José Ignacio Conde-Ruiz: «Si la reforma de las pensiones falla habrá subidas de impuestos»
El economista advierte: «O adaptamos el sistema de pensiones a la nueva longevidad o no habrá recursos para los jóvenes»
José Ignacio Conde-Ruiz, economista y subdirector de Fedea.
En España, votamos todos pero se benefician los más mayores. Esta es una de las muchas lecturas que puede hacerse de La juventud atracada: cómo un electorado envejecido cercena el futuro de los jóvenes (Atalaya), el último libro del economista Catedrático de la Universidad Complutense y subdirector de la Fundación de Estudios de Economía Aplicada (FEDEA) José Ignacio Conde-Ruiz, quien ha retratado el funcionamiento de un país en el que a día de hoy se hipotecan las opciones de los más jóvenes para satisfacer a la parte del electorado más envejecida pero mayoritaria a la hora de acudir a las urnas. Si el actual sistema resiste, habrá que rediseñar las propuestas a contrarreloj, sabiendo demasiado tarde que debíamos haber empezado hace tiempo.
El título de la obra -explica el autor- sirve a modo de provocación «para no dejar a nadie indiferente», pero refleja fielmente a dónde lleva primar a una parte de la sociedad por encima de la otra. La demografía siempre ha tenido un papel esencial a la hora de predecir los resultados económicos, pero no es menos importante el que tiene en las propuestas electorales de los dirigentes cuando se acercan los periodos electorales. Conde-Ruiz bromea diciendo que quien recorte el sistema de las pensiones está condenado a perder las elecciones y añade que el precio a pagar es una menor «atención los jóvenes dentro del Estado de bienestar y el gasto público porque cada vez representan menos del sufragio electoral y por lo tanto los políticos les prestan menos atención».
El libro ha sido escrito de la mano de su hija Carlota, de 20 años, que según su padre ha actuado a modo de editora con el objetivo de bajar o hacer comprensibles para todos los públicos algunos de los conceptos que ha tratado de explicar y que, aunque muchas veces se pase de largo sobre ellos, representan uno de los grandes desafíos para la sostenibilidad del futuro español. El economista no se deja derrotar por el pesimismo. Responde que la cuestión de las pensiones, de la que es experto, representa un continuo ajuste a lo largo de la historia de España y afirma que está seguro de que su hija cobrará una, aunque pide comprender que será muy distinta a la que reciben en la actualidad los mayores, en especial porque predice que se adaptarán a la nueva longevidad para que «sea pagable por las futuras generaciones».
«No adaptarnos a la nueva longevidad será a costa de que el aumento del margen fiscal
no vaya a políticas que benefician a los jóvenes, al crecimiento de la economía o a la productividad. No es nuevo que haya que ir reformando el sistema de pensiones: se hace para hacerlo pagable para las futuras generaciones», explican. De no hacerlo, recuerda que puede que los ciudadanos de mayor edad tengan la capacidad de decantarse por uno u otro candidato según sus propuestas, pero que los jóvenes, sin embargo, «pueden votar con los pies»: «Tú les pones un entorno donde no si no se pueden desarrollar profesional y personalmente y tienen al lado otro país que sí que se lo está permitiendo, pues se irán».
El modelo Escrivá: demasiado optimista
En la actualidad, se encuentra en vigor el ‘modelo Escrivá’ de las pensiones. La reforma ha cumplido seis meses recientemente y aún no se conocen todos los efectos a largo plazo. Los puntos más importantes son un cambio en el periodo de cómputo, el destope de las pensiones máximas o un nuevo mecanismo de intergeneracionalidad. En los últimos días los medios de comunicación han conocido que la sostenibilidad de este modelo depende de una tasa de desempleo del 5,5% entre el periodo de 2050 y 2060 (en 2022 cerró en el 13%), un crecimiento constante hasta entonces del 2% del PIB (la Airef estima que será del 1,1%) y una reducción en la esperanza de vida media de los ciudadanos; unas estimaciones que Ruiz-Conde considera «demasiado optimistas» y que provocarán un aumento en el gasto.
Vayamos por partes con su análisis. En lo referente al desempleo, afirma que en un primer vistazo las estimaciones del ministro podrían tener sentido bajo la premisa de que al reducirse la gente en edad de trabajar -fruto del envejecimiento de la sociedad y las bajas tasas de natalidad- será más sencillo llegar a los datos del conocido como pleno empleo. Sin embargo, reprende que la falta de inversiones en educación o en otras políticas que mejoren la productividad y la empleabilidad ante el cambio tecnológico que enfrentamos puede poner en jaque esta posibilidad. «Para que eso ocurra tienes que tener una buena formación, cosa que no está ocurriendo porque mientras el gasto en pensiones ha aumentado cinco puntos de PIB, el de la educación ha caído en dos décimas y con el cambio tecnológico la educación va a ser lo más importante. Por tanto, para que eso ocurra, él -Escrivá- tiene que estar pensando que se va a mejorar mucho la educación, ¿pero de dónde va a sacar los recursos?», sostiene.
