La venta de freidoras de aire se dispara un 20% tras subir el precio del aceite de oliva un 67%
Los fabricantes de estos pequeños electrodomésticos aprovechan la subida del precio del aceite para crecer
La inflación y los cambios sociales están produciendo modificaciones en la manera de consumir. Una cuestión que no solo se percibe a la hora de hacer la compra en el supermercado, también se aprecia en la demanda de bienes más duraderos como la tecnología y los electrodomésticos. En este contexto, y con el precio del aceite de oliva por las nubes –se ha incrementado un 5,3% en el último mes, un 67% en un año y un 191% desde enero de 2021–, a las frituras con este producto le han salido muchas alternativas culinarias como realizar más elaboraciones a la plancha o al vapor.
Sin embargo, hay un ‘ganador’ en esta situación de elevados precios del aceite. La irrupción como electrodoméstico de moda de las llamadas freidoras de aire amenaza con convertirse en uno de los grandes enemigos que dificulte un aumento en el consumo de aceite de oliva entre las familias españolas en un momento que experimenta meses de retrocesos. Una cuestión que ya tiene bajo la pista al sector olivarero, tal y como aseguran a THE OBJECTIVE. Y de hecho, ya se nota en las ventas de estos electrodomésticos.
Durante 2023, el sector de los pequeños electrodomésticos creció un 7,6% en 2023 en comparación con el año anterior, según El Barómetro de Gasto de Retail en España y publicado por NIQ junto con GfK. Dentro de este sector, los productos más innovadores y multifuncionales se han comportado mejor que la media del mercado. Tanto es así que, según este estudio, sus consumidores están dispuestos a pagar un precio premium por adquirirlos.
Entre ellos figuran las freidoras, con un incremento del 19,6%, impulsadas por las airfryer; las cafeteras expresso en un 10,6%, con el auge de las full automatic; los productos para el cuidado del cabello, con subidas del 9,6% en los secadores o del 9,1% en los moldeadores, así como también, las aspiradoras, con un alza del 7,5%, gracias al empuje de las tipo escoba versátiles.
Auge de las freidoras de aire
Este pequeño electrodoméstico lleva comercializándose en Europa desde hace algo más de diez años, pero no ha sido hasta hace relativamente poco cuando ha logrado hacerse un ‘hueco’ en los hogares españoles. De hecho, el auge de las freidoras de aire se ha disparado coincidiendo, por un lado, con el estallido de la guerra en Ucrania y la subida del precio del aceite de girasol y, por otro, en el último año y medio con la escalada del precio del aceite de oliva, tal y como aseguran a este diario fuentes del sector.
Tanto es así que muchas grandes cadenas de venta de electrodomésticos utilizan como reclamo para venderlas la descripción de ‘freidoras sin aceite/oil free’. Los fabricantes han intensificado la promoción de estos productos y han centrado los mensajes de marketing en dos cuestiones: que estas máquinas consumen muy poco o nada de aceite (con el ahorro de costes que esto supone con los precios del ‘oro líquido’ disparados) y que ayudan a alimentarse de una manera más saludable. Esto, unido al auge de las redes sociales, ha convertido a este producto en un auténtico fenómeno al estilo de lo que supusieron hace unos años los robots de cocina.
Compra por rotura
Al margen del boom en las ventas de estos pequeños electrodomésticos, la situación es distinta en los electrodomésticos tradicionales, de mayor tamaño y precio. Según los autores del informe, el gasto en estos productos tuvo una subida del 3%, durante el año pasado. «El Barómetro del Gasto en Retail de NIQ muestra que 2023 no fue un año fácil para el sector. Sin embargo, los distribuidores de productos de gran consumo, como los supermercados, también están sintiendo los efectos de la creciente competencia por los presupuestos de los consumidores», asegura Patricia Daimiel, directora general para Iberia de NIQ.
Los consumidores se centran cada vez más en sustituir los artículos defectuosos en lugar de adquirir otros nuevos en sus hogares o actualizar los que funcionan, según explican. Una decisión que «se debe a las bajas expectativas de ingresos, así como a la reducida propensión a comprar en los hogares, unidos a una cierta saturación de artículos tecnológicos, muy demandados durante la pandemia», explican.