La realidad de la batalla del campo: autónomos, 42.000 euros de renta y 26 hectáreas de media
Los agricultores piden cambios en la normativa medioambiental, más flexibilidad de la PAC y ayudas por la sequía
El campo vive de explotaciones muy pequeñas, con una escasa rentabilidad, casi siempre trabajadas por sus propios dueños y ahogados por la subida de costes. La realidad de los agricultores españoles es muy diferente a la de los grandes terratenientes con los que algunos medios cercanos al Gobierno han intentado equiparar a los manifestantes que esta semana se han echado a la calle reclamando a la UE, al Ejecutivo y a las autonomías un plan de choque y medidas urgentes para garantizar la supervivencia del sector.
Las protestas —en las que los agricultores se han desvinculado de cualquier partido o grupo político— han ido más allá de la exigencia histórica sobre los precios en origen. Piden soluciones integrales como flexibilizar la normativa medioambiental y cambiar la Política Agraria Común (PAC), además de ayudas por la sequía. Denuncian también una excesiva dependencia de productos de fuera del continente donde no existen los mismos controles ni la regulación a las que ellos deben someterse.
Los datos recopilados por THE OBJECTIVE de los últimos informes publicados por el Instituto Nacional de Estadísticas (INE) y el Ministerio de Agricultura reflejan que el campo está asfixiado porque sus márgenes cada vez son menores, un grave problema de modelo que pone en riesgo la regulación comunitaria y la fuerte subida del coste de los insumos. Un nuevo escenario que no puede afrontar un sector hipersegmentado como el agrario.
Censo agrario
Las cifras del último censo agrario del INE indican que en España habían 914.871 explotaciones agrícolas en 2020, un 7,6% menos que en el anterior recuento de 2009. De ellas, la gran mayoría tienen una dimensión económica muy reducida: el 49% (449.349 explotaciones) tienen una producción estándar total (PET) de menos de 8.000 euros, el 23% (212.284 explotaciones) tiene menos de 25.000, y el 18% (166.806 explotaciones) menos de 100.000. Apenas el 1,5% del sector tiene un peso económico superior a los 500.000 euros.
Los resultados de la Red Contable Agraria Nacional (RECAN) del año 2021 indican que la producción bruta total (PBT) fue de 104.042 euros por explotación. En este sentido, hay mucha diferencia en cuanto al tipo de actividad: mientras que los granívoros (porcinos y aves) llegan a los 548.272 euros por explotación, las que tienen predominio de olivar llegan a los 42.217 euros. El PBT es un indicador equivalente a producción que se utiliza en el mundo agrario.
Las cifras de la RECAN se basan en una encuesta armonizada en la Unión Europea y que se usa para realizar el diagnóstico del campo español en el marco del plan estratégico para la aplicación de la Política Agraria Común (PAC). Incluye más de 9.000 entrevistas que representan solo a las explotaciones que tienen una dimensión económica mayor a los 8.000 euros, por lo que el universo excluye a la mitad del sector, precisamente el que tiene una menor producción.
Valor neto añadido
Con todo, si seguimos utilizando el RECAN vemos que los costes totales alcanzaron un valor de 74.041 euros por explotación, que equivalen al 71 % de la producción bruta total. Hablamos de una encuesta de 2021, por lo que no se incluye el impacto de la subida de los costes energéticos y de los insumos que han disparado esta factura y que han obligado a muchas explotaciones a trabajar con márgenes casi insostenibles e incluso trabajar a pérdidas.
Sin embargo, incluso con estos datos de 2021 –los últimos disponibles– el valor añadido neto (VAN) del campo, que constituye la remuneración de todos los factores de producción utilizados, se fijó en 59.238 euros por explotación y la renta neta de explotación (RNE), que constituye la remuneración de los factores de producción propios utilizados en el proceso productivo, así como los riesgos empresariales (lo más parecido al beneficio de cada explotación) alcanzó los 42.057 euros de media. Una cifra que incluye las subvenciones corrientes netas (la mayoría de la PAC), que fueron de 12.245 euros por explotación.
Desde el punto de vista del tamaño, la gran mayoría de las explotaciones está lejos de obedecer a grandes extensiones de territorio. El censo agrario dice que la superficie media por explotación (superficie agrícola utilizable) fue de 26,37 hectáreas, con un aumento del 7,4% frente al año 2009, mientras que la encuesta RECAN sitúa este indicador en 44 hectáreas (sin incluir las pequeñas explotaciones) y en el caso de las explotaciones ganaderas, la media se sitúa en 40 cabezas.
Realidad del campo
Para que nos hagamos una idea de las pequeñas dimensiones de estas explotaciones medias, 44 hectáreas es el equivalente a la extensión de la Ciudad del Vaticano y representa un tercio de las 125 hectáreas que tiene el parque del Retiro de Madrid. Si consideramos al INE como referencia el tamaño es aún menor y se reduce hasta una quinta parte del emblemático jardín ubicado en el centro de la capital.
En cuanto al empleo del campo, la mano de obra en las explotaciones agrícolas se redujo un 7,7% en 2020 respecto al anterior censo agrario, hasta 851.405 personas. De ellas, 318.520 son titulares, 116.828 es familiar del titular, 378.392 son contratados y 37.665 son subcontratados, es decir que el 51% son autónomos y el resto es asalariado. Del mismo modo, la media de empleados de una explotación es de 1,8 trabajadores (unidades de trabajo al año) desmintiendo la máxima de que los agricultores tienen gran cantidad de empleados en sus explotaciones.
Los pequeños agricultores dados de alta como personas físicas (no como una sociedad) representan el 93% de las explotaciones, el 60% de la producción total y el 77% de la superficie agrícola utilizada y sus explotaciones son de menor dimensión física y económica que cuando el titular es persona jurídica. Gran parte de la superficie agraria útil (SAU) la trabajan pocas explotaciones –que son solo el 9% de las más grandes– y que con valores de PET (producción estándar total) por encima de los 100.000 euros absorben casi la mitad de SAU en España.