El Banco de España quiere una nueva 'limpia' en Unicaja
El regulador monitoriza al sustituto de Azuaga y desea remover como consejeros a Felipe Fernández y María Luisa Arjonilla
Unicaja Banco.
El Banco de España, en calidad de entidad delegada del Banco Central Europeo (BCE), está monitorizando con lupa la supervisión del cambio de ciclo en el seno de Unicaja. La labor de control está siendo desempeñada desde las más altas instancias de Cibeles, a cargo de la propia subgobernadora Margarita Delgado, quien vigila de cerca los trabajos que está ultimando la firma de head-hunter Spencer & Stuart, de cara a la nominación de los candidatos a la presidencia del banco que todavía desempeña Manuel Azuaga.
Pero además de la designación de un nuevo chairman sin poder ejecutivo y que aporte un renovado talante institucional como cabeza visible del quinto banco del país, los reguladores han expuesto su deseo de pasar página a una de las historias más truculentas en el proceso reciente de consolidación del sistema financiero. Para ello el objetivo del Banco de España no es otro que propiciar la composición de un nuevo consejo de administración que no ofrezca ninguna reminiscencia del pasado reciente y evite que se despierten viejos fantasmas en el accionariado de Unicaja.
La guerra intestina librada por los dos bloques antagónicos de Unicaja y Liberbank, malagueños contra asturianos, se ha prolongado durante un periodo de dos años largos y ha dejado muy mal sabor de boca dentro del grupo supervisor del BCE en el que participan también altos responsables de la inspección del Banco de España. Para unos y otros es fundamental que el banco combinado emprenda una labor de cohesión interna desde las más altas instancias de gobierno corporativo de manera que los inversores no tengan la más mínima duda acerca de la rentabilidad que ofrece el proyecto encabezado por su flamante consejero delegado, Isidro Rubiales.
El Banco de España no quiere testigos
El deseo de los supervisores consiste en sustituir no solo a Azuaga, sino también a los otros ‘supervivientes’ de la batalla interna que todavía permanecen como testigos dentro del consejo de administración. Se trata del representante de la Fundación bancaria Cajastur, Felipe Fernández, que ejerce su puesto de administrador en calidad de dominical y de María Luisa Arjonilla, consejera independiente pero muy vinculada al todavía presidente de Unicaja.
Felipe Fernández es el último ‘mohicano’ que todavía mantiene Liberbank en el máximo órgano de gobierno del banco andaluz y no parece muy por la labor de pasar de nuevo por un proceso de evaluación que ponga a prueba su idoneidad como consejero. No se descarta, en definitiva, que la Fundación Cajastur cambie de manera voluntaria a su delegado en Unicaja de cara a la junta general ordinaria que se celebrará previsiblemente dentro del primer trimestre de este año.
En el caso de María Luisa Arjonilla, la salida de Azuaga puede propiciar también la marcha de la persona que ha actuado como leal colaboradora y más importante ‘paño de lágrimas’ del presidente en su pulso con el bloque asturiano de Liberbank. Arjonilla ha votado de forma permanente todas y cada una de las propuestas formuladas estos años atrás por Azuaga, inclusive aquellas en las que el presidente se había quedado totalmente enfrentado al resto del consejo.
José Sevilla, máximo candidato a nuevo presidente
La vacante de Arjonilla permitiría además incorporar un nuevo independiente que lógicamente sería consensuado con el futuro titular del consejo, un cargo para el que suena con fuerza el nombre de José Sevilla, mano derecha de José Ignacio Goirigolzarri en Bankia donde tuvo que abandonar el cargo de consejero delegado a raíz de la fusión con CaixaBank. Otro aspirante es Antonio Carrascosa, quien tiene el hándicap de formar parte actualmente del máximo órgano de gobierno de Unicaja en calidad de independiente.
El Banco de España tiene el propósito de apoyar la candidatura de un presidente foráneo, lo que reduce las opciones del que fuera director del FROB y hombre de confianza del entonces ministro de Economía y actual vicepresidente del BCE, Luis de Guindos. Junto a Sevilla y Carrascosa se manejan también algunos ‘tapados’ que cumplen a la perfección los requisitos para el cargo, entre los que destaca el antiguo socio de Deloitte responsable del sector financiero, Francisco Celma.
