año y medio ha llevado a muchas familias a ser cautas y devolver antes de tiempo el dinero que habían solicitado para adquirir sus viviendas. Y en muchos casos a anular por completo las hipotecas que tenían formalizadas, apoyadas por el ahorro acumulado durante la pandemia. De hecho, las cancelaciones de préstamos para la vivienda van a superar a las nuevas contrataciones este mismo año, según las previsiones del mercado.
Solo en los cuatro primeros meses del ejercicio 2023, según los últimos datos disponibles de la Asociación Hipotecaria Española (AHE), se habían dado de baja 207.373 hipotecas, frente a las 178.515 que se habían constituido.
La merma de la deuda hipotecaria ha roto así la tendencia alcista que se vio favorecida por la pandemia y por el mini boom registrado en el sector inmobiliario. Entre julio de 2021 y julio de 2022, el saldo de este tipo de préstamos por parte de las familias experimentó un avance del 1,3%, según los datos del Banco de España.
Los bancos son conscientes del entorno en que se mueven y pronostican un fuerte descenso de saldo de hipotecas, ya que además de las amortizaciones y cancelaciones de deuda, la nueva actividad se está desplomando. Algunas entidades estiman que el importe de las nuevas operaciones caerá entre un 20 y un 35% este año con respecto a 2022. Desde el sector apuntan a que este hundimiento es relativo, ya que en el pasado año la actividad se anotó récords desde hace mucho tiempo.
Asimismo, los bancos están siendo más cautelosos a la hora de conceder préstamos y están restringiendo todo lo posible las hipotecas con mayor riesgo, es decir, aquellas que necesitan una financiación por encima del 80% del valor de la tasación del inmueble.
La cuantía que deben los ciudadanos a los bancos por la compra de sus pisos en la actualidad contrasta significativamente con la de 2010, cuando alcanzó sus máximos históricos en los últimos coletazos de la burbuja tras el estallido de la crisis en 2008 con la quiebra de Lehman Brothers. En aquel momento, las familias tenían hipotecas que alcanzaban los 655.000 millones.
La subida de tipos, a diferencia de lo que ocurrió hace algo más de un decenio, no está provocando estragos pese al encarecimiento de las cuotas. La morosidad del sistema sigue estando controlada. Hasta la fecha, la inmensa mayoría de ciudadanos puede afrontar la carestía de us hipotecas. Los expertos y el sector, sin embargo, anticipan un aumento en los problema de pago a partir de ahora, aunque no será muy generalizado.
Las entidades prevén un ligero ascenso en las insolvencias este otoño, pero descartan que vaya a haber una ola de las mismas. Y menos en el segmento de los préstamos para vivienda, ya que son los últimos que se dejan de pagar. En primer lugar, el avance de la dudosidad se registrará en los créditos al consumo.