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Un grupo de ecologistas se organiza a favor de la energía nuclear y hace frente a Greenpeace

«Somos la única asociación que ve en la nuclear una alternativa necesaria para la transición energética»

Un grupo de ecologistas se organiza a favor de la energía nuclear y hace frente a Greenpeace

Los fundadores Marc Altés y Guillem Sanchis. | Econuclear

Operador Nuclear, Instructor Nuclear, The Good Mafo… cada vez más voces están haciendo frente al discurso a favor del cierre programado de la energía nuclear en nuestro país. A estos se les une ahora una primera asociación de ecologistas que busca reventar el paradigma contra esta tecnología en España. Dos catalanes, Marc Altés y Guillem Sanchis, crearon hace unos meses Econuclear, una organización verde a la que ya pertenecen varias decenas de personas y que trata de romper con el monopolio que atesora Greenpeace.

La semilla de este movimiento surgió en Cataluña, el territorio que más reactores nucleares reúne en toda la península y al mismo tiempo donde más oposición existe contra estos. «Veíamos que el cierre nuclear estaba llegando y no había ninguna respuesta contundente por parte del sector. Vimos que la única manera para abarcar este tema era fundando una organización totalmente independiente», comenta Marc Altés, que es ingeniero nuclear y trabaja en una consultora energética, en una llamada con THE OBJECTIVE.

Aunque la asociación todavía no tiene ingresos -asunto que lamentan- sostienen que están creciendo «muy rápido». Altés define así a la organización: «Somos la única asociación que ve en la nuclear una alternativa necesaria para la transición energética. Ahora mismo nos estamos centrando en detener el cierre nuclear, que es el tema que más nos apremia, porque a nivel medioambiental será un desastre». Sin embargo, sus luchas también se extienden a otros frentes, como su apoyo a los organismos mutados biológicamente (es decir, los cultivos transgénicos) y su rechazo frontal a la teoría del decrecimiento (perder calidad de vida para ayudar al ecosistema).

Movimiento apolítico

La nueva asociación verde no quiere estar vinculada a ningún partido político para que el movimiento sea transversal. «No importa ni la ideología, ni el color. Dentro no tenemos perfiles concretos. Queremos romper de una vez que se asocie la defensa de la energía nuclear con la política. No tiene ningún sentido. Ni la nuclear es de derechas ni las renovables son de izquierdas. Es una tontería. Supongo que en España, como el programa nuclear se desarrolló durante el franquismo, haya gente gente que todavía lo relacione con esa etapa», sentencia Altés.

Además, desde la asociación remarcan que no solo hay personas ligadas al mundo energético. «Lo que buscamos es que esto sea lo más amplio posible. Por ejemplo, una mujer -que actualmente colabora con nosotros- trabaja en temas de medicina nuclear, utilizando la radiación».

Las eléctricas se desmarcan

El lobby de la nuclear (integrado por las grandes energéticas españolas, como Endesa e Iberdrola) se han desmarcado de este movimiento. Cada eléctrica tiene estrategias e intereses distintos, además de encontrase ahora con imprevistos, como el aumento por parte del Gobierno de las tasas en la gestión de los residuos nucleares, que pretenden recurrir en los tribunales.

Por otro lado, desde la asociación subrayan que con el fin de la nuclear en España, nuestro país dependerá de las compras extranjeras del gas (a través de los gasoductos y los metaneros). Un hidrocarburo que contamina y cuyo coste es mucho mayor porque se tiene que importar desde el extranjero.

Altés defiende la apuesta por los pequeños reactores modulares (conocidos como SMR). «Es más compacto que las tradicionales centrales nucleares y permiten construirse en una fábrica -ganando producción en cadena- y después trasladarlo en un camión hasta el lugar que se haya elegido. Puede llegar a generar como máximo 300 megavatios hora, aunque la variedad de estos es inmensa». Sobre la futura fusión nuclear, el activista aún cree que es demasiado incipiente y que no llega a transición energética.

Mientras tanto, la asociación ya está abriendo sus vínculos con otros países. «Nos comunicamos a diario con otras organizaciones internacionales. Con los portugueses tenemos una muy buena relación. Además de ser personas muy proactivas, a nivel energético estamos totalmente entrelazados. Portugal tiene mucha energía renovable, pero al mismo tiempo también es dependiente de la red española por las interconexiones. La política energética de España afecta de forma directa a Portugal. Dentro del ‘ecopostureo’ que también tienen allí solo se habla de la energía renovable, pero lo que no dicen es que parte de su energía también es nuclear porque viene desde aquí. Lo vemos como una lucha común. Estamos todos en el mismo barco», apunta Altés.

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