En lo referente al PIB, considera que regresa ese exceso de optimismo del ministro de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones al coger los datos de los últimos 40 años para hacer su proyección de cara al futuro. En esos años -recuerda- era mucho más sencillo conseguir el crecimiento gracias a la incorporación de las cohortes más grandes al mercado laboral, había un dividendo demográfico muy positivo y era más fácil crecer. «Con el envejecimiento va a ser más complicado creer porque ahora no tienes la facilidad de crecer simplemente incorporando trabajadores porque ya sabemos que los que se van a incorporar van a ser menos y para crecer tienes que aumentar la productividad y para ello tienes que priorizar las políticas hacia los jóvenes, ¿pero dónde están las medidas que permiten hacer eso?».
Si hablamos de la previsión sobre la esperanza de vida de los ciudadanos españoles, Conde-Ruiz recuerda que los datos de Eurostat y el propio Instituto Nacional de Estadística prevén un aumento mayor en la esperanza de vida de los ciudadanos. En definitiva “El escenario macro y demográfico que ha presentado Escrivá no parecen muy creíbles. Es demasiado optimista, y si no se cumple, va a subir impuestos».
«La estrategia actual de subir las cotizaciones sociales sine die para poder pagar las pensiones me parece una locura porque estás subiendo el coste laboral e impones que todo el margen fiscal vaya a pensiones cuando lo más razonable sería adaptar el sistema de pensiones a la nueva longevidad y liberar recursos para poderlos destinar a los jóvenes, a educación, lucha contra el cambio climático, emancipación, vivienda, lucha contra la pobreza infantil», recrimina.
Una receta para las pensiones
José Ignacio Conde-Ruiz es un experto en la materia y en 2013 fue parte del Comité de Expertos encargado de desarrollar del Factor de Sostenibilidad de las pensiones y también ha trabajado en la Oficina Económica del Presidente del Gobierno como Director General de Política Económica (2008-2010) y como Consultor Externo del Banco Mundial. Por ello, THE OBJECTIVE le ha pedido conocer cuál sería su propia receta para resolver los problemas. Admite que ojalá se hubieran puesto soluciones desde ya, pero cree que aún se está a tiempo, aunque con el paso de los años, cuando se emprenda, será «mucho más dramático, miraremos hacia atrás y nos arrepentiremos del tiempo perdido».
Su primera medida consiste en volver a introducir un factor de sostenibilidad que introduzca cambios en las pensiones o en los parámetros que las determinan si aumenta la esperanza de vida a partir de los 65 años. Es clave adaptar el sistema de pensiones a la nueva longevidad, y recuerda que ya no es posible percibir la misma generosidad de la pensión que nuestros abuelos, o padres, porque vivimos mucho más tiempo que ellos una vez alcanzada la edad de jubilación. Además, cree que se debería recuperar las sendas reformistas emprendidas por los gobiernos de González, Aznar y Zapatero, que modificaron el cómputo del cobro de la pensión con el objetivo de hacer el sistema sostenible para el futuro. Su plan propondría tener en cuenta toda la vida laboral -«algo que proponía el ministro antes de llegar al Gobierno«- y recuperaría el factor de sostenibilidad de la reforma de 2013 y que los sindicatos y los empresarios se comprometieron a hacer dentro del Dialogo Social en la reforma que hiciera el Ejecutivo de José Luís Rodríguez Zapatero.
También considera que los ciudadanos españoles deberían poder elegir cómo abandonan el mercado laboral y recrimina que el sistema actual no tiene sentido: «Cuando mi padre se jubiló, pasó de trabajar toda la semana y un día cumplió la edad de jubilación, se levantó por la mañana y ya no pudo trabajar. Es una cosa absurda». Valora la posibilidad de permitir una retirada lenta de este mercado, adaptando a los deseos del trabajador su marcha con paulatinas reducciones de jornadas hasta llegar a la retirada definitiva. «La jubilación tienen que ser flexible, gradual y compatible con el salario. Y por supuesto tener en cuenta si la penosidad del trabajo realizado es grande o la salud del trabajador no es buena, se debería tener una salida del mercado de trabajo más favorable».
De cara al futuro, espera que se atiendan a las necesidades de una población cada vez más mayor, pero, al mismo tiempo, no dejar de lado a los más jóvenes, el futuro del país. Reclama inversiones en vivienda, en educación, emancipación, apoyo a la familia y pobreza infantil y en medidas contra el cambio climático. Planes que, de no tomarse hoy por destinar todos los recursos a cuestiones cortoplacistas, mañana provocarán que quienes hoy padecen la ausencia de medios tengan que enfrentarse a un mundo que no les ofrece nuevas posibilidades. Una juventud atracada de presente y sobre todo de futuro.
