El Congreso acoge expertos que piden debatir el decrecimiento en favor del medio ambiente
Un especialista aseguró que en los países más ricos que España «les da igual ganar entre 100.000 euros y 300.000»
El pasado viernes tuvo lugar en el Congreso de los Diputados unas jornadas de la Asociación de Exdiputados y Exsenadores de las Cortes Generales. La jornada estaba enfocada de cara a la próxima COP 28 del clima que comenzará este jueves en Dubai (Emiratos Árabes). Para ello se organizó en la sala Ernest Lluch un coloquio con varios expertos en medioambiente. Allí, y en pleno debate, irrumpió la idea del decrecimiento económico como herramienta para atajar la emergencia climática tras una pregunta de una asistente.
La teoría del decrecimiento económico está siendo apoyada cada vez más por algunos sectores concretos. Muchos autores han escrito acerca de ella. Uno de ellos es Jason Hickel, de la universidad de Londres. «Según se agrava la emergencia climática y disminuyen los presupuestos para neutralizar la producción de dióxido de carbono reclamados por el Acuerdo de París, los científicos y ecologistas apuntan al crecimiento económico como un motivo de preocupación. El crecimiento impulsa la demanda de energía y hace que sea significativamente más difícil -y muy probablemente inviable- que los países lleven a cabo la transición a las energías limpias a un paso suficientemente rápido como para evitar niveles de calentamiento global potencialmente catastróficos«.
Durante el coloquio, donde habían catedráticos, doctores e ingenieros, una representante de Siemens Energy aseguró desde la tribuna del público que en su industria se busca el equilibrio energético basándose en vértices, como la seguridad y la productividad, que es el objetivo que tienen en su profesión. «En muchos casos vemos que se asocia el decrecimiento a conseguir esos objetivos. También hay algunas otras tendencias que aseguran que hay un desacople entre el PIB y el Co2 que se dio durante los años ochenta, y que en España se produjo a principios de siglo XXI». Tras esa breve introducción, la asistente lanzó una pregunta: «Me gustaría saber cuál es vuestra opinión acerca de esto y si apostáis -o no- por el decrecimiento para conseguir los objetivos».
Uno de los cuatro que se encontraba en la mesa, que es catedrático en Ecología por la Universidad Autónoma de Madrid (UAM), alzó la voz para decir que «el próximo tema a tratar debe ser el decrecimiento porque es un elemento de debate muy interesante». Por otro lado se preguntó si «se puede crecer solo con recursos renovables». Una pregunta para la que encontró una respuesta que dejó todo abierto: «Quizá».
Por último replicó con una frase donde justificó ese decrecimiento económico: «Lo que está claro es que la calidad de vida no está ligada al crecimiento y para ello tendremos que apostar por querer mayor calidad de vida, a ser posible con menos consumo de recursos. Ese debería ser el objetivo. Que eso implique crecer o no tendríamos que verlo y ahí ya hay partidarios y contrarios».
Por otro lado, la segunda ponente de la mesa, que era una ingeniera agrónoma de la Universidad Politécnica de Madrid, aseguró que «el desacoplamiento entre el PIB y el medioambiente existe porque sí está desacoplado. De hecho se estudia. Se ve clarísimamente en países que son mucho más ricos que nosotros donde hay ese desacoplamiento en las cifras agregadas y en los objetivos de la población. A la gente ya no le interesa ganar entre 100.000 y 200.000 o 300.000 euros porque eso es prácticamente lo que gana un profesor de primaria, que son 200.000 euros en Dinamarca. Tienen otros objetivos«. El tercero que participó en el debate compartió estos razonamientos y el cuarto no comentó el tema porque lo desconocía.
La última cumbre del clima
En la última COP27, que tuvo lugar en Egipto, se cerraron cinco acuerdos. En primer lugar un plan para proporcionar financiación por pérdidas y daños a los países vulnerables afectados por inundaciones, sequías y otras catástrofes climáticas. En segundo lugar, reafirmaron su compromiso de limitar el aumento de la temperatura global a 1,5 grados por encima de los niveles preindustriales. En tercer y cuarto lugar, se exigieron responsabilidades a empresas e instituciones y movilizar más ayuda financiera para los países en desarrollo. Por último, se pidió pasar a la acción.
Durante el coloquio del pasado viernes, los expertos pidieron que esta cumbre del clima no fuese un número más (ya van 28). En la anterior COP se enfatizó la importancia de que la aplicación fuese «en todo el mundo, en todas partes y todos los días». Sin embargo, los especialistas que participaron ese día en el Congreso dejaron la puerta abierta a que se lograse un plan «sin unanimidad». La cumbre del clima de este año está llamada a generar un gran interés ya que será la primera vez que una petrolera la presida.